En las calles de San Cristóbal de Las Casas, la ciudad colonial que es uno de los principales atractivos turísticos de Chiapas, es evidente la ausencia de visitantes extranjeros. Todavía en diciembre de 2022, los hoteleros registraron una ocupación total pero en los últimos dos años ha bajado en casi 60% la llegada de turistas por temor a la inseguridad y la violencia.
Las condiciones que presenta la ciudad, fundada en 1528 por Diego de Mazariegos, donde las fachadas de sus iglesias barrocas han desaparecido tras las carpas y puestos de vendedores ambulantes, ya provocaron que perdiera la oportunidad de ser declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco y ahora está en peligro de perder la categoría de “pueblo mágico”. Es más, está en riesgo de ser descartada por el turismo internacional porque sus calles se han vuelto inseguras.
La majestuosa San Cristóbal, que fue capital de Chiapas hasta el siglo XIX, se convirtió en los últimos años en centro de operaciones de grupos del crimen organizado, como los Motonetos, además de ser escenario de vendettas entre mafias que controlan el ambulantaje y ejecuciones que se realizan en las calles, a plena luz del día.
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Así sucedió la semana pasada, la mañana del martes 17 de diciembre en el barrio de Guadalupe, donde dos hombres fueron ejecutados por sicarios que viajaban en motocicleta. En videos captados por cámaras de seguridad se grabó el momento en que tres sujetos se acercan a las víctimas cuando éstas cargaban sus maletas afuera de un hotel.
El pasado 20 de octubre, como se recuerda, dos sicarios a bordo de una motocicleta asesinaron al padre Marcelo Pérez cuando se disponía a abordar su auto después de oficiar misa en el barrio de Cuxtitali. Ante este hecho, tal vez por la presión de las autoridades eclesiásticas y de los medios, se informó a los pocos días que el presunto asesino había sido capturado, aunque no se dieron a conocer más detalles sobre el móvil del homicidio.
Sin embargo, hay una larga historia de crímenes que han ocurrido en la misma forma –por sicarios a bordo de motocicletas– en las calles de San Cristóbal, que permanecen impunes. Así fueron los asesinatos del periodista Fredy López Arévalo el 28 de octubre de 2021 y de Jerónimo Ruiz, líder de artesanos, el 18 de abril de 2023, que provocó enfrentamientos armados e incendios de casas y automóviles en ésta, la segunda ciudad turística más importante de Chiapas, después de Palenque.
Reactivar el turismo en Chiapas es una de las prioridades del gobernador Eduardo Ramírez Aguilar pero antes debe restablecerse la seguridad y, en este sector en particular se debería comenzar por revisar las estadísticas de la Secretaría de Turismo de Chiapas, cuya titular en el sexenio anterior, Katina de la Vega, hija de un exmandatario estatal, siempre afirmó que se habían logrado cifras récord –cerca de 7.5 millones de turistas hasta noviembre de 2023–, que no corresponden con la percepción de inseguridad que padece la entidad.
Además debería restablecerse la autoridad de la Sectur estatal para hacerla operativa y aplicar el reglamento en materia hotelera, ya que no sólo han surgido alojamientos y operadores irregulares, sino que los prestadores de servicio aumentan tarifas y catalogan el nivel de sus servicios sin supervisión estatal.
En este sentido, parece necesario definir la dirección de la política que seguirá esta dependencia, ya que fue la única en donde el gobernador Ramírez designó a dos titulares: Maru Culebro como secretaria y Segundo Guillén como coordinador operativo de Turismo, además de Andrés Sánchez como subsecretario de Desarrollo Turístico; situación que ha generado divergencias en la definición de los planes de acción.