O war! thou son of hell,
Whom angry heavens do make their minister,
Throw in the frozen bosoms of our part
Hot coals of vengeance! Let no soldier fly.
–William Shakespeare, King Henry VI. Part II.
La contraofensiva más anunciada
The Economist la describió como "el Día D", a nadie escapa el despropósito del símil, pero todos hemos oído hablar, hemos leído, sobre la contraofensiva ucraniana, de el inminente contraataque que comenzará esta primavera, en las próximas semanas, en los próximos días, pronto.
Desde noviembre pasado, ya hace cinco meses, los rumores, declaraciones e informes de la contraofensiva comenzaron a ocupar todas las páginas de análisis y de noticias que cubren la guerra en Ucrania; la contraofensiva es aguardada con marcada anticipación.
Estoy seguro que anunciar un movimiento contra el enemigo no es la mejor estrategia militar; además, equipararla con el desembarco aliado en Normandía es un recurso teatral que no camina muy lejos. Más allá de ello, el anuncio ha puesto una carga innecesaria al evento que probablemente se desencadene ya, cualquier día. El desempeño del ejército ucraniano será medido contra la cantidad de dinero, armas y equipo que Occidente le ha proporcionado y de acuerdo a la calidad de la inteligencia y el apoyo logístico que Estados Unidos y varios países europeos han puesto a disposición de Kiev.
La malparida aventura de Teixeiras ha evidenciado dos posibilidades: o bien los servicios de inteligencia tienen serias dudas acerca de las posibilidades reales de que Ucrania tenga éxito en su proclamada campaña, o el amasijo de documentos filtrados por el capitán de la fuerza aérea de la Guardia Nacional estadounidense, contienen, junto con verdadera información clasificada, pero vieja, desinformación destinada a sacar de balance a los servicios rusos. Como sea, el desarrollo de la contraofensiva y sus avances serán analizados y evaluados metro a metro, ciudad recuperada por ciudad recuperada. Cada nación de Europa y cada ciudadano que siente en su bolsillo y en su concepto de seguridad personal, el costo de la guerra, tiene su propia escala para medir lo que sería un éxito o una ejecución mediocre de la campaña que viene. El éxito o fracaso de Ucrania será, como nunca, el éxito o fracaso de Occidente. Al final, la percepción bien podría ser la de un resultado mixto.
Para Rusia el escenario no es el más positivo. Los problemas de logística, planeación y pobre desempeño que mostraron las fuerzas rusas prácticamente desde el inicio de la campaña la colocan, de entrada, en una hipotética desventaja frente al mundo y frente a sus ciudadanos. Las imágenes de la columna de kilómetros de vehículos blindados que desde Bielorrusia se dirigían a Kiev y quedaron paralizados a merced de soldados y ciudadanos envalentonados, se convirtió instantáneamente en uno de los iconos de esta guerra.
Pero no nos engañemos, los que saben, los que analizan este escenario al que nosotros nos asomamos armados sólo de mucha curiosidad y tres lecturas, conocen ya el resultado. Esta nueva etapa de la guerra traerá una mezcla de eventos que, animados por los tanques Leopard y Sherman, y con las baterías de misiles Patriot de los que ahora dispone Ucrania, representarán algunos éxitos para Ucrania, algunas batallas se podrán ganar, pero no se ganará la guerra. Ese es el consenso de los iniciados.
La motivación principal para Ucrania es, sin duda, defender su soberanía e integridad territoriales groseramente violentados y, no me cabe duda, demostrar a sus benefactores que los vastos recursos generosamente suministrados son bien aprovechados. Al mismo tiempo, Ucrania apuesta a recuperar el momentum de su contraofensiva del otoño pasado.
¿Cuál es propósito de esta etapa?, la respuesta es sencilla, mejorar lo más posible la posición en el terreno para poder sentarse después en una mesa menos desnivelada: negociar en una posición, si no de ventaja, sí de mayor equilibrio.
Es muy probable que al final de este nuevo contraataque, uno de los resultados más notables sea que tengamos una nueva línea de contacto, un nuevo frente, más o menos estático. Esta contraofensiva no sacará al ejército ruso de Ucrania.
El doble click a la etapa por llegar desvela la existencia de un subtexto: se acercan los tiempos para negociar.
