Hernán Cortés al fundar el Ayuntamiento de la Veracruz en 1519, permitió que se presentara por primera vez la danza de Santiagos o de Moros y Cristanos.
Para entender la danza de Santiagos se debe hacer un análisis en tres ejes: histórico, mítico y sincrético. En lo histórico la danza tiene su origen en la reconquista española, la creación y desarrollo del santuario de Santiago de Compostela y las cruzadas. En lo mítico se observa una serie de personajes, lugares y hechos que se entrecruzan como Santiago, Pilatos, Mahoma, Turquía, tropas de África, Jerusalén, etc. En el mundo mítico todo es posible con tal de validar el orden social y aglutinar bajo una creencia a miles de personas. Al grito de Santiago se llevó a cabo la reconquista de España y después fue fundamental para lograr la conquista militar y espiritual en América. Lo sincrético se da al mezclarse elementos culturales y religiosos de diferentes partes, así cada grupo, localidad o región fue adaptando su versión de la danza.
En 1523 llegó a la Nueva España, fray Pedro de Gante, fray Juan de Ayora y fray Juan de Tecto; al año siguiente vino la misión de los 12 franciscanos encabezados por fray Martín de Valencia; en 1526 arribaron los dominicos y en 1533 los agustinos. En la región oriente de la cuenca de México; es decir, en el Acolhuacan se establecieron tempranamente las órdenes mendicantes, en Texcoco los franciscanos; en Tepetlaoxtoc, los dominicos y en Acolman, los agustinos. El Acolhuacan se convirtió en la cuna del cristianismo en la Nueva España. Los religiosos en especial los dominicos emplearon la representación de Santiagos como un método de evangelización, en la que se conjugó el gusto de los indígenas por la música, la danza y el teatro.
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Tepetlaoxtoc es considerado como uno de los lugares más antiguos donde se estableció la danza de Santiagos, ya desde el siglo XVI. Fernando Horcasitas encontró y paleografió unos diálogos de Santiagueros de Tepetlaoxtoc del año de 1878, que a su vez es una refundición de cuadernos más antiguos: Mientras que Maximiliano González, en 1931, rescató una versión en náhuatl, de los Santiagos Alcharriones, que a su vez remitía al año de 1876. Los primeros diálogos narran que Santiago de Galicia desea que los moros se conviertan al cristianismo, manda a un embajador con unos pliegos que son recibidos por el general Sabario. Pilatos al leerlos queda indignado y no queda otra alternativa que la guerra, que pasa por diferentes peripecias hasta que los cristianos triunfan y los moros se convierten. Mientras que la versión en náhuatl es una muestra de cómo los pueblos originarios hicieron propia la danza, que se integró a su patrimonio cultural intangible y a su cosmovisión fortaleciendo su identidad.
Por su antigüedad, la cuadrilla de Santiagos de Tepetlaoxtoc ha sido nombrada patrimonio cultural intangible del municipio en abril del 2023. La danza ha pasado por diferentes etapas a lo largo de su historia e incluso se ha llegado a interrumpir algunos años a veces por cuestiones económicas; otras por conflictos como la Guerra Cristera y por situaciones sanitarias como en el 2020. Sin embargo, se han hecho esfuerzos para que la danza siga, por lo que se está formando un patronato, se está fomentando la investigación y se está motivando a niños y jóvenes para que participen.
El 13 de enero del 2024 en el marco de las fiestas de San Sebastián Mártir se organizó en Tepetlaoxtoc un encuentro de Moros y Cristianos de diferentes localidades del Acolhuacan como Papalotla, San Juan Tezontla, San Mateo Huexotla, Santiaguito, Valle de Teotihuacán y Santa Cruz de Abajo para conmemorar los 500 años de la danza del territorio. Fue un evento de gran trascendencia que permitió hacer un análisis comparativo de los diálogos, la música y la vestimenta. Se dieron reconocimientos a personas que han impulsado la danza en el municipio y a cada cuadrilla invitada. A la vez que permitió reflexionar que la danza representa a las cuatro raíces que forman la cultura mexicana: lo indígena, lo español, lo asiático y lo africano.
José Omar Tinajero Morales*
Es licenciado en etnohistoria por la ENAH, maestro en Estudios Regionales por el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora y estudió el doctorado en Geografía por la UNAM. Ha escrito 50 libros sobre geohistoria, biografía, geomarketing y turismo.