DIVERSIDAD

Diverso, incluyente e ilegal

Las personas encuentran mayores o menores barreras a su desarrollo dependiendo de su condición social, situación económica, sexo, entre otras tantas cosas. | Johannes Jácome

Escrito en OPINIÓN el

Nuestra sociedad está llena de inequidades. Las personas encuentran mayores o menores barreras a su desarrollo dependiendo de su condición social, situación económica, sexo, entre otras tantas cosas.

Individuos, colectivos e instituciones tratan de entender las causas de las inequidades y generar alternativas para el mejoramiento de las condiciones. A veces, irónicamente, las iniciativas con más eco en el público son las menos efectivas, pero son la satisfacción personal de políticos y colectivos.

En ese choque de ideas interesantes, otras envejecidas y de emociones y necesidades de reafirmación personal llevadas a iniciativas legales y convocatorias sociales, no siempre es fácil entender qué se debe hacer y qué no. Esto se agrava cuando se confunden algunos valores expresados socialmente con las obligaciones legales.

Hace unos días, Mark Cuban, millonario conocido en Estados Unidos por el programa Shark Tank, puso un mensaje en redes sociales en el que decía que él solamente contrataba a la gente que aporta al éxito de sus negocios, tomando en cuenta el género y el sexo de la persona como parte de la ecuación, ya que veía a la diversidad como una ventaja competitiva. Quedó bien, en las redes. Inmediatamente la abogada Andrea Lucas, de la Comisión para la Equidad en el Empleo estadounidense le respondió que tal criterio era totalmente contrario a las leyes antidiscriminación de los Estados Unidos, toda vez que ni el sexo, el género o el grupo étnico de la persona pueden ser elementos de decisión en un proceso de contratación laboral. Luego abundó en el tema diciendo que si bien una empresa puede ponerse metas en materia de diversidad laboral, la existencia de cuotas de género, o parecidas, vulneran de manera frontal la legislación en contra de actos discriminatorios en el lugar de trabajo.

Efectivamente, si el sexo, la religión, etc, no pueden ser razones para diferenciar a las personas en el ambiente laboral, esta diferenciación viaja en todas direcciones, es decir, no me pueden correr o frenar mi desarrollo laboral por esa razón, pero tampoco me pueden favorecer por ello en perjuicio de alguien más. Normalmente vemos lo equivocado de la discriminación cuando somos víctimas, pero no cuando somos beneficiarios, sobre todo, si somos o creemos ser integrantes de un grupo minoritario o en desventaja. Y cuando se llega a ver, hay quien lo entiende como un acto de reparación de las injusticias históricas, cuando en realidad nadie de nosotros es representante de los afectados del pasado.

Ya en junio de 2023 la Suprema Corte de Justicia estadounidense declaró como inválidas constitucionalmente las acciones afirmativas que tomaban en cuenta la pertenencia a minorías como un elemento decisivo para su admisión a la universidad. Un grupo de estudiantes asiáticos y blancos demostró que estudiantes con mejor perfil académico, pero pertenecientes a grupos étnicos no favorecidos por el progresismo y esas políticas académicas, eran rechazados en favor de estudiantes con menor perfil académico, pero de identidad diversa. La Corte decidió que eso también era discriminación.

En México estamos todavía en la etapa de las cuotas de género y las acciones afirmativas. Esto se explica por nuestro contexto y el tema del aborto lo ilustra. Tanto en México como en Estados Unidos tenemos un criterio judicial similar; en ambos casos la Suprema Corte de cada país decidió que la Constitución de su país no se pronunciaba sobre el aborto, por lo que no había al respecto un derecho, una obligación o un impedimento. Como resultado de ello, cada estado de cada país podía decidir si regula el aborto o no. En Estados Unidos se vio esto como un retroceso. En México se vio como un éxito. Esto por que en el norte se tenía la percepción de que el aborto era un derecho (constitucional) de las mujeres mientras que en México existía una prohibición casi total.

Por eso es entendible que estemos todavía en la etapa de las cuotas de género en México, dado el enorme rezago que existe en generar las condiciones para que las mujeres logren desarrollarse plenamente, o al menos en condiciones similares a las de los hombres, en lo profesional, familiar y social. 

Ojalá veamos esto de las cuotas en el gobierno como uno de los primeros intentos en materia de equidad de género, pero no como un fin en sí mismo. Un puñado de mujeres en la Suprema Corte no representa las condiciones de las mujeres empleadas del poder judicial, por ejemplo. 

Las iniciativas legales buscando “likes” como diría Graciela Rock, no son necesariamente la respuesta a temas complejos. 

Cuando United Airlines anunció que la diversidad sería uno de sus criterios de contratación laboral, el cómico y aficionado de los Tigres, Rob Schneider, dijo que le entraba un poco de nervios eso y que la verdad prefería que se contratara a los que mejor supieran aterrizar el avión. Yo también, sean quienes sean.

 

Johannes Jácome

@jacome_cid