Los costos de la guerra y la consecuencia global de las sanciones, están produciendo señales de agotamiento generalizadas por todos los rincones. Se comienzan a percibir grietas: Polonia y Hungría prohibieron la importación de alimentos y granos de Ucrania para proteger a sus productores. ¿Cuánto tiempo más se podrá financiar la estancia de millones de refugiados ucranianos en Europa?. La solidaridad polaca ha sido notable, ¿cuánto más podrá durar?.
El pleito de Rusia no es contra Ucrania, aunque este es el país invadido y violentada en su soberanía e integridad territorial; por ello, la batalla en Mariúpol y la encarnizada lucha por Bakhmut, y todos los drones y misiles lanzados por Rusia, representan la continuación de un diferendo con Occidente iniciado hace más de treinta años, en febrero de 1990. La línea roja central que Rusia estableció fue su oposición a la expansión de la OTAN, el último trazo de esa línea es, la que apuntó Ryabkov en enero de 2022, "...no queremos que nunca, nunca, Ucrania pase a formar parte de la OTAN".
Rusia se ha quejado de que los países de Occidente están involucrados y forman parte de la guerra en Ucrania, me imagino que en el fondo Rusia asume que ese es el costo que debe de pagar; pienso que ese costo lo dio por descontado después del fracaso de la serie de frenéticas negociaciones de diciembre de 2021 y enero de 2022, y luego de la andanada de amenazas y recriminaciones que recibió en febrero de 2022, durante la Conferencia de Seguridad de Múnich. Supongo que ese costo fue asumido de mejor manera después de los innegables gestos de apoyo que Putin recibió de Xi Jinping en febrero de 2022, en Beijing y en febrero de 2023, en Moscú. Aún así, los costos financieros y materiales para Rusia son ya demasiado elevados y, aunque ha encontrado mecanismos para, junto con China, desarrollar un sistema de pagos y de creación de reservas internacionales con base en el yuan, el costo a lo interno, con la población rusa, ha crecido de manera notable. Los rusos no luchan por su tierra invadida, como sí lo hacen los ucranianos; el ejército ruso pelea una guerra por un concepto difícil de asimilar, la guerra es por un concepto geoestratégico relacionado con la seguridad nacional. Occidente se cuidará bien, creo, de no darles una motivación directa. El costo social de este tipo de intervenciones, como lo fue también el de la guerra que la Unión Soviética libró en Afganistán, será mucho más difícil de tolerar para la población; el penoso regreso de ataúdes generó un rechazo generalizado. Estados Unidos también lo sabe muy bien, su aventura militar en Vietnam le costó decenas de miles de muertos y provocó un cisma en la sociedad norteamericana.
El frente
El mapa de arriba, fue elaborado con información del Instituto para el Estudio de la Guerra, ISW, por sus siglas en inglés y muestra los elementos centrales del frente ucraniano. Las zonas en rosa señalan las áreas del territorio ocupado por Rusia.
La zona de contacto, tal como se percibe en el mapa, en lo general se ha comportado de manera estable en los últimos meses. El frente se prolonga desde un punto al este cercano a Khersón, no lejos del puerto ucraniano de Odesa, hasta la ciudad de Kupiansk, en el Óblast de Kharkov, cerca de la frontera este con Rusia, y tiene unos 700 km de longitud.
Ucrania tiene una superficie total de poco más de 600,000 km2 y de ellos, el ejército ruso controla poco alrededor del 20%, es decir unos 120,000 km2.
Probables objetivos de la contraofensiva
Si bien los ucranianos tendrán que marcar el ritmo inicial de la contienda, la ventaja que da la sorpresa será difícil de obtener, lo que sí puede ocurrir sería el colapso repentino de ciertas posiciones críticas de alguna de las partes o que se desarrollen movimientos de cercado de tropas. Una novedad que podría traer la campaña sería la captura masiva de prisioneros de alguno de los ejércitos enfrentados.
Es altamente probable que las fuerzas ucranianas cuenten con el apoyo de grupos partisanos que ya operan detrás de las líneas rusas. Se dice, por otro lado, que el terreno de batalla seguirá presentando amplias zonas fangosas, ello por lo menos hasta el mes de mayo.
Por otra parte, el empuje inicial debería estar diseñado para producir resultados en un periodo relativamente corto. Si la contraofensiva comenzara en mayo, habría que prever la pronta llegada del invierno en octubre lo cual dificultaría a partir de esa fecha el avance y las operaciones a gran escala.
