PROGRAMA “CIUDAD AL AIRE LIBRE”

Ciudad al aire libre ¿un fracaso para la recuperación del espacio público?

Al inicio de la pandemia el programa “Ciudad al aire libre” tenía sentido, era una oportunidad para reorganizarnos, pero lo que hemos hecho hoy con este programa es lo contrario, es la privatización de lo público. | Rodrigo Cordera

Escrito en OPINIÓN el

Cuando nos cayó la pandemia pensábamos que el mundo iba a cambiar, que las sociedades se iban a transformar, que la economía y nuestras formas de producción y el trabajo se iban a ver totalmente modificadas. Muchas cosas han cambiado para ciertos sectores sociales que tomaron esta tragedia y la convirtieron en una oportunidad para modificar procesos laborales. Específicamente el asunto del teletrabajo es un avance para muchos ya que les permite organizarse desde casa cumpliendo los objetivos laborales. Cuando nos cayó la pandemia y no entendíamos bien las formas de contagio también caímos en muchos absurdos. Desde el tapete sanitizante que fue una farsa absurda y complicada de quitar, hasta los horarios de establecimientos ya que en la lógica absurda del momento decidimos que el covid-19 tenía hasta horarios. Caímos en muchos absurdos pero ninguno más dañino para la ciudad que el programa de Ciudad al aire libre que permitió al sector restaurantero adueñarse de banquetas y modificar para su beneficio el espacio público

Este programa NO recuperó el espacio público, sino que lo privatizó. Solo falta caminar por las calles de la ciudad para ver que cada restaurante decide con mucha creatividad cómo adueñarse del espacio sin pensar en el peatón (principal afectado del programa), sin pensar en protección civil, ya que mucha de la infraestructura obstruye el paso y dificulta la salida de casas o el simple paso por la banqueta. Ni que decir de las personas con algún tipo de discapacidad que ahora sufren al transitar por banquetas que nunca fueron pensadas para ellos, pero además sortear la entrada y salida de personal restaurantero. La CDMX por tres mil pesos anuales les cedió espacio público que nos termina por afectar a todos (obvio no todos lo pagan).

Ojo: me pareció que en el inicio, en la confusión de la pandemia, ante el cierre de miles establecimientos, el programa tenía sentido y era una oportunidad para reorganizarnos. Todo mundo gusta de un café en una plaza, todo mundo goza de una copa al aire libre. Pero lo que hemos hecho con este programa justamente es lo contrario. Es la privatización de lo público. No ganamos terreno para los peatones, ni para otras formas de movilidad, ganaron terreno los restauranteros pequeños, medianos y grandes. 

Para mí fue una oportunidad perdida para organizarnos y mejorar la movilidad de la ciudad. Ahora tenemos carpas, toldos, infraestructura masiva en ciertas zonas de la ciudad que además de afear nuestros barrios y colonias, generarán problemas de movilidad, problemas vecinales y problemas en torno a protección civil. 

Habría que replantear dicho programa que cedió terreno al privado para revertirlo. Pensar primero en el peatón, en las personas con discapacidad, pensar en las distintas formas de movilidad y de ahí en verdad generar un programa de Ciudad al aire libre que beneficie a la sociedad en general. La pandemia ya acabó pero sus consecuencias sociales en la ciudad las sufrimos todos los días. 

Podemos organizarnos mejor en pos del bien común. 

¡Feliz Año Nuevo!

Rodrigo Cordera

@Rocordera