¿Cuáles fueron nuestras primeras lecturas? Al momento de comenzar a leer, qué textos leíamos con mayor frecuencia o a cuáles nos acercábamos por curiosidad o por disponibilidad. Quienes provenimos de la etapa anterior al internet, teníamos la posibilidad de leer las tiras de dibujos en los periódicos, y después, cuando nacía una mayor curiosidad, iniciábamos la lectura de las notas periodísticas y de otros géneros.
Así, uno se adentraba en el mundo de las letras, en el ir conociendo otras realidades y otras formas de ver el mundo a partir de la lectura. Primero, con lecturas breves, contenidas en las decenas de celdas componentes de las hojas de los rotativos y las revistas, aderezadas con imágenes para adquirir una mayor idea de lo expuesto a través de las letras.
En días recientes, me han platicado sobre el uso de los escritos en medios digitales como este para estimular a niñas y niños de quinto grado a leer sobre algunos temas que podrían resultar de su interés. A diferencia de lo vivido en mi época, cuando leíamos en papel, ahora la población estudiantil lee a través de una pantalla lo que se publica en nuestro portal. Ponen atención sobre algún fragmento de un texto y lo reflexionan y debaten.
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Pocas veces se reflexiona sobre el papel de los medios de comunicación en el fomento a la lectura y la formación de criterios o es escasa la preocupación sobre el lugar que ocupan en la pirámide de la formación de un nuevo lectorado. De tal manera que, la formación de los textos periodísticos pocas veces contempla la posibilidad de que sean leídos por alguien que está dando sus primeros pasos en el mar de la lectura.
Habrá quien debata y diga que sus primeras lecturas fueron de otro tipo o tuvo la oportunidad de acceder a una biblioteca infantil. Incluso, en las escuelas se cuenta con algunos libros para uso en formato libro club. Hay quienes asistieron a funciones de cuentacuentos o algún otro tipo de actividades. En definitiva, las posibilidades de inicio en el placer de leer son múltiples, pero el acercamiento a través de los textos de la cotidianeidad periodística es una de las más comunes.
Cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indican que la disminución de personas lectoras es gradual con la edad. Para los grupos de 18 a 24 y de 25 a 34 años, ocho de cada 10 personas leen. En el grupo de 65 años y más, seis de cada 10 personas son lectoras. Por lo que es de suma importancia crear una cultura lectora desde las edades más cortas para que el hábito de la lectura continúe a lo largo de toda la vida.
Sobre lo que lee la población mexicana, el propio INEGI identificó que los libros fueron el principal material de lectura, con un 40.8 por ciento de lectores de 18 años y más, seguido de la lectura de las páginas de internet, foros o blogs, con 37.7 por ciento, mostrando la relevancia de los medios de comunicación digitales en este gran reto de incentivar el interés por leer.
Algunos de los motivos por los que las personas indicaron no tener el hábito de leer fueron que 83 por ciento declaró que sus padres o tutores no les llevaban a bibliotecas o librerías, 79.7 por ciento dijo que sus padres o tutores no le leían y 68.3 por ciento no veía a sus padres o tutores leer.
“Leer es estar vivo” es uno de los eslóganes más famosos de una de las principales ferias del libro del país, y si bien, sí es un estímulo de la vida, también lo es para el ejercicio de una ciudadanía informada y un abono para la cultura democrática. De ahí, que los medios de comunicación tienen otra tarea social, que conjuntada con los derechos a la información y a la libertad de expresión, potencializan las herramientas de las y los ciudadanos para exigir y contribuir a construir mejores sociedades.