ELECCIONES 2024

Humor postelectoral… sin pena ni gloria

Ante un escenario autoritario previsible, es momento de exigir y ofrecer apertura y diálogo con todos. | Marco Adame

Escrito en OPINIÓN el

Luego de conocer los resultados de la elección, sorprendentes desde donde se vean, se va conformando un ambiente y un humor social donde se mezclan emociones encontradas entre la sorpresa de unos por no saber qué hacer con la victoria o con la derrota; y la molestia, el enojo y el miedo de otros, por el desenlace que pueda tener tanto poder acumulado sin contrapesos. Lo cierto es que no hay euforia, más bien hay resignación.

Si bien se hicieron todo tipo de pronósticos y encuestas, hoy generalmente cuestionadas, lo cierto es que nadie imagino la magnitud de los números que dio a conocer el INE -luego de algunos retrasos- la noche misma de la elección. Incluso, horas antes, en los cuartos de guerra de las campañas presidenciales, se hacían quinielas anticipando, con gran convencimiento, triunfos inexistentes o derrotas apretadas.

Luego del cómputo electoral, los números confirman el respaldo mayoritario a la continuidad, sin mayor explicación ni argumento sobre los pésimos resultados del gobierno en materia de salud, seguridad o crecimiento económico. Las urnas recibieron un voto en cascada -largamente cultivado y alimentado por la polarización- por mantener las cosas como están. Muchos votaron con resentimiento y otros por alcanzar algunas mejoras personales en el beneficio de los programas sociales, sin ninguna consideración a los riesgos autoritarios, a la pérdida de libertades, a la viabilidad de las propuestas o a la capacidad técnica y moral de los candidatos.

En la práctica vivimos una elección plebiscitaria, en un contexto de inseguridad, violencia, falta de servicios básicos en salud y educación y una profunda desigualdad, que se ha acentuado en los últimos años y que, en un contrasentido, sirvió de argumento para mantener el rumbo. Lo cierto es que, tampoco hubo de parte de la oposición una propuesta convincente para salir de la pobreza y la desigualdad social. Quizá no faltaron ideas y argumentos, pero falto cercanía, congruencia, respeto, calidez y emoción social hacia quienes viven condiciones de desventaja insultantes.

Quienes conformamos la oposición, estamos llamados a hacer una revisión profunda de nuestra manera de ver y hacer política. Partidos y organizaciones sociales estamos obligados a hacer un alto en el camino para analizar, con honestidad intelectual y sentido práctico, el mensaje de las urnas.

La primera responsabilidad de autocrítica y renovación la tienen los partidos históricos que conformaron la coalición opositora, mal harían el PAN y el PRI en conformarse con las posiciones obtenidas y seguir de frente como si nada hubiera pasado. Otro tanto corresponde a las organizaciones de la sociedad civil, agrupadas en la marea rosa, que lograron avivar y poner en movimiento una energía social hasta hace poco dormida; sus causas y motivaciones por la libertad y la democracia siguen siendo válidas, habrá que reformular y ampliar el llamado y el compromiso con la igualdad, la justicia y la paz que -plenamente asumido en la propuesta para Que nadie se quede Atrás- pero que no se transmitió con suficiente fuerza y convencimiento.

Ante un escenario autoritario previsible, e incierto a la vez, por la complejidad con la que el futuro gobierno asumirá su responsabilidad, conviene mantener la serenidad y el ánimo democrático. Es momento de exigir y ofrecer apertura y diálogo con todos, solo así evitaremos que el país sufra aún más, con enorme dolor, las graves consecuencias de la división y la discordia.

 

Marco Adame

@MarcoAdame