Desde que existimos como humanidad hemos buscado distintas maneras de expresarnos, no solamente por medio del lenguaje, sino valiéndonos de otras formas sensoriales como la pintura, el dibujo, la escultura, la música, la danza o el teatro, que nos llevan a conectar con nuestros sentimientos, el entorno y los demás.
Esta necesidad, que nos es propia, se manifiesta desde la infancia, y es en esta etapa en donde vale la pena que las emociones se encaucen, cultivando alguna de estas disciplinas, porque favorecen un desarrollo integral ya que, además de brindar un bagaje formativo importante, facilitan las competencias cognitivas y sociales.
La inventiva y la capacidad de resolver problemas son solo algunas de las destrezas que se potencian a través del arte, cuyo espíritu nos ayuda a enfrentar, con confianza y resiliencia, los desafíos que plantean las sociedades modernas, cuyas dinámicas pueden llegar a abrumarnos; además de ser promotor de valores, tan esenciales para la convivencia cotidiana.
Te podría interesar
El contacto con la estética despierta la exploración innata, que se presenta con mayor intensidad en los pequeños, pues estimula su sentido de reconocimiento y de asombro por el mundo. Asimismo, también fomenta la sensibilidad y amplía los horizontes, pues al admirar alguna obra, en un museo o en la naturaleza, no solo se valora su belleza, sino su originalidad.
Por ello, resulta muy benéfico inculcar estas actividades creativas desde la niñez, con un enfoque lúdico, porque contribuyen a construir comunidades con mayor entendimiento e inclusión, en donde las diferencias se respetan y se atesoran, pues es en esa heterogeneidad, que nos caracteriza, donde se aprende más.
Un caso que mostró mejoras significativas en las habilidades personales e intelectuales del alumnado de las escuelas donde fue aplicado, gracias a la estimulación de sus aptitudes culturales, fue el proyecto bianual "ConArte Internacional", surgido en 2013 en España, en coordinación con la UNESCO y ConArte México; el cual logró, por ejemplo, elevar las notas académicas de sus participantes en comparación con los que no estuvieron involucrados; además de ayudarlos en la definición de aspectos de su personalidad, y en el afianzamiento de su seguridad.
La educación artística, como señala el organismo internacional colaborador de la referida iniciativa, es fundamental para formar generaciones abiertas, tolerantes y transformadoras de su realidad, que son creadoras y defensoras de la identidad cultural y de su conservación.
Es así que, en el marco de los días mundial del arte, 15 de abril, y del niño y la niña, 30 de abril, no se puede estar más de acuerdo con Audrey Azoulay, directora general de esta misma institución, al afirmar que “la creatividad crea la resistencia que necesitamos en tiempos de crisis”, y por eso, como continúa diciendo, “hay que alimentarla desde la más temprana edad para desatar la imaginación, despertar la curiosidad y desarrollar el aprecio por la riqueza del talento humano y la diversidad".