En la actualidad, nuestros teléfonos, computadoras y otros dispositivos tecnológicos nos inundan con información y datos, en todo momento. Lo que hace que educarnos en la selección de fuentes y medios de información sea clave para contar con referencias confiables, evaluar críticamente la información y utilizarla de manera responsable. Aquí es donde la alfabetización mediática e informacional (AMI) funciona como brújula, al ser una habilidad digital esencial para distinguir entre lo verdadero y lo falso, entre la información útil y la información errónea.
La AMI implica el desarrollo de habilidades técnicas, cognitivas, sociales y éticas, que permiten a las personas acceder, analizar, evaluar, actuar y crear contenido de manera crítica y responsable con información veraz. Además, integra la habilidad para seleccionar fuentes, la protección de la privacidad y el manejo ético de la información personal para reducir riesgos en las redes sociales.
De acuerdo con la UNESCO es fundamental capacitar a las personas para utilizar la información de forma crítica, navegar por el entorno en línea de forma segura y responsable, y garantizar la confianza en nuestro ecosistema de información y en las tecnologías digitales. Para lograrlo debemos eliminar las brechas digitales entre la ciudadanía, la academia y los medios de comunicación a fin de garantizar que todas las personas accedan a información fiable, sepan cómo evaluarla y la utilicen para tomar decisiones informadas.
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Por ejemplo, en México, el 63 % de las mujeres que no usan Internet, citan la falta de conocimientos como principal razón. Además, un análisis reciente titulado "Alfabetización mediática y digital en México: Un análisis bibliométrico 2000-2021", publicado por Voces de la Educación, revela un creciente interés académico en el tema durante las últimas dos décadas. Sin embargo, los hallazgos de la investigación revelan que la AMI aún no se ha consolidado como un campo de estudio visible en México, según las bases de datos académicas.
La Red para la Alfabetización Mediática e Informacional en México (RAMIM) identifica una gran brecha entre la cantidad de información disponible y la capacidad de las personas para utilizarla de manera efectiva. Aunque en nuestro país hemos avanzado en temas de digitalización y acceso a la información, aún estamos lejos de alcanzar un nivel óptimo de AMI. Hay un largo camino por recorrer para que sea una realidad que beneficie a toda la población.
Por ello, es fundamental crear entornos digitales seguros, para que las nuevas generaciones puedan adaptarlos a sus necesidades; garantizando la difusión de información pública veraz, sin comprometer la privacidad de las y los usuarios.
Por ejemplo, en Finlandia, la alfabetización mediática es parte del currículo escolar de las y los niños, cuyas lecciones ayudan a identificar engaños, evitar estafas y desmentir propaganda, preservando así la información verídica. Esta es una buena práctica que podría implementarse proactivamente en otros países del mundo.
Es necesario convocar y convencer a todos los sectores sobre la necesidad de construir espacios digitales seguros, garantizar la divulgación de información verídica, combatir la desinformación mediante políticas públicas, cooperar con el sector privado para frenar la propagación de información falsa, impulsar la cooperación social para enfrentar la desinformación y promover el pensamiento crítico en la población, especialmente en niñas y niños, personas adultas mayores y comunidades indígenas.
Promovamos un futuro en el que las personas sólo accedan a información confiable, en el que sus datos personales estén protegidos y se usen los medios digitales de manera ética y crítica. Un enfoque ético e inclusivo que garantice que todas y todos los ciudadanos, sin importar su edad o nivel socioeconómico, cuenten con las herramientas necesarias para navegar de manera segura y responsable en el entorno digital, es indispensable para lograrlo.