Si bien quedan menos de dos meses, entre los nombramientos que faltan por anunciar en el gabinete de Claudia Sheinbaum aún están pendientes los correspondientes a quiénes encabezarán a PEMEX y CFE, los cuales cobran vital importancia pues darán señales de la forma en la que podría reorientarse y, en consecuencia, subsanarse, si esto es posible, el decepcionante legado que el presidente Andrés Manuel López Obrador deja en materia de transición energética.
Lo anterior no sólo da muestra del complejo jaloneo que se está dando entre Sheinbaum como presidenta electa y el presidente AMLO, también es una evidencia de la importancia que la próxima administración en México dará a la política energética en términos pragmáticos, ya que esto permitirá al país reiniciar el cumplimiento de las metas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que no se cumplieron durante el gobierno de López Obrador.
Desde el inicio del mandato de AMLO se minimizaron las acciones para fomentar el uso de energías renovables, cabe recordar que en enero de 2019, el gobierno mexicano canceló las subastas de electricidad a largo plazo, que constituían instrumentos para incentivar el aumento de la energía renovable para la producción de electricidad en México, además revirtió una decisión gubernamental anterior de retirar las centrales eléctricas de combustibles fósiles más antiguas y sucias. En 2020, la Secretaría de Energía de México publicó un proyecto de ley que detendría la inversión privada en energía renovable en el país, dando prioridad a las centrales eléctricas a base de combustibles fósiles.
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En lugar de invertir en energía renovable, con el gobierno de López Obrador México adquirió la refinería Deer Park ubicada en Estados Unidos y se construyó la de Dos Bocas, Tabasco, que por cierto inició producción oficialmente el pasado 3 de agosto. También, como respuesta a la crisis energética global derivada del conflicto entre Ucrania y Rusia, se continuó subsidiando el uso de combustibles fósiles en el transporte. Como parte del presupuesto federal para 2021 y 2022, más del 70% del presupuesto etiquetado como “efectos de mitigación y adaptación al cambio climático” fue reasignado a la infraestructura de transporte de gas fósil. Por si fuera poco, con las reformas a la Ley General de Cambio Climático en 2020 se eliminó el Fondo para el Cambio Climático y en 2021, el gobierno anunció la disolución del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático.
El retroceso que el presidente AMLO dio a las políticas relacionadas con la transición energética al priorizar el uso de combustibles fósiles y al desmantelar tanto políticas como instituciones relacionadas con la lucha contra el cambio climático, alejaron a México de los objetivos para reducir las emisiones de GEI que el país emite y con ello contribuir a mantener la temperatura del planeta a 1.5ºC establecido en el Acuerdo de París.
De hecho, las emisiones GEI del sector energético aumentaron un 34% entre 1990 y 2019, en sí, el sector de la energía mexicano es por sí solo responsable de dos terceras partes de todas las emisiones de México en 2019. Si bien México actualizó sus metas de Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (CDN) hacia 2030 para reducir las emisiones de GEI en noviembre de 2022, un análisis de éstas da como resultado niveles de emisiones más altos que los objetivos planteados en 2016. Inclusive se espera que casi un tercio de las emisiones proyectadas provengan del sector del transporte en 2030. Esto pone a México en una evidente violación de los compromisos al amparo del Acuerdo de París y de la Ley mexicana con los que el país se responsabilizó a mejorar sus propios objetivos en un tiempo definido.
Sí, con las decisiones tomadas durante la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, las emisiones de GEI de México no sólo aumentaron, su legado deja claro que se prevé que la huella de carbono de nuestro país siga aumentando hasta 2030 y la reversión de esta tendencia sólo se podría conseguir si el país restituye sus políticas, se aleja de los combustibles fósiles, se fomenta de ya la energía renovable y se transforma el sector del transporte.