En las elecciones más grandes de la historia de nuestro país, 98 millones de ciudadanas y ciudadanos acudirán a la cita cívica para votar por quienes ocuparán más de 20 mil cargos públicos, empezando por la presidencia de la República hasta incluso integrantes de cabildos en varias entidades mexicanas.
Tal dinámica electoral implica también riesgos, porque quienes participan, desde las candidaturas hasta las personas de cada equipo de campaña y por supuesto los entes encargados de organizar las elecciones, estarán recorriendo cada entidad del país, lo que les expone.
La agrupación Causa en Común ha registrado 41 personas asesinadas presumiblemente en el entorno de la elección siendo Guerrero la entidad federativa más afectada por este tipo de crímenes.
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Data Cívica registra 72 agresiones en el contexto electivo atribuibles a violencia criminal, y la organización Integralia ha registrado 950 víctimas de hechos de violencia en el contexto electoral.
¿Qué podemos esperar entonces de la jornada electiva y del proceso en general, con tales antecedentes?
En primer término, las cifras desvelan una realidad de todos conocida, el innegable ambiente de violencia y de inseguridad en que se efectuará el proceso electoral, que obliga a candidatas y candidato incluso a trasladarse con escolta y todas las reservas posibles para prevenir ataques.
No es sencillo.
He estado en contacto con personas candidatas y con sus equipos en regiones por ejemplo de Guerrero, las actividades de campaña se realizan bajo el riesgo de violencia, por lo que es de reconocer la entereza y decisión política y cívica de quienes han decidido competir electoralmente.
Es una responsabilidad de la autoridad en todos sus niveles garantizar que las elecciones, desde la campaña hasta la jornada electiva y los procesos que le sigan, se realicen en un entorno seguro para todas las personas que participen.
Y le toca a cada persona asumir su responsabilidad cívica de votar y de participar en las campañas y en la elección con conciencia cívica, en el marco de la legalidad.
Parece algo sencillo, casi obvio, pero se espera de las personas que participan en cada elección, que respeten la ley como principio básico para que todo el proceso se realice en paz y con seguridad.
Pero, ¿qué es lo que quieren las personas que saldrán a votar? Precisamente eso: poder ejercer su derecho al voto y que no sean perturbadas por actos de violencia ni por amenazas. Es tarea de la autoridad en todos sus niveles atender a este reclamo social.
¿Están en riesgo las elecciones? Creo que en la medida en que todos los niveles de autoridad cumplan con su papel, no habrá ese riesgo y por el contrario, podrá decirse que la jornada electoral está garantizada por el Estado.
Lo que nos toca a cada protagonista es respetar las leyes, promover la participación de la ciudadanía y respetar los resultados, las instituciones. Dejemos que el proceso se realice y que se realice con tranquilidad por el bien del país y de todas las personas.