La reciente detención del feminicida de Iztacalco, ha sacado a la luz no solo la brutalidad de sus crímenes, sino también la alarmante incompetencia de nuestras instituciones encargadas de proteger a las mujeres en la Ciudad de México. Este caso revela un patrón de negligencia e impunidad que permitió que un criminal conocido siguiera en libertad durante años.
Miguel “N” no es solo un asesino; es un símbolo de un sistema judicial que ha fallado repetidamente. La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, bajo la gestión de Ernestina Godoy, estaba al tanto desde 2020 del modus operandi de Miguel y de su conexión con desapariciones en las inmediaciones del metro Coyuya. Sin embargo, la respuesta fue insuficiente y tardía, lo que permitió que continuara con una serie de feminicidios atroces, hasta hace pocos días. La inacción de la Fiscalía ha sido tan evidente que incluso familiares de las víctimas han señalado su falta de voluntad para actuar decisivamente.
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Esta tragedia es aún más grave si consideramos que ocurrió durante la administración de Claudia Sheinbaum como jefa de gobierno. Actualmente, en su campaña por la presidencia, la candidata de Morena sigue mintiendo sobre las cifras de feminicidios en la Ciudad de México, intentando reducir la percepción de la violencia contra las mujeres, a pesar de las evidencias contrarias. Este acto de desinformación es un claro ejemplo de su falta de compromiso y capacidad para proteger a las mujeres.
En los últimos cinco años, el número de feminicidios en la capital del país no ha reducido y las desapariciones de mujeres han continuado escalando, afectando especialmente a jóvenes entre los 15 y los 34 años. Esta situación subraya la necesidad de un compromiso auténtico para combatir la violencia de género, no solo en palabras, también en acciones concretas y efectivas.
Las vidas de nuestras mujeres y niñas están en juego, y no podemos permitir que la incompetencia y la indiferencia sigan costando vidas. Estamos cerca de las elecciones del 2 de junio, recordemos que nuestro voto tiene el poder de exigir un cambio significativo y de apoyar a aquellas candidatas y candidatos que realmente prioricen la seguridad y los derechos de todas las personas.
En memoria de María José y de todas las mujeres que han sido víctimas de violencia, luchemos por un México donde ser mujer no sea un riesgo mortal.