Motivado por un anuncio de YouTube de la empresa de Worldcoin, me registré en la app con la foto de mi INE y agendé una cita en avenida Copilco, un importante lugar de tránsito de estudiantes. Dentro del lugar, había numerosos logotipos de la empresa y el personal llevaba uniforme, al contrario de su exterior que lucía irreconocible. La comunicación fue complicada ya que el personal no hablaba español, con señas y un traductor, me solicitaron el INE, entré a otra sala para usar el dispositivo Orb, una esfera de aluminio que escaneó el código QR en mi teléfono y luego uno de mis ojos durante unos 15 segundos. Tras el escaneo, me dieron a firmar los términos y condiciones, los cuales no pude siquiera leer por la premura del personal, por lo que terminé aceptando de forma autómata. Finalmente, pasé a una sala de espera para recibir el mensaje de escaneo exitoso y que el personal me permitiera salir. Aunque inicialmente no podía cobrar por errores en la aplicación, hoy después de 2 meses he recibido 71 criptomonedas. Este es el relato de Raúl Zavala, mi alumno en la Facultad de Derecho de la UNAM, y hoy coautor de este artículo.
El proyecto Worldcoin, fundado en 2019, es un innovador, pero al mismo tiempo, controvertido proyecto creado por Sam Altman, el creador de OpenAI y ChatGPT. El programa busca construir la red de identidad y financiera más grande del mundo basada en dos pilares: el WorldCoin y el World ID.
La propuesta se sustenta en la creación de un pasaporte digital universal, alimentado por el registro del iris a través del dispositivo Orb, utilizado por más de 5 millones de personas en el mundo. Aunque la empresa asegura la conversión segura de datos biométricos sin almacenarlos, la privacidad y la ética son temas preocupantes.
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La Agencia Española de Protección de Datos Personales, en marzo de 2024, ordenó una medida cautelar para detener la recolección y tratamiento de datos biométricos, citando riesgos potencialmente irreparables de los datos personales sensibles. Francia, Alemania, Reino Unido, Kenia y Argentina se sumaron a la investigación del startup, resaltando la preocupación global por la seguridad de estos datos.
Worldcoin propone un modelo en el que los usuarios reciben tokens a cambio de escanear su iris, promoviendo un acceso equitativo a la economía global. Sin embargo, enfrenta desafíos significativos en privacidad y seguridad de datos. El escaneo del iris desata debates sobre ética y privacidad, pues contiene patrones desde el nacimiento, estructuras complejas y con propiedades únicas.
En un mundo saturado de avances tecnológicos, el caso de Worldcoin no solo ilustra la ambición de transformar la economía digital, sino también la complejidad ética que acompaña a tales empresas. La tentadora oferta de criptomonedas a cambio de datos biométricos plantea preguntas críticas sobre la privacidad y la ética. ¿Es el intercambio justo? ¿Qué garantías existen para la protección de los datos sensibles? Por ello, urge la reflexión profunda sobre la protección de la privacidad en un mundo cada vez más hiperconectado.
*Estudiante de la Facultad de Derecho, UNAM