La renuncia a la candidatura presidencial de Joe Biden creó un área de oportunidad muy importante para el Partido Demócrata. La decisión del presidente era necesaria e inevitable. Sobre todo, con el impulso que le dio a Donald Trump el atentado del pasado 13 de julio.
El efecto más relevante tuvo de inmediato efectos positivos. En principio, generó otro punto de inflexión en las precampañas al restarle fuerza al impacto que tuvo la Convención Republicana, en la que Trump resultó electo candidato oficialmente.
Por otra parte, el anuncio redujo la preocupación y decepción que tenía la población sobre ambos candidatos, principalmente con el tema de la edad avanzada. Si bien el republicano es ahora el único adulto mayor en la competencia, la percepción cambió luego de la entereza y fortaleza que mostró desde el mismo momento en que intentaron asesinarlo.
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Aún más: el proceso de construcción del héroe sigue su proceso. La imagen del personaje invencible —capaz de evadir las balas y superar los procesos penales en su contra— parecía imposible de vencer, considerando las debilidades mostradas por el actual presidente.
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La esperanza de los demócratas está ahora en Kamala Harris. La misión que tiene es sumamente compleja. Si bien sus posibilidades de triunfo en la elección presidencial son reducidas, no se puede negar que están dadas las condiciones para mantenerse como puntera en su partido y recuperar con mayor velocidad el terreno perdido por su jefe.
Con base en los análisis de líderes de opinión y consultores, existen dos enormes ventajas con las que arranca la vicepresidenta Harris. La primera es que ya cuenta con el número de delegados para lograr la candidatura a mediados de agosto. La segunda, es la efectividad en el proceso de recaudación de fondos, al haber obtenido la cifra inédita de 81 millones de dólares en menos de 24 horas.
Pero eso no es todo. Al cambiar en forma profunda los parámetros de la elección, al “héroe” se le han descubierto algunas de sus principales vulnerabilidades. Harris y su equipo ya identificaron dos o tres tipos de kriptonita que podrían dañar seriamente a SuperTrump. Lo que falta por ver, es si Harris se puede convertir en Supergirl, la Mujer Maravilla, Batichica o la capitana Marvel.
Te recomendamos: Aurora Nacarino-Brabo. "La tarea del héroe político", en Letras Libres, 08/11/2016.
Las primeras señales del contraste de la vicepresidenta buscan contrarrestar la actitud serena, desafiante, segura y resistente del candidato republicano. El antagonismo que pretende construir Harris consiste en crear un personaje a partir de su experiencia como Fiscal.
Si el plan de los demócratas funciona, estaríamos viendo una contienda épica de “La Fiscal” contra el “Malhechor”, lo que bien manejado podría reinsertar dos de los temas de la agenda: imperio de la ley y machismo. Además, los demócratas también buscarían sacar ventaja del origen afroamericano de Harris, lo que permitirá una realineación del voto de los migrantes.
En contraste, con la candidatura de Harris es casi seguro que el factor de género no se convertirá en factor determinante de la elección. No lo fue con Hillary Clinton y se percibe que aún no están dadas las condiciones para cambiar en noviembre próximo el paradigma. Sin embargo, la elección de un buen candidato o candidata a vicepresidente sí podría sumarle algunos puntos.
Consulta: Miguel Molina. ¿Líder o héroe? Asociación de Comunicación Política (ACOP), 19/02/2020
En una cultura como la estadounidense, no es exagerado hablar de la creación de héroes en la política. De hecho, es una posibilidad que varios líderes han experimentado en la democracia moderna del siglo XXI, luego de los resultados obtenidos por Nelson Mandela, Lech Walesa, Martin Luther King o Mahatma Gandhi.
Los casos de Angela Merkel, Barak Obama o Emmanuel Macron son sólo tres ejemplos significativos de los perfiles de imagen “heroicos” que se pueden construir en entornos adversos, de desventaja o crisis. Sin embargo, en el contexto actual llegar al poder no es suficiente. Hay que mantenerse y lograr un registro positivo en la historia.
La misión de Kamala Harris parece muy difícil, pero no imposible. La construcción del personaje avanza rápidamente y en menos de 100 días tendrá que mostrar ante sus seguidores, adversarios e indecisos que tiene capacidades superiores, fortaleza, valor, voluntad, responsabilidad, límites y determinación. Y una estrategia bien articulada, audaz y emocionalmente potente. Donald Trump le ha dado la oportunidad de convertirse en heroína y no la puede desaprovechar porque es su mejor opción.
Por lo anterior, necesitará también borrar el argumento del republicano en el sentido de que será más fácil derrotarla a ella que a Biden. Tendrá que operar una estrategia nada tradicional, de vanguardia e hipersegmentada en medios digitales. Y, por si fuera poco, deberá crear una fuerza simbólica igualmente poderosa, porque a los héroes sólo los pueden vencer otros héroes, no los simples mortales.