Antes y durante el proceso electoral del pasado 2 de junio, muchos incautos, ingenuos o idiotas especulaban con la posibilidad de que la candidata del presidente sería capaz de encabezar una “rebelión en la granja”.
Con argumentos de párvulos, sostenían que Claudia no sería una marioneta de López Obrador y que, en cambio, tenía todo para pensar con cabeza propia y para actuar con independencia.
Todo ello a pesar de que, desde el arranque del sexenio, Claudia se convirtió en la preferida de Palacio, precisamente por su docilidad y por el servilismo que le dispensó a su padre político.
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Y es que, desde hace años, Claudia entendió que la mejor fórmula posible para garantizar el favor del jefe de la mafia llamada Morena, era precisamente a través del servilismo y la docilidad a toda prueba.
Por esa misma razón, horas después de consumado el “fraude electoral del siglo” y de que los árbitros vendidos del INE y del Tribunal Electoral confirmaron que sí, “que siempre fue Claudia”, muchos de esos incautos, ingenuos o idiotas parecen haber visto un destello de verdad.
La realidad inocultable de que, a la primera señal de Palacio, --igual que AMLO lo hizo con el NAIM--, Claudia orquestó una grosera simulación de encuesta para darle muerte al Poder Judicial, sin necesidad de pasar por la Constitución.
En efecto, Claudia sabe que le debe todo a su patrón López Obrador y que, por tanto, está obligada a cumplir presurosa todos los deseos, los caprichos y las ocurrencias del señor de Palacio.
Por esa misma razón, el pasado fin de semana, los integrantes de la pandilla criminal llamada Morena –su dueño, sus líderes, gobernadores, legisladores y La Señora Presidenta--, montaron presurosos una grosera simulación de encuesta o consulta popular, para justificar la mayor de las atrocidades políticas; la muerte de la democracia.
Y es que el fin del Poder Judicial, de los contrapesos, de la división de poderes y, con ello, afianzar la concentración del poder en un solo hombre –porque López Obrador seguirá al frente del poder presidencial--, no se puede entender de otra forma que, como la muerte de la democracia.
Pero el asunto va más allá. En rigor asistimos a un golpe de Estado para destruir la democracia toda, ya que al tiempo que desde Palacio y desde el equipo de la presidenta impuesta anunciaron la encuesta para destruir al Poder Judicial, el Diario Oficial de la Federación publicó el decreto presidencial que reforma la Ley de Amparo y que avala la amnistía a todo tipo de criminales sólo con el deseo presidencial.
¿Y qué significa la reforma a las leyes de Amparo y Amnistía ordenadas desde Palacio?
Que el conjunto de reformas y decretos, sin tomar en cuenta la división de poderes y pasando por encima de la Constitución, no son más que un vulgar golpe de Estado orquestado por el propio presidente mexicano, contra la propia Carta Magna, contra el Poder Judicial y, en general, contra la democracia toda.
Pero para entender mejor, vamos al paso a paso.
1.- En el primer caso, el de organizar una simulación de encuesta para destruir al Poder Judicial, no es más que pasar por encima de la división de poderes y de la Constitución, con el engaño de que los ciudadanos avalaron esa atrocidad mediante una consulta.
Se trata de un recurso idéntico al utilizado por López Obrador, en agosto de 2028, para destruir el NAIM, no obstante que en campaña prometió continuar con dicha obra.
2.- Queda claro, de manera contundente, que Claudia sigue con fidelidad todo aquello que le ordenan desde Palacio.
3.- Pero acaso lo más importante es que el objetivo de esa violación a la Constitución es que a propuesta del presidente, los jueces, magistrados y ministros de la Corte serán electos en urna, lo que convertirá a todos los integrantes del Poder Judicial en lacayos de Palacio.
Es decir, acabará la división de poderes que consagra la Constitución y el poder total quedará exclusivamente en manos del presidente.
4.- Peor aún, resulta que el decreto que reforma la Ley de Amparo, prohíbe a los jueces otorgar amparos contra leyes inconstitucionales, obras públicas violatorias de los ordenamientos legales –como el Tren Maya--, y tampoco ampara a los ciudadanos contra los abusos del poder violatorios de los derechos humanos.
En pocas palabras, resulta que, por capricho presidencial, desaparece la figura legal de Amparo como lo conocimos hasta hoy, y se limita a un derecho sólo para unos cuantos.
5.- Pero no menos regresivo es el decreto que le otorga al presidente la facultad exclusiva de otorgar amnistía hasta al más peligroso criminal, con el argumento mentiroso de que aporta datos útiles para el Estado.
Aquí no hay mucho más que decir, aparte de que se confirma que, en el sexenio por venir, serán amnistiados todos los integrantes de las bandas criminales, socios y aliados de los gobiernos de Morena.
Al final sólo resta insistir; le guste o no a los idiotas que siempre negaron los afanes dictatoriales de López Obrador, ya estamos en dictadura; una “narco-dictadura” encabezada por López Obrador a través de su marioneta Claudia.
¿Lo dudan?
Al tiempo.