CONTAMINACIÓN

El viejo e ineficiente Hoy No Circula

Los costos económicos y sociales de la contaminación atmosférica son enormes. | Leonardo Martínez

Escrito en OPINIÓN el

Estamos en temporada de ozono. Así se le conoce en el medio de los estudiosos de la calidad del aire de la zona metropolitana del Valle de México a este periodo que suele ir de febrero a junio, en el que las condiciones meteorológicas propician que las concentraciones de dicho contaminante alcancen niveles alarmantes. Cuando se presentan esos picos la letanía oficial suele hablar de la permanencia de un sistema de alta presión, estabilidad atmosférica, viento débil, transporte de humedad limitado e intensa radiación solar, como queriendo echarle la culpa de las altas concentraciones a las travesuras de la meteorología. Pero el verdadero problema no son tanto los picos de contaminación del ozono, sino los niveles de ese y otros contaminantes que tenemos la mayoría de los días y que provocan miles de muertes y cientos de miles de enfermedades al año.

Sabemos muy bien que el problema de los altos niveles de contaminación atmosférica no se limita a la CDMX, pues cada vez son más las ciudades que viven permanentemente envueltas en una nube de tóxicos que daña sistemáticamente la salud de las personas, los cultivos agrícolas y los ecosistemas naturales. Los costos económicos y sociales de la contaminación atmosférica son enormes, por ejemplo, para el 2021 el Inegi estima que éstos fueron de alrededor de 600 mil millones de pesos, que equivalen a un 2.6 % del PIB.

A pesar de que se trata de un problema grave de salud pública, los gobiernos lo siguen abordando como si no lo fuera. Las medidas aplicadas equivalen a recetar una aspirina para curar un cáncer.

De entre todo lo que se puede decir sobre el recetario de medidas para mitigar la polución atmosférica, hoy me limitaré a hacer algunos comentarios sobre el Hoy No Circula (HNC), este programa de más de 20 años que sirve de base y como punta de lanza cada vez que las concentraciones de contaminantes disparan la aplicación de las contingencias ambientales.

Lo primero que hay que decir es que el HNC en su modalidad actual es un programa de baja eficacia, ineficiente y tecnológicamente obsoleto. Es ineficaz porque no cumple con ninguno de sus objetivos principales: no reduce los consumos de combustibles y no reduce las emisiones de contaminantes, ni en las cantidades necesarias, ni con la oportunidad con la que se requieren ambas cosas. Es ineficiente porque impone restricciones a la circulación en días y horarios que pueden tener costos muy altos de todo tipo para las familias y las empresas. Y es tecnológicamente obsoleto porque se basa en un esquema administrativo de distribución de calcomanías que hace imposible que su aplicación sea haga equitativamente. En otras palabras, es un programa que tiene muchos hoyos y que ofrece muchas posibilidades de mejora.

Los gobiernos siempre han creído que el HNC es un instrumento que eficaz porque asumen que reduce los vehículos en circulación y por lo tanto las emisiones contaminantes. Pero el problema es que se equivocan de variable: lo que hay que tomar en cuenta no es el número de vehículos sino el consumo de combustibles, lo cual depende básicamente del número de kilómetros recorridos. Esta aclaración es pertinente porque lo que suele suceder en muchos casos, tanto en las familias como en las empresas, es que cuando uno de sus vehículos no puede circular por la aplicación del HNC los viajes del día los realizan con un segundo vehículo que acaba recorriendo más kilómetros que los que recorre en un día sin restricciones vehiculares.

Esto pude comprobarlo hace algunos años en una ocasión en la que se decretó un doble HNC. Usando datos de monitoreo de flujos vehiculares en tiempo real en la zona de Santa Fe en la CDMX, se comprobó que a las 8 de la mañana del día miércoles en el que se aplicó el doble HNC, el flujo vehicular era 90% superior al promedio de los mismos días miércoles de las 8 semanas anteriores; el flujo de las 9 de la mañana fue un 47% mayor al promedio y el flujo de las 12 del día era 53% superior al promedio del día y hora correspondientes. Pero las autoridades de la CAME habían afirmado que con la medida dejarían de circular 2 millones de vehículos. Si bien los efectos en diferentes zonas de la zona metropolitana pudieron ser muy distintos, en el agregado las estimaciones de la CAME no podían estar más equivocadas.

El Hoy No Circula es una herramienta que puede ser útil para moderar el número de kilómetros recorridos por los vehículos de combustión interna, pero tiene que ser rediseñado de raíz y modernizado aprovechando los alcances que ofrecen las nuevas tecnologías exponenciales. Es posible hacerlo más eficiente y más eficaz, pero por sí solo no sirve para resolver el grave problema de la contaminación atmosférica. Para ello se requiere una visión cambios estructurales de largo plazo que hasta ahora no ha tenido ninguno de los gobiernos federales o locales que hemos tenido.  

 

Leonardo Martínez

@lmf_Aequum