Estamos a poco más de un mes de que la doctora Claudia Sheinbaum Pardo se convierta en la primera mujer presidenta de México. El proceso para llegar hasta aquí fue largo, y da la impresión de que tener una mujer presidenta se trivializó con el paso de los meses.
Vivimos la selección interna, la precampaña, la Intercampaña y la elección constitucional. Nos acostumbramos a que una mujer fuera la contendiente con mayores posibilidades de triunfo y hoy es una realidad, ella será la primera presidenta en la historia de nuestro país.
Prefiero pensar que en el México del siglo XXI hemos superado en gran medida la misoginia, el machismo y la fobia a ser dirigidos por una mujer. Sé y entiendo que aún falta mucho por hacer, pero el resultado electoral no admite discusión: las y los mexicanos votaron para que una mujer dirija los destinos de nuestro país.
Te podría interesar
La próxima presidenta enfrentará retos mayúsculos, pues nuestro país está lejos de ser el paraíso soñado, el primer gobierno de la Cuarta Transformación deja numerosos pendientes, temas en estado crítico y una población politizada a la que le está costando dejar de lado la coyuntura político-electoral, para dar paso al inicio de un ejercicio de gobierno que inyecte nuevos bríos, y consolide acciones para garantizar el bienestar de la ciudadanía.
Claudia Sheinbaum hereda un país en el que la seguridad y el combate al crimen organizado sigue siendo la principal preocupación de las y los mexicanos; también recibe un sistema de salud debilitado al que le urge una verdadera reestructuración que permita que los servicios y los medicamentos lleguen a todo aquel que lo necesite. En materia económica, tendrá la responsabilidad de seguir generando fuentes de empleo con salario digno y prestaciones, así como garantizar que las inversiones no decaigan.
La lista podría seguir, pues es imposible pensar que los problemas de un país se arreglan en solo seis años, lo que es muy importante destacar, es que se está en la ruta y eso abre muchísimas puertas para que pasen cosas buenas.
Claudia Sheinbaum tiene la gran oportunidad de ponerle su firma a la concreción de muchísimos programas y obras en beneficio de las y los ciudadanos. Podrá imprimir en la política pública su estilo sobrio y científico que ya le reportó muy buenos resultados en la Ciudad de México. Para lograrlo necesita de un gabinete de alto rendimiento, pues no olvidemos que López Obrador ya estaba presentando programas en sus primeros días de gobierno.
A diferencia del 2018, la transición del nuevo gobierno será mucho más tersa y organizada; funcionarios entrantes y salientes se conocen y saben que de ellos dependen en gran medida llevar al gobierno de Claudia Sheinbaum a buen puerto, tienen también un compromiso con López Obrador y no lo van a defraudar.
Que una mujer gobierne México está cada día más cerca y eso es una muy buena noticia, espero de todo corazón que el gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum encuentre el éxito en todo aquello que tanta falta nos hace a las y los mexicanos. Ella ya pasó a la historia y hoy tiene la oportunidad no solo de ser la primera mujer presidenta, sino la mejor.