Para Ucrania, el catálogo de acciones a desarrollar se divide en dos supuestos básicos: el primero consistiría en abrir tres o más puntos de penetración a lo largo de la línea de contacto. Ello significaría el deseo de propiciar un desgaste más o menos generalizado en las tropas rusas, pero haría menos contundente el impacto del ataque.
Por otro lado, Ucrania tiene la opción de mantener la línea de contacto existente pero concentrando el esfuerzo principal en un par de zonas no muy lejanas entre sí.
Me parece que la segunda opción sería la que tendría más visos de éxito como un esfuerzo que utilizaría la concentración de la mayor parte de las fuerzas frescas de ataque.
De cualquier suerte, es muy probable que Ucrania consiga atestar varios golpes de mano efectistas tendientes a impactar la opinión pública, a mantener la moral de la población e infligir daños estratégicos en lugares aislados de la línea de contacto. En ese tenor, abajo comento como ejemplo de ese tipo de objetivos, el Puente de Kerch. No puedo, por otro lado, descartar un ataque en el territorio ruso, considero que es una opción que difícilmente usarán las fuerzas ucranianas. Un ataque a un objetivo militar ruso que fuera realizado con el evidente apoyo de armas o equipo proporcionado por Occidente, nos pondría muy cerca de que Rusia pensara seriamente en recurrir al uso de su arsenal de armas tácticas.
Por otro lado, un colapso súbito de las líneas rusas, uno de que no sea parte de una estrategia deliberada para realizar un movimiento envolvente, podría precipitar el avance ucraniano hacia ganancias territoriales no previstas originalmente.
En cuanto a los objetivos principales que seguiría Ucrania me permito sugerir que ellos podrían ser los siguientes.
Dividir el frente y recuperar el acceso al Mar de Azov
El objetivo central de la contraofensiva consistiría en dividir el frente y separar a las fuerzas rusas en dos partes. Ello podría tener como objetivo central recuperar el acceso al Mar de Azov.
El objetivo secundario sería establecer como una de las prioridades la recuperación de los territorios ocupados de los óblast de Zaporiyia y Khersón, al norte de Crimea.
La ruta de Khersón
La primera opción para ello, sería una penetración entre Khersón y Zaporiyia, avanzando hacia el sur con destino al puerto de Genchensk, en el Mar de Azov.
Este movimiento es complejo ya que se desarrollaría en la franja de tierra al norte de la península de Crimea, que es una de las zonas más fortificadas por Rusia.
De no lograr avanzar hasta el Mar de Azov, la captura de Kherson podría derivar en la posibilidad de cercar a las tropas rusas al este, cerca de Odesa, y darle a este puerto ucraniano del Mar Negro un alivio muy oportuno. Ello podría derivar en asegurar la desembocadura del río Dniéper al Mar Negro.
La ruta del eje Zaporiyia-Melitopol
Esta ruta hacia el Mar de Azov parecería más practicable por el hecho de que se ha detectado una importante zona de actividad partisana ucraniana en la ruta entre las ciudades de Zaporiyia y Melitopol. Si bien al sur de Melitopol no se observa ningún puerto de importancia, al este quedaría una ruta hacia Genchensk y hacia el oeste hacia el puerto de Berdyansk.
Plantar bandera en Crimea
Los analistas han observado actividad rusa de refuerzo de posiciones en la llamada Flecha o Cordón de Arabat. Esta estrecha punta de tierra de una longitud de 112 km y separa las aguas del Mar de Azov de las aguas saladas y muy poco profundas de la Laguna Syvash, que baña la costa este de la península de Crimea. El mapa alusivo, abajo, está en el dominio público.
La Flecha de Arabat y las aguas someras de la Laguna Syvash, actúan como una barrera natural contra desembarcos; es interesante señalar que se trata de una franja que conecta con la Punta de Kerch, en la península de Crimea, sitio que parece atractivo para establecer una cabeza de playa en la Península de Kerch. Ello amenazaría el control ruso del estrecho de Kerch que conecta el Mar de Azov con el Mar Negro. Ucrania pondría pie en Crimea.
Alternativamente, si no se pudiera asegurar una cadena de abasto para establecer una cabeza de playa, Ucrania podría atacar la fortificación rusa de Shcholkine en la península, al noreste del estrecho de Kerch, único lugar de acceso al Mar Negro, vital conexión para Rusia. Esta maniobra podría ser acompañada de un nuevo ataque al puente de Kerch, lo que podría ser de una potencia que invalidara de manera definitiva esa ruta de acceso.
