La seguridad alimentaria en México se ha convertido en un tema crítico, estrechamente ligado a la seguridad nacional del país. La reciente sequía es una de las principales amenazas que aún no se supera.
En 2023 y parte del 2024, México vivió uno de los años más cálidos y secos desde 1941, con una precipitación de lluvia 21.1% por debajo del promedio registrado entre 1991 y 2020. Esta situación ha intensificado la crisis alimentaria.
La sequía extrema reciente ha afectado a 74 municipios, siendo San Luis Potosí, Sonora y Ciudad de México algunas de las regiones más perjudicadas. Esta sequía severa se caracteriza por la escasez total de agua en embalses y pozos.
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La producción de granos, especialmente maíz, se ha visto gravemente impactada. La UNAM advierte que el cambio climático amenaza la seguridad alimentaria, con una notable disminución en la producción debido a la falta de lluvias y los cambios de temperatura.
La baja producción ganadera también es una preocupación creciente. La escasez de pastos y agua ha reducido la producción de leche y el aumento de peso del ganado, afectando directamente la rentabilidad del sector.
El cambio climático ha causado pérdidas significativas en la actividad ganadera, con efectos como mala alimentación y deshidratación del ganado. Esto se traduce en menores ingresos y mayor mortalidad en el ganado durante los meses críticos.
En términos de producción agrícola, la FAO y la OCDE prevén que el crecimiento de la oferta superará al de la demanda en la próxima década. Sin embargo, las fluctuaciones en los precios y la escasez de mano de obra siguen siendo preocupantes.
Para 2029, se espera que la producción de alimentos per cápita alcance unas 3,000 kcal y 85 gramos de proteínas diarios. No obstante, el aumento de la población mundial y los cambios en las dietas complican este panorama.
La producción ganadera mundial aumentará un 14% en la próxima década, con un uso intensivo de piensos. Sin embargo, la rentabilidad sigue siendo un desafío debido a los altos costos y los bajos precios de los productos ganaderos.
La inversión en tecnología agrícola y mejores prácticas es esencial para mejorar los rendimientos. Las mejoras en el rendimiento representarán el 79% del crecimiento de la producción mundial de cultivos en los próximos diez años.
El comercio de productos agrícolas básicos experimentará un aumento del 1.3% anual, aunque a un ritmo más lento que en la última década. El maíz, el trigo y la soja son los productos más afectados por esta desaceleración.
La preocupación por la sostenibilidad y el medio ambiente está llevando a una transición hacia sistemas de producción más eficientes y menos intensivos en carbono. Este cambio es crucial para garantizar la seguridad alimentaria a largo plazo.
La situación actual requiere una acción gubernamental más robusta y eficaz para mitigar los efectos del cambio climático y asegurar el suministro de alimentos. La coordinación entre los distintos niveles de gobierno y la implementación de políticas integrales son fundamentales.
La seguridad alimentaria en México enfrenta desafíos significativos debido a la sequía, la baja producción ganadera y las fluctuaciones en la producción de granos. Es esencial abordar estos problemas con estrategias sostenibles y tecnológicamente avanzadas para asegurar el bienestar de la población.