Los próximos seis años son cruciales, pues marcarán el rumbo de la humanidad frente al cambio climático; y ello estará estrechamente vinculado con las acciones que pongamos o no en marcha en materia energética.
Lo imperioso, es reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que emitimos a la atmósfera diariamente, derivado de nuestras prácticas productivas y de consumo; mismas que están calentando el planeta y con ello, alterando el clima en todas las regiones del mundo; basta con ver las tormentas torrenciales en Dubái, o las fuertes sequías en la mayor parte del territorio nacional, por mencionar algunas. Estas alteraciones, traen afectaciones, no sólo en materia ambiental, sino en aspectos económicos y sociales que ponen en jaque a la humanidad, por ello, estamos hablando de un tema de seguridad nacional.
En ese sentido, es crucial que las y el candidato a la presidencia de nuestro país, presenten propuestas realmente viables y estratégicas que hagan frente a esta crisis global. Lamentablemente, a menos de dos meses de la elección, estas propuestas parecen no estar a la altura de la emergencia.
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En ninguna de ellas, se comenta la posibilidad de comenzar una transición energética utilizando la biomasa, específicamente el bioetanol. Sí bien las leyes para la Promoción y Desarrollo de los Bioenergéticos en México (2008), la de Transición Energética (2016) y la General de Cambio Climático (2012) impulsan la producción y el uso de bioetanol, esto no se ha llevado a cabo, debido a que no se ha asignado presupuesto, mostrando una falta de interés y sobre todo falta de voluntad política, misma que se ve reflejada en las agendas de las actuales candidaturas a la presidencia de la república.
El bioetanol, al ser 30% oxígeno, tiene una combustión más limpia, por lo que es una opción viable para la transición energética y para ser usada en países en vías de desarrollo, como México, donde la electrificación total del país no será viable en un corto, mediano o largo plazo. El bioetanol es un combustible de alto octanaje, derivado de los azúcares, almidones y la materia celulósica que se encuentra en las plantas. De acuerdo con el Reporte “La producción y el comercio de los biocombustibles en México y en el mundo”, del 2020, elaborado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria de la Cámara de Diputados, la combinación de 90% de gasolina y 10% etanol (E-10) puede ser usado en todos los vehículos sin ninguna modificación.
Asimismo, de acuerdo con el Informe Final Proyecto Piloto de Mezcla y Uso de Etanol, del Consejo Nacional de Energía de la OEA, se menciona que la concentración promedio de CO en los gases de escape tiende a disminuir al incrementar el porcentaje de etanol en la gasolina. La disminución para vehículos carburados es la siguiente: 11.79% con mezcla de 5% (E-5), 20.55% con mezcla de 10% (E-10) y 62.39% con mezcla de 15% (E-15). Lo anterior indica que las mezclas gasolina-etanol contaminan menos y por ende reduce los GEI que el uso de gasolina sin etanol.
Esto representa una gran solución para reducir la dependencia de combustibles fósiles, y comenzar a emplear energías renovables y disminuir las emisiones de GEI. En ese sentido, se reducirían los precios de la gasolina, se generarían empleos, se impulsaría la economía agrícola y favorecería al medio ambiente.
Para poner un ejemplo de su uso, Estados Unidos y Brasil, los dos actores más relevantes en el mundo en este tema, han basado su producción de bioetanol en el maíz y la caña de azúcar, respectivamente. A nivel mundial, más de 64 países utilizan bioetanol como componente esencial en la mezcla de su gasolina, ya que mezclarlo es parte de sus políticas públicas. En Estados Unidos, todas las gasolinas cuentan con un E-10; los vehículos del 2001 en adelante pueden utilizar un E-15 y un E-85 es posible sólo para vehículos Flex Fuel que cuentan con un motor especial. Este tipo de vehículos también son comunes en Brasil, donde además están adaptados para utilizar el 100% de bioetanol. Recientemente, Estados Unidos aprobó el E-15 para comenzar a utilizar este verano y así reducir los precios de la gasolina ante un inminente escalamiento en el conflicto de Medio Oriente.
