Próximamente, veremos a los candidatos a la presidencia de la República, Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez debatir respecto al tema de seguridad que se encuentra como uno de los más importantes de la agenda nacional, al ser y seguir siendo el que más aqueja a los ciudadanos desde hace más de un par de décadas.
Si bien es cierto, los tres candidatos pertenecen a diversas corrientes políticas, parece correcto entrever que estas dimensiones (derecha, izquierda, centro, etc.) no deberían ser las que marquen el proyecto relativo a la seguridad, sino la actual necesidad de abordar el fenómeno de manera clara y puntual, sin sesgos, sin filias, ni estandartes. La ideologización de la agenda de seguridad ha llevado a la politización de esta, que al quedar atrapada entre posturas políticas, ha causado graves daños al interior de las instituciones de este rubro.
Te podría interesar
Hay temas en particular que se deben de abordar en el siguiente debate, por ejemplo el futuro de la Guardia Nacional, que parecería estar en un limbo tanto de concepto y concepción, aún estamos debatiendo hacia donde tienen que estar sus esfuerzos: a la Seguridad Pública/Ciudadana, Seguridad Interior o Seguridad Nacional. Se nota inconclusa, puesto que aún existe el debate de si debe pertenecer a la Secretaría de la Defensa Nacional y, por otra parte, existe un gran clamor, disidencia y politización a esta pretensión con varias perspectivas en contra de este propósito.
Otro punto de debate, está relacionado con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana en lo relativo a qué función desempeñará en la siguiente administración, es difícil seguir pensando en una Secretaría de Seguridad Federal sin elementos. Se dificulta creer que la Secretaría y los Estados sigan teniendo que hacer frente a la inacción de los municipios, es increíble que una bolsa presupuestal en materia de seguridad cada vez es más grande, parece ser proporcionalmente más ineficiente, donde la brecha entre los grupos delincuenciales y las policías parecen convertirse en un abismo, mientras que la ciudadanía está ávida de resultados tangibles, reales y necesarios.
También otro punto a debatir es el relacionado con el tráfico de fentanilo, el cual ha logrado que los grupos delincuenciales hayan consumado una contundente expansión, prácticamente a todo el orbe y con ello, también exorbitantes ganancias, pero con un sendero de muerte por su consumo, por sus intereses, por su territorio, producción, distribución, dispersión y economías criminales a las que se debe de hacer frente, ¿cómo? Es la pregunta.
Un tema que ya se ha abordado por parte de las candidatas es lo relativo a la inteligencia, donde hablan de la pretensión de convertir al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en un área de investigación policiaca cuando no fue creado para eso, no es esa su vocación, y que si bien hace un gran trabajo cabe la pregunta ¿Qué pasará con la Seguridad Nacional? ¿Quién estará vigilante de las amenazas y riesgos a esta? ¿Quién hará frente a los enemigos internos y externos que pretenden socavar al Estado?
Nadie puede estar en contra de dotar a las fiscalías de instrumentos para la persecución del delito, estamos hablando que existen muchas instancias para la seguridad, pero sólo una Fiscalía General de la República y una Fiscalía por cada Entidad Federativa, ¿por qué no se habla de darles capacidades dentro de las mismas relacionadas con inteligencia criminal? De mejorar las capacidades que ya se tienen o hacer una instancia más con este concepto, ¿por qué no dotar con los instrumentos legales y financieros suficientes para este efecto? En lugar de echar a perder lo que sí funciona.
Seguirá el Estado entrando a lo que es políticamente correcto, pero este es un asunto muy serio, nadie puede obviar la necesidad de atender con diferentes enfoques a los diversos grupos vulnerables, minoritarios o de víctimas, sin que sean secuestrados por su agenda, en muchos casos ideologizada, con intereses predominantemente trasladados de sus representantes y no de quienes representan, el Estado es quien debe de dictar esa directriz. Resulta preocupante en este momento con los problemas que nos aquejan, que sigamos pensando que todo es un asunto de Seguridad Pública, queremos meter todo en esa bolsa ¿volveremos a hablar de temas como la Seguridad Interior? ¿se hablará de qué papel deben de tomar las Entidades Federativas, donde en algunos casos no tienen cómo hacer frente a su crisis de seguridad y en consecuencia de gobernabilidad?
Sobre todo, ¿se debatirá y propondrá respecto a cuál es el interés y los objetivos nacionales del Estado Mexicano para los próximos seis años? ¿Se desarrollará un Sistema Nacional de Inteligencia? ¿bajo qué términos? ¿Cuál será la Gran Estrategia para los próximos 20 o 30 años?, ¿hacia dónde nos movemos y cómo nos vemos como país? ¿Perderemos la oportunidad de convertirnos en un actor internacional, o perderemos la oportunidad al estar postrados en una eterna disputa política en materia de seguridad?
En particular, veremos si los candidatos nos llevan a un debate con propuestas hacia la seguridad del Estado, o haremos como siempre de la seguridad del Estado un debate.