Objetivos de las fuerzas rusas: mantener, distraer, consolidar
En estos tiempos, una parte crítica del esfuerzo de Rusia reside en la compilación de inteligencia que le permita anticiparse y tratar de determinar los lugares y horas del inicio de la contraofensiva. Independientemente de que Ucrania concentre su empuje central en un par de puntos, es probable que realice movimientos de distracción.
Las fuerzas rusas ocupan una franja de 70 kilómetros de ancho en promedio, es previsible que en esta etapa el esfuerzo central esté en la consolidación del territorio ocupado. Ello tiene dos excepciones desde mi punto de vista: en el este, podría haber más adelante un esfuerzo por recuperar Kharkov, lo cual sería un área de amortiguamiento en beneficio de las posiciones rusas en Lugansk; la segunda excepción sería un avance que parece natural y que implica, en primer lugar, la consolidación de las posiciones rusas en Khersón, a ello seguiría una penetration hacia el este siguiendo la desembocadura del Dniéper, hacia el puerto de Odesa.
Consolidación de posiciones ante probables corredores de avance ucraniano
La zona de Khersón y Zaporiyia constituyen una zona crítica para la defensa de las posiciones rusas. A ello se suma, como mencionado, la intensa actividad partisana en la zona al norte de Melitopol.
Las zonas de Genchensk y de Kerch, en especial el área de Shcholkine son también áreas de atención particular por su importancia estratégica en el Mar de Azov.
Nuevos puntos de presión
Uno de los recursos importantes que Rusia podría utilizar para aliviar la tensión en la línea de contacto está en el desarrollo de nuevas zonas de ataque. Es claro que las tropas rusas no pueden repetir los errores de logística y planeación que lastraron el inicio de la guerra, pero el asestar meros golpes de mano no conseguiría distraer tropas ucranianas. Un intento por recuperar Kharkov o avanzar hacia Odesa, como mencioné arriba, podrían ser ejemplos de ello.
Considero que Rusia redoblará sus ataques con misiles y drones a objetivos como Kiev y Odesa. Además, los drones Shahed han demostrado ser particularmente efectivos contra las instalaciones de artillería ucraniana. Todo parece indicar que se verán más tanques T55 de la época soviética en un esfuerzo para contrarrestar la movilidad que brindarán a Ucrania los tanques Leopard y Sherman.
Por otro lado, la intensidad de la contienda podría llevar a que Rusia estuviera tentada a promover la intervención de dos aliados en la zona, Bielorrusia y Transnistria. La primera amenazando algún punto del norte de Ucrania y la otra amenazando a Odesa por el norte. A este escenario le otorgó una probabilidad baja.
Las próximas semanas y meses serán vitales para el curso de la guerra. Son cada vez más numerosos los países que quieren mediar. En este espacio hablé de que en este mundo, que apunta a la consolidación de dos bloques, más un conjunto de países que llamé Neo No Alineados, se irá conformando un nuevo orden mundial. En eso no se equivoca Lula. El presidente de Brasil acierta en el diagnóstico pero se equivocó al operarlo. Al encontrarse manifiestamente alineado a uno de los bloques, pierde credibilidad. Macrón recela de una Europa demasiado dependiente de Estados Unidos, pero su batalla por la reforma de pensiones lo distrae de un objetivo cuya validez muchos percibimos; más pronto que tarde, la precampaña presidencial estadunidense tenderá a quitarle fuerza a la pulsión pro Europa; para la campaña la atención al tema de Ucrania en Norteamérica será aún menor, además el tremendo déficit de ese país pondrá tope a las contribuciones a la contienda europea, si los republicanos ganan la presidencia y la mayoría en una de las dos cámaras del Congreso, la atención al exterior dará preferencia a la cuestión China. Lo dicho, el tiempo de negociar no está lejos. Veremos.
Cierro con algo que señalé en una entrevista organizada por @COMEXI : “Sostengo que los procesos geopolíticos son como viejos cauces que antaño transportaron agua: las ambiciones geopolíticas, como el agua misma, simplifican los geólogos, tiene memoria; así, como el agua en épocas de crecidas, en tiempos de tensión política, las ambiciones, los anhelos y objetivos geopolíticos, tienden a desbordarse y a recorrer viejos cauces y canales que el observador de ese momento no conocía o creía olvidados. La geopolítica tiene memoria, vive de la memoria”.