Igualmente, de 2000 a 2019, el consumo del biocombustible de bioetanol a nivel mundial aumentó de 17,200 millones a 107,900 millones de litros, es decir, 527%, mientras que su utilización para otros fines (bebidas alcohólicas y medicamentos, entre otros) incrementó más lentamente, 74% de 13,600 millones a 23,600 millones de litros.
México, cuenta con 3.5 millones de hectáreas agrícolas en abandono. Esto debido a la falta de incentivos fiscales o por los precios de mercado bajos de ciertos productos como el arroz. Dicho abandono ha provocado erosión en los suelos, pérdida de biodiversidad y sobre todo, pérdida en las economías familiares de quienes las poseen. Estas tierras, cuentan con la factibilidad para producir bioetanol y crear más de 350 mil empleos. Si se recuperan estas tierras, se podrían producir 22 mil millones de litros de bioetanol al año, con posibilidad de igualar a Brasil.
Actualmente en México, la NOM-016-CRE permite el uso de bioetanol en un 5.8% en todas las gasolinas, con excepción de las zonas metropolitanas de Monterrey, Guadalajara y el Valle de México; esto hasta que no se tenga más información sobre el efecto de usar este biocombustible en estas ciudades. Cabe mencionar que en el 2017 se modificó dicha NOM con la finalidad de incrementar el contenido máximo de bioetanol anhidro a un 10% (E-10), PERO a principios de 2020, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó revertir la NOM-016-CRE a causa de que el organismo regulador, la Comisión Reguladora de Energía (CRE), omitió llevar a cabo la consulta pública para su publicación, por lo que se tuvo un retroceso y se volvió al 5.8% de mezcla inicial, siendo esto por una cuestión de forma y no de fondo.
A pesar de que la NOM-016-CRE tendría que volver a ser modificada de manera urgente, considerando la emergencia climática, actualmente no se ha llevado a cabo un procedimiento formal donde se compruebe que no existe daño al medio ambiente, sino por lo contrario, es una de las vías para la transición hacia la descarbonización del país y a la reducción de emisiones de GEI.
Es necesario, que vuelva a la discusión pública el aumento del uso de bioetanol a 10% en la mezcla de las gasolinas, pues los beneficios están comprobados y son inmediatos para reducir las emisiones de GEI en la atmósfera. Es por ello, que las propuestas en las agendas presidenciales deben contemplar esta opción como viable para descarbonizar al país y poder cumplir las metas que se están planteando tanto a nivel internacional como nacional.
En ese sentido, es clave que, para consolidar el éxito del uso del bioetanol, exista primero conocimiento técnico sobre todas sus bondades, volver a iniciar un procedimiento formal para la modificación de la NOM-016-CRE, que se hagan cumplir las políticas públicas existentes que ya lo promueven y que hasta ahora han sido ignoradas, tanto en el pasado, como en el presente, y que exista un interés político genuino para que cuente con los recursos necesarios para su puesta en marcha.
Esperemos que este sea un tema que en la próxima administración se retome, pues la emergencia climática nos está rebasando; nuestra toma de decisiones y acciones está siendo bastante más lenta que la realidad misma y está poniendo en jaque nuestro futuro. Como lo mencioné en un inicio, los próximos seis años serán cruciales para definir el futuro de la humanidad, y estas acciones, pueden hacer la diferencia.
Ximena Celis Barquera*
Cuenta con más de 10 años de experiencia trabajando en la gestión de proyectos ambientales, pues ahí está su pasión y compromiso; sobre todo en temas de cambio climático, educación ambiental, energías renovables, agua, gobernanza, participación ciudadana y legislación y política pública ambiental.
Ha trabajado en el sector privado, en organizaciones de la sociedad civil, como WWF
México, el Consejo Consultivo del Agua y POLEA; ha sido consultora para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Además, ha tenido colaboraciones con el Banco Mundial y ONU-Hábitat. Fue parte del gabinete ambiental en la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) de 2018 a 2020 como Titular del Centro de Educación y Capacitación para el
Desarrollo Sustentable (CECADESU) y como Directora Nacional de los Centros Ciudadanos para la Sustentabilidad también en la SEMARNAT. Actualmente trabaja en un proyecto a gran escala para el uso de bioenergía en el Sureste de México.