Surge, con visos aún remotos de materializarse, la hipótesis de que ante una supuesta, o real, incapacidad del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para llevar a cabo las responsabilidades de su encargo, se pueda aplicar la famosa enmienda 25 de la Constitución de los Estados Unidos.
Esta enmienda, cuya aplicación llevaría a la declaración de incapacidad del presidente, requiere de una decisión mayoritaria del gabinete y de una sanción por parte del Procurador General.
La declaración de incapacidad, temporal o definitiva, del presidente llevaría a la vicepresidenta Harris a prestar juramento como presidenta interina. Esta hipótesis adquiere mayor relevancia ante la críptica declaración del día de ayer de Kamala Harris donde indicaba que estaba “lista para ejercer mayores responsabilidades”.
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Por un lado, creo que hoy día es remoto que tal escenario se materialice, aunque una decisión por una condición médica grave se podría producir en cualquier momento dada la avanzada edad del presidente, y de que los tropiezos de su memoria/lenguaje han adquirido notoriedad y se están convirtiendo en una contundente arma política ya en plena campaña frente a las elecciones de noviembre próximo.
Finalmente, la eventual llegada precipitada de Kamala Harris a la presidencia haría aún más factible la posibilidad de una victoria republicana en las elecciones del 5 de noviembre. En caso de que la seriedad de los síntomas que hoy ha mostrado Biden lo ameritaran, “podría ser más factible que los demócratas aguantaran” la situación de Biden y que un “relevo forzado” se diera más adelante, después de 2025, en caso de que los demócratas ganaran las elecciones.
La nota de The Hill refleja un sentimiento especulativo en la mente de muchos y si bien no es un texto que pueda catalogarse como premonitorio es una clara llamada de atención.
Conclusión
La materialización de la aplicación de la medida prevista en la enmienda 25 de la constitución estadounidense es un escenario que suena a política ficción y que hoy parece remoto. Sin embargo, el asunto de la capacidad de Biden para ejercer la presidencia no va a dejar de ser un tema público de aquí a las elecciones de noviembre. Un desenlace antes de las elecciones no sólo sería un pésimo augurio para el Partido Demócrata, sino que tendría ramificaciones negativas a nivel global.