En los últimos días de la administración de Andrés Manuel López Obrador, la relación entre México y Estados Unidos atraviesa una fase de tensión evidente. El reciente anuncio de una “pausa” en la relación con las embajadas de Estados Unidos y Canadá ha generado desconcierto. Sin embargo, más allá de estas posturas coyunturales de una administración que se aproxima a su fin, es fundamental analizar los retos estratégicos que ambos países deben abordar con miras a una relación más sólida y de largo plazo.
Existen tres áreas clave en las que México y Estados Unidos deben centrar su cooperación estratégica: la consolidación económica de América del Norte a través de la transición energética y la integración de las cadenas de suministro, la cooperación en la lucha contra el crimen organizado y el tráfico de fentanilo, y una estrategia a largo plazo para la gestión de la inmigración desde Centroamérica y América del Sur.
Consolidación económica de América del Norte: transición energética y cadenas de suministro
La región norteamericana enfrenta la necesidad de actualizar sus infraestructuras energéticas y avanzar en políticas que promuevan energías renovables. México, con su potencial en energía solar y eólica, juega un papel clave. Sin embargo, en los últimos seis años ha retrocedido en esta área. La electricidad mexicana es cara, sucia y escasa, lo que limita el crecimiento de industrias de alta tecnología. México tendría que modificar su política energética para fomentar la inversión privada y pública en fuentes renovables, vincular sus redes con las de Estados Unidos y crear una región de energía limpia, confiable y barata.
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Además, la reconfiguración de las cadenas de suministro a nivel mundial, impulsada por la pandemia y tensiones geopolíticas, subraya la necesidad de fortalecer la integración regional. México y Estados Unidos deben trabajar juntos para crear cadenas de valor resilientes y competitivas. Estados Unidos ha impulsado el fortalecimiento de sus industrias estratégicas, como los semiconductores, y México puede desempeñar un papel importante si ofrece condiciones propicias de seguridad a la inversión y energía confiable.
Cooperación en la lucha contra el crimen organizado y el flujo de fentanilo
El crimen organizado ha provocado más de 30 mil muertos al año en México desde 2018, y el tráfico de drogas, especialmente el fentanilo, ha causado cientos de miles de muertes en Estados Unidos. Ambos países deben avanzar hacia un acuerdo de seguridad más estructurado y profundo, como lo ha propuesto Eduardo Guerrero, que incluya coordinación de inteligencia, operaciones conjuntas y una estrategia binacional para atacar la producción y distribución de drogas.
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Asimismo, es crucial abordar las raíces sociales del problema en México, como la pobreza, la falta de oportunidades económicas y la corrupción, que alimentan la violencia y la impunidad del crimen organizado.
Estrategia a largo plazo para la gestión de la inmigración
Si bien la inmigración desde México ha disminuido, el número de migrantes de otras regiones ha aumentado considerablemente. Este fenómeno requiere no solo una respuesta humanitaria, sino también un enfoque estratégico que beneficie a toda la región. México y Estados Unidos deben crear un sistema migratorio justo y sostenible que respete los derechos humanos y aproveche el potencial económico de una mano de obra migrante bien integrada.
También es necesario promover el desarrollo en los países de origen para reducir los factores de expulsión, como la violencia y la falta de oportunidades, y así gestionar de manera efectiva los flujos migratorios.
Conclusión
A pesar de las tensiones actuales, la relación entre México y Estados Unidos tiene el potencial de evolucionar hacia una cooperación más estratégica. La transición energética, la lucha contra el crimen organizado y una estrategia migratoria a largo plazo son áreas clave para fortalecer lazos y enfrentar retos globales. Con México a punto de cambiar de gobierno y Estados Unidos en el mismo camino para 2025, ambos países podrían tener a mujeres como sus líderes, presentando una oportunidad de oro para recalibrar la relación y hacer apuestas a largo plazo por una América del Norte más competitiva y segura.
*Héctor Cárdenas Suárez es Doctor en Políticas Públicas por la Universidad de California en Berkeley, egresado de la maestría en Administración Pública de la École Nationale d’Administración de Francia y licenciado en Relaciones Internacionales por El Colegio de México. Es Miembro de la Junta Directiva de COMEXI, CEO de The Ergo Group y Profesor de Políticas Públicas en la Goldman School of Public Policy de la Universidad de California Berkeley.