ELECCIONES 2024

¿Campañas estancadas?

Si el primer debate presidencial casi no movió las tendencias de voto, tampoco lo harán las actuales estrategias de campaña. | José Antonio Sosa Plata

Escrito en OPINIÓN el

La mayoría de los analistas políticos coincidieron en tres puntos. Uno, Claudia Sheinbaum ganó el primer debate, Dos, el formato y la producción del evento fueron muy malos. Y tres, la falta de contundencia de quienes van en segundo y tercer lugar de las preferencias mantienen las mismas tendencias de la semana pasada.

En efecto, desde el punto de vista del cumplimiento de objetivos, Claudia Sheinbaum mostró el mejor desempeño. Cuidó su ventaja. Se mantuvo serena. No cometió grandes errores. Reiteró sus mensajes fuerza. Atacó lo estrictamente indispensable. Todo esto a pesar de no haber respondido a casi ningún cuestionamiento. Su estrategia funcionó.

También funcionó la estrategia de Jorge Álvarez Máynez. En efecto, hoy lo conocen más ciudadanas y ciudadanos. Sus principales ataques los dirigió a quien está en el segundo lugar. Mantuvo un equilibrio entre ataques y propuestas. Se le vio tranquilo. Y sus argumentos, o la sonrisa falsa que mantuvo durante dos horas seguidas, no le alcanzaron para mostrarse como una tercera vía.

En contraste, a partir de las primeras horas del lunes pasado, los focos amarillos ¿o los rojos? debieron haberse encendido en el Cuarto de Guerra de Xóchitl. El golpe de timón en su campaña dejó de ser una buena intención para adquirir un sentido de urgencia. El tiempo y la estrategia fallida en el debate se convirtieron, ya, en sus principales obstáculos. 

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Las campañas están estancadas. Los spots, espectaculares, pinta de bardas y eventos no son muy diferentes a los que hubo en la pre—precampaña, en la precampaña y en el período de intercampaña. En el primer mes de campañas tampoco hubo sobresaltos ni grandes sorpresas. En otras palabras, no hay novedad.

Los escándalos de la guerra sucia —y los de la guerra “limpia”— tampoco han tenido un gran impacto en la ciudadanía. La estrategia de quien va arriba en las encuestas ha demostrado consistencia, disciplina y apego a sus narrativas. Pero también a los silencios, a las evasivas y a los desviadores de agenda que hagan falta.

A pesar de los errores cometidos por el INE y la empresa productora que contrató para el primer debate presidencial, no se ve ningún cambio de fondo en los dos debates que faltan. Se podrán arreglar los cronómetros, o mejorar la escenografía y los gráficos. Lo que no se percibe es cómo romper con el “acartonamiento” y estructura que no se ajustan a los parámetros de un buen show televisivo. Así que veremos más de lo mismo.

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La saturación informativa y de mensajes que producen las y los miles de candidatos en el país reducirán la atención y el interés en las campañas presidenciales, sobre todo si las inercias actuales persisten. Las batallas que se libran con las encuestas tampoco mostrarán ninguna diferencia. Serán similares a lo que sucedió en el Estado de México el año pasado.

Incluso en los mejores análisis prospectivos realizados hasta ahora, en todos los escenarios la conclusión inobjetable es una: Claudia Sheinbaum será la próxima presidenta de México. Cierto es que en 50 días pueden suceder muchas cosas. O que en un instante puede cambiar la historia de un país. Pero también lo es que hoy no se ven indicios de ningún punto de inflexión, mucho menos uno de quiebre.

El arribo sorpresivo de Xóchitl Gálvez a la contienda —que la catapultó en forma esperanzadora para mucha gente— perdió fuerza por diversas razones. Algunos obstáculos y riesgos fueron superados, pero otros siguen siendo un lastre. El respaldo absolutamente necesario del PRI, PAN y PRD es uno de los más grandes. Pero hay otros que son simple y llanamente errores preocupantes de la estrategia y quienes la operan.

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Las campañas están estancadas. Sí. Y el primer debate influyó para que todo siga igual. Las acciones del pre y postdebate, o los más de cuatro millones de televidentes que tuvo, no alteraron  de manera significativa el escenario. Sin embargo, los programas de análisis de los medios y las tendencias en las redes sociales tampoco cambiaron demasiado las cosas.

Es un hecho que los debates no tienen un impacto decisivo en los resultados finales de una elección. Menos los que no se convierten en eventos memorables. En nuestra incipiente historia democrática, han sido muy pocos los que han registrado un efecto mayor a los 5 puntos, que sólo son determinantes en una contienda cerrada. En política, esto nos recuerda que la eficacia se mide por el cumplimento de los objetivos. Por eso, perder una batalla, no significa que ya se perdió la guerra.

Pero las campañas seguirán estancadas. No obstante, la prudencia indica no descartar en las próximas semanas una o varias sorpresas, resultado de alguna estrategia creativa y profesional. O de un acontecimiento grave y fortuito. Y si hablamos de cumplimiento de objetivos, el estancamiento y los dos debates que faltan seguirán beneficiando a Claudia Sheinbaum.

Recomendación editorial: María Eugenia Vázquez Laslop. Tú y yo en los debates de candidatos a la presidencia en México (1994-2012). México: El Colegio de México, 2019.

 

José Antonio Sosa Plata

@sosaplata