Otra vez la simulación, la mentira y el engaño.
Sí, lo volvieron a hacer, tanto López Obrador, como su heredera, Claudia Sheinbaum.
Y es que, mientras que López Obrador aseguró que no había más violencia, a pesar de que hay más homicidios dolosos, su candidata dijo que la elección presidencial ya está resuelta y que “sólo falta el trámite” del 2 de junio.
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Sí, dijo que la mayor elección de la historia --la del 2 de junio--, ya está resuelta y que sólo será “un trámite”.
Es decir, que la elección presidencial no es la voluntad popular, tampoco un derecho ciudadano y menos la joya de la corona de la democracia.
No, según la heredera de AMLO, la elección del 2 de junio tampoco es la legitimación del poder y menos el método legal, legítimo y constitucional para llegar al poder.
Y menos se trata del vehículo para dar certeza a los ciudadanos sobre la legalidad y legitimidad de sus gobernantes.
No, la democracia electoral se reduce, según la señora Claudia, a un “mero trámite”; engorroso proceso en el que cien millones de mexicanos perderán todo un día para simular que eligen a sus gobernantes.
Sí, un mero “tramite” porque en el fondo, el gobierno ya lo resolvió todo; por arte de magia desde Palacio ya se decidió quien ocupará el poder presidencial en los próximos seis años.
Sí, según Claudia los ciudadanos son un número, una estadística, una cosa, porque desde Palacio ya decidieron por ellos y ya saben quién será la próxima presidenta de los mexicanos. Y por eso sólo falta “el trámite”.
¿O será que el subconsciente traicionó a la preferida y reconoció que estamos ante el mayor fraude de la historia?
Pero la duda detona más preguntas.
¿Cómo deben entender, los ciudadanos, esas declaraciones que parecen sacadas de una chistera para engañar, mentir y engatusar a millones de electores mexicanos que parecen dispuestos al cambio?
La verdad es que, en los dos casos, se trata de declaraciones que muestran mucho más que una mera confusión, más que el cinismo político propio de los tiempos electorales y más que la mentira y el engaño al que recurren --en casos extremos-, los gobiernos populistas, como el de AMLO.
Sí, son declaraciones que confirman, primero, que está en marcha una grosera elección de Estado que pretende justificar el mayor fracaso sexenal, el de la violencia y, segundo, que la heredera está segura de su victoria, gracias a un monstruoso fraude que se llevará a cabo en las urnas.
Pero vamos por partes.
Como saben, el pesado lunes, luego que los paleros le preguntaron a López Obrador sobre la violencia en su gobierno, el presidente dijo que sí, que en su gestión el número de muertes violentas era mayor que en gobiernos anteriores, pero sostuvo que eso no significaba “que exista más violencia”.
Una más de las declaraciones cantinflescas de López Obrador.
De suyo, el galimatías presidencial provocó la carcajada entre los mordaces “cartonistas” que ayer le dedicaron decenas de trazos.
Pero a la tontería presidencial le siguió el homenaje a la mentira y el engaño por parte de la candidata Claudia, quien en un encuentro con banqueros dijo, con una gran dosis de cinismo, que la elección presidencial estaba resuelta y que sólo faltaba “el trámite” del 2 de junio.
Nuevas risas y nuevos trazos mordaces.
Por eso, frente a los mismos banqueros, al día siguiente, la candidata opositora, Xóchitl Gálvez habló del tema y puso los puntos sobres las íes.
Así lo dijo: “Se necesita de mucha arrogancia para reducir a un mero trámite una elección en la que cien millones de personas pueden salir a votar con sus esperanzas e ilusiones sobre el futuro de México. La definición básica de un proceso democrático es certidumbre, sobre las reglas, e incertidumbre sobre los resultados
“decir que la elección es un mero trámite, es o una mentira o un desplante de arrogancia. En algunas personas puede ser ambas, pero la soberbia es un pecado que se paga en vida”. (FIN DE LA CITA)
Al final de cuentas, nadie puede pasar por alto el creciente nivel de cinismo, tanto de López Obrador como de su heredera, ya que el fraude más grande de la historia está a la vista de todos.
Sí, los opositores no tienen la capacidad de cuidar el cien por ciento de las casillas y el obradorato mandará a las bandas criminales a controlar la mayoría de esas casillas, en donde se llevará a cabo el fraude electoral el domingo 2 de junio.
Sí, una estrategia ensayada en 2018 y en el 2021 y que, sin duda, será reeditada desde Palacio en el 2024. ¿Lo dudan?
Al tiempo.