PODER JUDICIAL

La reforma judicial de AMLO

El problema no es que reestructuren al Poder Judicial, sino que se hace con el fin de controlarlo. | Julio Castillo

Escrito en OPINIÓN el

López Obrador es una persona de rencores y de venganzas. Un político que ha dejado a su paso una estela de damnificados a quienes considera o consideró sus enemigos y no dudó en llegar a las últimas consecuencias.

Ahí está Ricardo Anaya en Estados Unidos, ahí está Calderón en España, ahí está Rosario Robles después de años de un encarcelamiento injusto y en la lista se pueden sumar cientos de personas que, por no concordar con sus versiones de los hechos, son insultados y denostados con frecuencia desde el poder del podio (o patíbulo) presidencial. De un tiempo a la fecha a quién considera su mayor enemigo es al Poder Judicial (y más específicamente a Norma Piña) y el discurso para debilitarla ha sido constante y cada vez más agresivo.

Parece que destruir al Poder Judicial será la “última voluntad” desde su presidencia y que Claudia Sheinbaum, a pesar de que parece tener una actitud más moderada, no tendrá de otra más que ver cómo le dejan un país más inestable y más autoritario para cumplir el capricho.

La reforma propuesta pocos la conocen y se puede resumir en una reestructuración completa del Poder Judicial, sus presupuestos y su forma de elección, y como pocos conocen cómo funciona pues les da igual. Presentan encuestas que muestran un gran apoyo popular a que los jueces sean electos por voto popular, a que se acaben los “privilegios” y que sea más eficiente la justicia, pero aquí sería importante una encuesta previa para averiguar cuántos mexicanos conocen cómo se eligen los jueces y magistrados, cómo funciona el Poder Judicial y la magnitud de lo que propone la reforma.

El problema no es que reestructuren al Poder Judicial, sino que se hace con el fin de controlarlo y supeditarlo al Ejecutivo y eso explica la salida de capitales, el aumento del precio del dólar y la caída de la bolsa… nadie quiere invertir en un país en donde la justicia sea un brazo político a capricho del gobierno en turno, se necesita que la justicia responda a la ley y no a los gobernantes. Esta también es la razón por la que AMLO le tienen tanto coraje a la Suprema Corte, por poner la ley encima de la voluntad del presidente… o sea por hacer su trabajo. Algunos temas a debate:

  • Llamar a parlamento abierto, invitar a las “barras de abogados”, decir que se va a discutir ampliamente y respaldar el ejercicio con una encuesta es simplemente hacer tiempo. Es un error, lo saben, y están viendo cómo justificarlo de antemano… igualito que la cancelación del Aeropuerto, error inicial de AMLO, que sabían que era error y que se seguirá pagando décadas.
  • La elección de ministros, magistrados y jueces es un ejercicio bastante más grande de lo que esperan… son más de 1,600 cargos. Para ponerlo en proporción, en una elección federal (diputados, senadores y presidente) se eligen 300 diputados, 96 senadores y un presidente. O sea una cuarta parte de los cargos.
  • Por otro lado, politizar los procesos judiciales genera una incertidumbre legal y cambia de fondo la función. Quienes lo defienden suelen poner el ejemplo de Bolivia que es el único país en donde se eligen a las autoridades judiciales, la diferencia es que Bolivia es un país con una población de 12 millones de habitantes y es la economía 95 del mundo, México es la 12.
  • En Estados Unidos, en algunos estados como Texas, los jueces locales de las cortes estatales son electos en elecciones partidistas, en lugares como California no son nombrados por elección, pero enfrentan elecciones para retener el cargo y en otros estados simplemente son nombrados por el gobernador y ratificados por el congreso local, pero en ningún caso es así a nivel nacional.
  • La inestabilidad que genera la reforma en los mercados es entendible porque podría violar el artículo 29.2 del capítulo 29 del TMEC, que trata sobre la publicación y administración de leyes.
  • Perder la imparcialidad en lo judicial afecta a todos, y en especial a inversionistas que no ven un arbitraje factible en personas politizadas.
  • No hay jueces o ministros famosos y no creo que haya ninguno que esté preparado para hacer una campaña… por lo tanto las estructuras políticas dominarían la elección. Quizás Carbonell que tuvo mucha fama en el inicio de las redes sociales, o Norma Piña que ha tomado mucha relevancia por los ataques del presidente. Ni siquiera el ministro en retiro José Ramón Cossío, que habló ante miles de personas, creo que tenga el conocimiento público para ser electo popularmente.
  • ¿Cómo se haría esa campaña? ¿propongo cumplir la ley o qué se podría presentar como propuestas?, en los casos menores, sobre todo en municipios chicos, supongo que se podría elegir a miembros de la comunidad con buena fama, pero en los casos nacionales lo veo sumamente complejo.

En fin, es difícil entender la propuesta sin ver una sed de revancha en el fondo. La Suprema Corte nunca ha sido “parte” de una visión política, funciona más como un tribunal constitucional y eso ha hecho, defender la Constitución y es una pena, realmente profunda, que el gobierno vea como enemigo a la Constitución y a quienes trabajan por su cumplimiento.

 

Julio Castillo

@JulioCastilloL