Ahora Xóchitl cambió el traje sastre por un discreto huipil y subió al ring dispuesta a lograr un nocaut en el segundo round del debate presidencial. Muchos jabs, algunos ganchos y también golpes bajos, pero ninguno definitivo.
Así que, al menos en contundencia e intercambio de ideas, nuevamente el debate fue bastante aburrido. Muy lejos de la elegancia y elocuencia del jefe Diego, por citar a un clásico, y tampoco se acercó a la agresividad de los pugilistas callejeros, como Lily Téllez y el compañero Noroña, por citar dos ejemplos de la grilla mexicana.
“Se dan ¡con todo!, destacó el periódico Reforma y La Jornada señaló: “Creció el tono de la confrontación entre Sheinbaum y Gálvez”. Sin embargo, para los amantes de la oratoria parlamentaria, definitivamente este pareció un encuentro amateur que no hubiera clasificado en una eliminatoria escolar y menos en una olímpica, pero ni modo, esto es lo que tenemos como representantes de la actual generación de políticos mexicanos.
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Ahora ya no fue “la dama de hielo” sino la “señora de las mentiras” que la aspirante de Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez, lanzó como un golpe, sin fuerza, casi amable, contra la morenista Claudia Sheinbaum, quien trató de esquivar los ataques hasta que llamó “la corrupta” a su rival. Pues tú eres una”narcocandidata”, respondió Gálvez con un golpe bajo.
El 92% de los votantes no cambió su decisión tras la celebración de este segundo debate electoral, según la encuesta flash de Enkoll para El País y W Radio. El dato da la medida de lo fijas que están las posiciones a estas alturas de la campaña, a poco más de un mes para que se celebren las elecciones.
En cuanto a quien ganó, Claudia Sheinbaum logró 46% de apoyo de los encuestados, 19 puntos sobre Xóchitl Gálvez (27% de apoyo) y 30 sobre Jorge Álvarez Máynez (14%). Pese a esto, los dos candidatos opositores subieron ligeramente su apoyo (dos y cuatro puntos, respectivamente) en comparación al primer debate celebrado el 7 de abril, señaló el diario español.
El primer debate fue visto por 11.8 millones de personas en televisión y plataformas digitales, pero en opinión de Lorenzo Córdova, extitular del Instituto Nacional Electoral (INE), fue “muy acartonado” y nos quedó a deber.
Ahora se hicieron ajustes al formato, que fue “cara a cara”, donde las candidatas y el candidato tuvieron más tiempo para presentarse, hacer sus propuestas y debatir. Aún así, fue aburrido y falta conocer la medición de audiencia que haga el INE.
Antes de subir al ring, Xóchitl había señalado que el primer debate no fue como ella esperaba y prometió que el segundo sería distinto, que haría más preguntas a Sheinbaum y que buscaría que fueran contestadas.
De plano, dijo que ya no haría caso a sus asesores: “De repente es muy complicado, cada uno te dice una cosa distinta, está cañón. Uno, que si tienes que ser así, otro que no ataques al presidente, que mejor a Claudia, y otro que ni a Claudia ni al Presidente. Híjole, está muy difícil. Yo voy a hacer lo que yo pienso que debo hacer”.
Y así lo hizo, pero faltó un volado de derecha fulminante.
A diferencia del debate anterior, Sheinbaum en esta ocasión aprovechó los temas en materia económica para defender las obras del gobierno de López Obrador. Aguantó, hasta donde pudo, las preguntas y ataques de Xóchitl, que no fueron contundentes y evitó quedar atrapada en el intercambio de golpes. En consecuencia, hubo una opinión dividida en el resultado del debate, pero no cambiaron las tendencias en las encuestas.