En estos días, algunos lanzan la pregunta: ¿A quién sirve la Suprema Corte? Esto lo hacen de manera maliciosa, esperando que les contesten: a los narcos, a los corruptos, al poder económico. La finalidad de todo esto es poner en duda la autonomía y honestidad no sólo de la Corte, sino de todo el Poder Judicial Federal. Por alguna razón, el cuestionamiento no llega a los problemas de la justicia local. La cual, desde mi punto de vista, es la que requiere más atención y presupuesto.
Contestando a la pregunta, yo estoy convencido de que la Corte sirve a todas las personas que habitamos en México. Uno de los ejemplos más claros de esto es el Derecho a la Salud. Es imposible comprender el progreso y desarrollo que ha tenido este derecho en nuestro país sin hacer referencia a la labor de nuestros juzgadores federales y ministros. Me parece que si alguien quiere entender qué tan importante ha sido la justicia federal en nuestro país es necesario que voltee a ver el derecho a la salud.
Recordemos que el Derecho a la Salud se reconoció en nuestra Constitución Federal desde 1983; pero, durante muchos años fue entendido como un derecho programático que dependía de los programas y presupuestos del gobierno y su cumplimiento no se podía exigir a través del juicio de amparo.
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Tuvieron que pasar muchos años para que el Derecho a la Salud pudiera convertirse en una realidad. Con algunas resoluciones como la del Amparo en Revisión 315/2010 comenzó a cambiar la concepción que teníamos del Derecho a la Salud como una “mera declaración de intenciones” y se transformó en un verdadero derecho que podía ser exigido a través de medios jurisdiccionales como el juicio de amparo.
A partir de entonces hemos visto muchas sentencias relacionadas con la garantía y defensa del derecho a la salud. Como lo mencioné en mi columna previa: el derecho a la salud sirve como defensa de la población al control biopolítico del gobierno. Es por medio de este derecho que podemos poner límites a la intromisión del Estado en nuestros procesos vitales. Una de las maneras en que logramos ese objetivo es exigiendo servicios de salud públicos, accesibles y de calidad por medio de los tribunales.
A través de los años, la SCJN comenzó a resolver amparos y recursos relacionados con la atención de la salud. En las resoluciones desarrolló cual era el contenido de este derecho y sus alcances. El derecho a la salud se entendió como el derecho al disfrute más alto nivel posible de salud y para lograrlo tendría que ofrecerse en condiciones de disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y calidad. Cada uno de estos elementos son muy importantes y en la actualidad sirven para que las personas que viven en México puedan exigir servicios de salud adecuados no sólo científicamente, también culturalmente; sin que exista discriminación y se retiren todas la barreras tanto física como económicas para acceder a los tratamientos médicos. Este desarrollo ha favorecido a las personas menores de edad, personas que viven con alguna discapacidad, que viven con VIH, pacientes oncológicos, con enfermedades raras, etcétera. La lista es muy grande.
Esto que parecen consideraciones teóricas y abstractas han logrado que miles de personas reciban sus tratamientos a tiempo, que tengan acceso a procedimientos médicos tan complicados como trasplantes de médula ósea o implantes cocleares.
Si uno revisa X o cualquier otra red social, podrá encontrar despachos especializados en ayudar a las personas (muchas veces a muy bajo costo o de manera gratuita) a tener acceso a servicios de salud. Esto lo logran, en gran parte, por medio de juicios de amparo que resuelven los tribunales federales.
La protección de la salud ha sido uno de los grandes logros de la Suprema Corte y los Tribunales Federales. No olvidemos que de esta manera se combate el control biopolítico del gobierno sobre la población. Para que esta lucha pueda sostenerse es necesario que el Poder Judicial sea independiente y autónomo de las otras ramas del gobierno.