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El futuro de las Mañaneras ante el relevo sexenal

Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México, anuncia que mantendrá las conferencias matutinas instauradas por AMLO, subrayando su éxito propagandístico a pesar de las controversias. | Ricardo del Muro

Escrito en OPINIÓN el

La presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, ya adelantó que mantendrá las conferencias mañaneras, no tanto por seguir los consejos de Andrés Manuel López Obrador, sino porque evidentemente este monólogo, aunque tedioso, ha resultado ser un rotundo éxito propagandístico.

Con la Mañanera, ha señalado López Obrador, su gobierno ya no necesitó de la Agencia Notimex, que dejó de existir en diciembre de 2023, y las conferencias matutinas también sirvieron para centralizar el discurso, minimizando la opinión de sus colaboradores, empezando por su encargado de comunicación social, Jesús Ramírez Cuevas, además de que el nuevo esquema terminó con la imagen y el poder periodístico que antaño tenía la “fuente presidencial”. 

De esta manera, las Mañaneras, sin dejar de fortalecer el Presidencialismo, terminaron con los intermediarios, representados por los jefes de Prensa y unos cuantos columnistas escogidos; elementos de un modelo que en el pasado alcanzó un punto máximo de control con dos personajes, Francisco Galindo Ochoa y Carlos Denegri, socios en el Fichero político, una columna mercenaria que aparecía los domingos en el Excélsior de los años cincuenta y sesenta, donde se exhibía y atacaba a los enemigos del Presidente.

A un mes y medio del traspaso de poder, Sheinbaum reiteró la semana pasada que “habrá información diaria” en un horario y extensión aún por determinar. Y los periodistas podrán preguntar. Todo ello, como ahora, será retransmitido. 

Hace un año se desató una polémica nacional en torno a las Mañaneras, después de que, en abril de 2023, la politóloga Denise Dresser propuso eliminarlas, ya que “no se informa, se adoctrina; no se ofrecen datos verificables, sino “otros datos” inverificables. Se promueve la agresión disfrazada de “libertad de expresión”. No hay “diálogos circulares”, sino difamaciones presidenciales”.

En aquella ocasión, Sheinbaum, todavía jefa de Gobierno de la Ciudad de México, expresó que sería “un absurdo” quitar la Mañanera, como lo han sugerido algunos intelectuales opositores, y en todo caso, dijo: “Si tanto les molesta, que no la vean”.

Lo más curioso es que muy pocos ciudadanos tienen la disposición para escuchar diariamente, en su totalidad, el mensaje matutino de AMLO y, en cambio, los que están más atentos a la Mañanera son los periodistas y los opositores; ellos son los que, en última instancia, se han encargado de promoverla. 

Un fenómeno mediático que ha llamado la atención de los comunicólogos, como Luis Antonio Espino, quien publicó un artículo en el Washington Post (7 de octubre de 2020), donde mostró que en las Mañaneras de AMLO no reina la veracidad, ya que muchas palabras del presidente no tienen sustento en información pública y verificable. Sin embargo, las encuestas de aprobación presidencial muestran que estas conferencias son un éxito propagandístico. A partir de esta reflexión, Espino escribió un libro: “El poder del discurso populista” (Turner, 2021).  

Ante el debate sobre la Mañanera y la degradación del debate público, el maestro en filosofía, Antonio Salgado Borge, revisó críticamente los planteamientos, para concluir que las mañaneras tienen una función que jugar en el debate público. En consecuencia, lejos de desaparecer, estos ejercicios tendrían que ser reformulados como lo que siempre debieron ser: conferencias de prensa donde el Presidente rinde cuentas a toda la gente que representa respondiendo, con argumentos y datos, a las preguntas planteadas. Así es, puntualizó, como se defiende un proyecto de transformación congruente y consistente. 

 

Ricardo del Muro

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