Simone Veil (nacida Simone Jacob) publicó en 2007 su autobiografía: “Una vida”. Tenía 80 años. La escribió con angustia, con dolor, con responsabilidad y con tantas dudas sobre su derecho a “decir”: a fin de cuentas, su vida es inseparable de la historia contemporánea de Francia. Libró batallas fundamentales por el reconocimiento de los derechos humanos (contra quienes decían sin decirlo: “derechos humanos sí, pero no para todos, porque no todos somos iguales”) y por la creación de una Unión Europea que intentara asegurar el no retorno a la barbarie de la primera y segunda guerra mundial. Hablar de su vida implicaba entonces, mucho más que narrar “una vida”. Cuando Simone Veil fue elegida para integrarse a la Academia Francesa hizo grabar en el puño de su espada de Académica: “Birkenau” del lado derecho y del lado izquierdo: “78651”. El campo de concentración al que sobrevivió y el número que los nazis le tatuaron en el brazo. A los 16 años.
A partir de su autobiografía el cineasta Olivier Dahan (autor también de “La vida en rosa”, la biografía de Édith Piaff) creó: “Simone, la mujer del siglo”, según su traducción al castellano. El título original es bastante mejor: “Simone, el viaje del siglo”. Una película extraordinaria. Como ella. Durante su gestión como ministra de Salud se promulgó (en 1975) la Ley Veil que despenalizó el aborto en Francia. Fue una batalla muy larga en la que participaron decenas de miles de mujeres, Simone de Beauvoir y Gisele Halimi, por ejemplo. Simone defendió el derecho de las mujeres a elegir su maternidad desde la tribuna contra una andanada feroz de recriminaciones e insultos. Esa escena en la tribuna fue recreada durante la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos en París. Veil emerge del Sena, de pie ante los micrófonos, tal y como sucedió al momento de su histórico discurso.
Estudió derecho, fue magistrada, ex ministra de Salud, primera presidenta del Parlamento Europeo, sexta mujer en ingresar a la Academia Francesa. Durante toda su vida tuvo importantes cargos públicos. Cuándo una persona tiene poder, ¿cómo lo ejerce? ¿Cuál es el contenido que otorga a sus responsabilidades? ¿desde dónde habla? ¿desde dónde elige? ¿Qué defiende y por qué? Los integrantes de la familia Jacob vivieron bajo la ocupación nazi en París con identidades falsas. Fueron descubiertos en 1944 y deportados, salvo su hermana Denise, quien pudo escapar y unirse a la resistencia. Simone, su hermana Milou y su madre fueron trasladadas al campo de concentración de Auschwitz. Cuando el ejército ruso se aproximaba y los nazis supieron que perdían la guerra, organizaron –en aquel invierno helado– la llamada “marcha de la muerte” en la que arrastraron a miles de personas judías de un campo a otro. Morían de frío, de sed, de hambre, de agotamiento. Fusiladas o a patadas.
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Su madre murió de tifus en el campo de Bergen Belsen.Por muchos años Simone no logró obtener información acerca del destino de su padre y de su hermano. Después supo, hasta donde el investigador judío Serge Klarsfeld pudo indagar, que ambos fueron deportados a Lituania y muy probablemente asesinados al momento de su llegada. Sobrevivieron Simone, Denis y Milou. A los 20 años conoció a Antoine Veil, su compañero de toda la vida y padre de sus tres hijos. Milou y su hijo murieron en un accidente de carretera. Otra pérdida inmensa. Desde sus distintos cargos públicos, Veil asumió la defensa de los derechos de las personas en situación de cárcel, incluidas/os las y los argelinas/os detenidos por el gobierno francés en Argelia durante la guerra. Logró el reconocimiento del estatuto de presos políticos para los integrantes del Frente de Liberación Nacional de Argelia. Y la tan controvertida Ley Veil.
La actriz Elsa Zylberstein hace –de maravilla– el papel de Simone en la película. Dahan recurre a videos de archivos, a teatralizaciones y sobre las imágenes nos permite escuchar una voz en off que transmite las reflexiones de Simone Veil. Sus palabras están allí, tal y como fueron escritas. Sus análisis ante cada decisión a tomar, sus emociones ante esa interminable oscuridad de los campos en la que ella y su hermana lucharon con tanto amor por mantener a su madre en vida. Su viaje a la inhumanidad de las cárceles en Argelia. Su escucha de los testimonios de los miles de mujeres que tuvieron que recurrir a abortos clandestinos en circunstancias insalubres en las que tantas morían. Dahan dirigió una gran película que honra la figura de Veil en toda su profundidad. Está en la plataforma Filmin.
“Poco a poco la noche invade mi casa. al son del piano, mi mirada se pierde frente a los cuadros familiares mientras que, junto a nosotros, todos nuestros muertos tan queridos, conocidos y desconocidos, se mantienen en silencio. Sé que nunca los olvidaremos. Nos acompañan a donde vayamos, formando una inmensa cadena que los une a nosotros, los sobrevivientes”.