TENDENCIAS AUTORITARIAS

Para contener las pulsiones autoritarias

¿Cuál es la capacidad real de contener tendencias autocráticas del poder hegemónico? | Ricardo de la Peña

Escrito en OPINIÓN el

Era una tentación. Eso que, según la Real Academia Española, refiere a un estímulo o instigación que provoca el deseo por algo, que impulsa su búsqueda recurriendo a medios que incluso pudieran ser equivocados y que, aunque aporte algo agradable en lo inmediato, probablemente resulte ser dañino a posteriori.

Detrás, sosteniéndola, la voluntad de poder, la ambición de cumplir los deseos, la pulsión por tomarlo todo cuando termine este giro de la perinola, como demostración de fuerza y a la vez asiento de más pujanza que luego, pronto, será de nuevo empleada. Ese empuje direccionó las decisiones hacia un único fin: calmar la tensión mediante la satisfacción del anhelo. Y ya han cubierto una parte relevante del trayecto, aunque no todo.

Y lo que está en construcción como nuevo régimen es algo aún amorfo, en ocasiones contradictorio, algo que deberá pulirse tal vez no sólo ni primordialmente en lo formal, sino en la paulatina adopción de fórmulas prácticas que definan alcances, límites, alianzas, exclusiones, maneras de negociar y publicitar. Algo que no termina de ser, pero que ciertamente ya ha reemplazado a un constructo del pasado que quedará para siempre en el olvido.

Una conversación con Chat GPT

A las pocas horas de iniciado el mes de diciembre, el desasosiego y las ganas de entender y evaluar lo que ocurre en la renovada realidad nacional me llevó a sostener una conversación con el conocido modelo de inteligencia artificial (IA) llamado Chat GPT. Lo haría en dos pasos: primero, preguntarle sobre lo posible, para después pedirle que sólo considerara lo viable.

Pregunte así: si en una nación soberana se da una condición donde un poder tiene la capacidad legal de reformar la Constitución y las leyes que de ella emanan sin tener que considerar la opinión de las minorías y por consecuencia el Estado de derecho ya no es un obstáculo para cualquier decisión que pudiera tomar ese poder, ¿cuáles podrían ser los retenes a un ejercicio autocrático de ese poder?

La IA respondió (resumo y ordeno): en un escenario donde un grupo dirigente tiene la capacidad legal de reformar la Constitución y las leyes sin tener que considerar la opinión de las minorías, se genera una concentración extrema del poder, lo que puede conducir al debilitamiento del Estado de derecho y abrir la puerta a un ejercicio autocrático.

Empero, en tales condiciones, existen mecanismos y factores que pueden servir como contrapesos o límites a un poder absoluto: cultura política democrática e identidad nacional, legitimidad política y opinión pública, resiliencia institucional residual, presión diplomática y dependencia del capital exterior, divisiones internas del grupo dominante, expresiones de medios de comunicación y la sociedad civil, que pudiera derivar en convocatorias a una resistencia y movilizaciones ciudadanas.

Un segundo momento con la IA

Dimos el segundo paso, partiendo de un supuesto: asumir que en la nación en cuestión donde hay un poder con posibilidad de ser autocrático, éste cuenta con una elevada legitimidad social que se ha sostenido aún en momentos de deterioro de la situación económica y que pareciera reflejar la inexistencia de una memoria activa sobre pasados regímenes autoritarios; la ciudadanía ha mostrado tener escaso apego a los principios propiamente democráticos; el poder no suele atender resoluciones de organismos internacionales de derechos humanos, ni pareciera poder afrontar sanciones o un aislamiento diplomático, dado sus lazos comerciales activos; los integrantes del bloque dominante procesan sus diferencias con mecanismos que impiden divisiones francas, los poderes locales están sometidos al poder central y los medios de comunicación se encuentran subordinados a la lógica del poder central; y el poder judicial pronto habrá sido desarticulado para ser sometido a los intereses del grupo en el poder.

En este contexto, aparentemente sólo quedan las críticas potenciales de algunas dirigencias eclesiásticas, grupos universitarios y organizaciones no gubernamentales y, en el extremo, convocatorias a la resistencia civil y a movilizaciones pacíficas de protesta desde oposiciones políticas poco articuladas y no necesariamente partidarias. En ese escenario, ¿cuál es la capacidad real de contener tendencias autocráticas del poder hegemónico?

El modelo de IA responde: en el contexto descrito, la capacidad real de frenar tendencias autocráticas del poder hegemónico es extremadamente limitada debido a la consolidación del control político, social, económico e institucional por parte del grupo dominante. Sin embargo, no es imposible contenerlo. Los elementos que podrían influir en moderar o limitar el autoritarismo se encuentran en los márgenes del sistema y dependen de circunstancias específicas.

Desde luego, como se mencionó, está la acción de actores religiosos y grupos universitarios, cuyos eventuales llamados a la resistencia civil y la movilización pacífica tendría un éxito dependiendo de los niveles de fatiga social y desilusión con el régimen que pudieran estar presentes ante un posible incumplimiento de un contrato social implícito desde el poder hegemónico.

A pesar de ello, objetivamente la capacidad de poner un retén a las tendencias autoritarias es débil y dependiente del posicionamiento y sostenimiento a los gobernantes de actores con poder económico y de la acción de sectores marginales frente a la acumulación de tensiones de carácter social, económico y político que pudieran irse dando. Sería algo más de medio plazo que algo inminente. 

La relación con el vecino poderoso

La IA deja abierta la puerta a efectos derivados de potenciales cambios en las relaciones del régimen con sus socios, producto de modificaciones en el entorno geopolítico. Y aunque no se lo preguntara, en ello habría que considerar más que la resolución y posible enfriamiento de esa Guerra Mundial tibia que hoy tiene epicentro en Europa oriental, la específica interrelación entre vecinos que compartirán un cariz autoritario, pero diferirán y se contrapondrán en intereses y visiones sobre cuestiones comunes.

Esto hace suponer que habrá un incremento de las deportaciones de indocumentados, amenazas de elevación de costos de comercialización en la zona y riesgos de una intervención directa, suave o áspera, que pudiera iniciar con la declaración como terroristas de grupos vinculados al tráfico de estupefacientes, para más tarde llevar a cabo incursiones encubiertas para asesinar a líderes de organizaciones criminales, secuestros relámpago de delincuentes, ataque con drones y bombardeos con misiles a laboratorios de drogas, operaciones especiales con comandos que ingresen, actúen y salgan.

No: no veremos la creación de una Zona Verde en plena Ciudad de México y la presencia cotidiana en todo el territorio nacional de un ejército invasor. Pero no hay que menospreciar la posibilidad de que se calienten los procedimientos para la gestión de esa eterna guerra contra el narcotráfico. 

Frente a ello, el régimen pudiera optar por transparentar y fortalecer las pulsiones autoritarias, so pretexto de la amenaza abierta desde el exterior, algo que paradójicamente pudiera debilitarle frente al invasor, o moderar al menos por un tiempo sus inclinaciones autocráticas para facilitar una convocatoria a la unidad ante la asechanza del Norte, que efectivamente sumara al todo nacional.

En ello el poder hoy casi absoluto deberá atender a esa máxima de Niebuhr, deseando que le conceda la serenidad para aceptar las cosas que no pueda cambiar, el valor para cambiar las que pueda y la sabiduría para saber diferenciarlas. El desiderátum debería entonces virar de la búsqueda del empoderamiento propio a la consecución de un entendimiento amplio. Pero ello puede estar ausente en la genética de quienes hoy detentan la hegemonía.

Ricardo de la Peña

@ricartur59