Asle es un pintor viudo, quien vive aislado frente al mar, en un fiordo noruego. Para quien su vida transcurre entre la observación meticulosa del entorno, del cotidiano, del mar, del conducir un automóvil por la carretera, de visitar los mismos pueblos por los que ha transitado toda su vida, de traspasar espacios donde le vienen recuerdos de varios momentos de su vida, de dar sus propias interpretaciones a escenas de lo de todos los días, haciendo eco en sus propias experiencias, pero interpretando con una impresionante precisión aquello que ve.
Porque eso percibido por sus ojos, también es trasladado a través de sus manos a un lienzo, donde los pinceles desatan sus preocupaciones, sus emociones, sus claridades y sus oscuridades. Un oficio aprendido desde la infancia, que le ha permitido la subsistencia, le ha dado todo lo material y emocionalmente posible, pero también, le podría haber implicado ciertas renuncias sin estar exentas las evocaciones de los ayeres. Aunque, esas cualidades de realizar trazos y formas representaron las posibilidades de convertirse en un alguien, quien a veces quiere renunciar a serlo.
El alcohol es un medio para acompañar ese aislamiento, sólo roto por alguna situación inusitada o el paso de los días es más soportable al ingerirse gota a gota litros de alcohol. Aunque también podría ser un medio para dejar atrás un pasado doloroso, en el que se alojan momentos de sobajación y violencia extrema, en medio de una época de inocencia, credulidad, confianza, de búsqueda de exploración del mundo, de reto hacia las y los superiores. O de ese instante en que decidió no aceptar un reto para subsumirse en su propio mundo, u otro en el que se despegó del hogar, o al aperturar su vida a la compartición de la misma hasta que una de las dos partes que decidieron formar un uno, trasciende, y la otra, permanece en la mundanidad.
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La vida dulce de una comunidad a orillas del mar donde todas las personas se conocen y la cotidianeidad se transpira en cada acción hasta el colmo de la tranquilidad tiene un lado oscuro, una posible sucesión de hechos inimaginables, instantes tatuados en la personalidad del pintor, evocados al momento de recorrer las mismas rutas de su infancia. Y por las cuales, está condenado a deambular a lo largo de toda su vida. O al menos, hasta que decida romper con esa monotonía y esa cotidianeidad infinita.
¿Una historia de amor en el trasfondo, o, el amor en cada momento de la vida a través de diversas representaciones? ¿Una nostalgia eterna o ciertos rasgos de deuda con el pasado por medio de un abrazante presente? ¿Un cuestionamiento a las formas tradicionales de vida y una alabanza a la ruptura de las mismas? ¿Un llamado a la aceptación y a la resignación para no cuestionar a la rutina? ¿Una oda a la transgresión, la rebeldía, la dignidad, la crítica, las creencias? En realidad, un todo, en el que se conjuntan muchas expresiones humanas como la religión, el arte, el amor, la amistad, la dureza y la suavidad de la vida.
A propósito del Día Mundial del Libro, hacemos un breve resumen de “Septología” (Seix Barral – De Conatus, 2023) de Jon Fosse, escritor noruego recién galardonado con el Premio Nobel de Literatura, multifacético por su obra como dramaturgo, pero también como poeta, y en este libro, su máximo proyecto narrativo, hace gala de una narrativa sui generis, sin pausas ni cortapisas, un flujo de ideas y de palabras, pero cada una utilizando un espacio adecuado, sin parecer azarosa.
En cada verso hay un trazo poético, una auténtica apuesta al goce de cada palabra, no sólo en su forma escrita, sino también, en su musicalidad al ser leída y al ser escuchada. Una auténtica apuesta por dar a cada palabra la relevancia suficiente de ser materia prima de una obra de arte.