Esta colaboración estaba pensada para escrudiñar bajo una perspectiva distinta un poco más a fondo sobre el efecto Trump luego de las elecciones del pasado cinco de noviembre. Pero el ataque de Ucrania a Rusia con misiles de largo alcance cambió el derrotero de la entrega.
Y es que luego del ataque, una de las preguntas más recurrentes es si Donald Trump estuvo enterado de la anuencia de Biden a Zelensky para utilizar los misiles de su manufactura para atacar directamente territorio ruso.
Es difícil suponer que la “autorización” para llevar a cabo dicho ataque, se realizó a espaldas del recién electo presidente que, entrará en funciones en poco más de 50 días. De haber sido así, la siguiente pregunta es si la decisión de Biden tiene la intención de prolongar la guerra que sus halcones diseñaron para evitar que el impetuoso Trump le echara por tierra su plan geopolítico para sacar a Rusia de Europa.
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Trump prometió acabar la guerra de Ucrania en un chasquido de dedos lo que supondría tirar por la borda toda la estrategia de Biden para terminar la dependencia energética de Europa del gas natural ruso. Por supuesto que, de ser así, no le quedaría más remedio a Trump que continuar la guerra, aunque precisamente de lo que iba esta entrega antes de los misiles, era precisamente de lo geoestratégico que era para la nueva administración Trump mantener vivo el conflicto por más que en campaña se hubiera dicho lo contrario.
Sobre de ello profundizaremos en la siguiente entrega, por ahora, centrémonos en el ataque con misiles que desde Ucrania se dirigió a la región Bryansk que, según fuentes ucranianas, estuvo dirigido contra centros de armamento ruso.
El movimiento de Biden para mantener esta guerra parece tener justo lo que requería Washington, mostrar a gobierno ruso despiadado, deshumanizado, intolerante y totalmente “belicoso” (sic). Y es que justo luego de la anuencia de Biden, el pasado fin de semana, para que Zelensky usara misiles contra territorio ruso, Vladimir Putin en un llamado más para evitar la escalada del conflicto, cambió su política nuclear para permitir el uso de armas nucleares en caso de que su territorio fuera atacado con armas de precisión de largo alcance.
La situación parece haber llegado a donde la Casa Blanca lo quería, tener enfrente a un Putin “amenazante” de la “Paz Mundial” dispuesto a incendiar el planeta. La advertencia del uso de armas nucleares como respuesta directa y contundente en caso de un ataque a territorio ruso, es como música para los oídos de occidente luego de 36 meses de provocaciones de todo tipo contra Rusia y que el gobierno de Moscú había mantenido cierto grado de prudencia.
Por su puesto que habrá quien diga que el movimiento de Rusia y Corea del Norte con su alianza de defensa mutua es más que suficiente para que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, tomarán cartas en el asunto y con ello atacar más decididamente territorio ruso.
El caso es que, si Putin lanzara un ataque nuclear, aunque fuera disuasivo, es decir en una región en la que nadie saliera perjudicado, sería suficiente para que Estados Unidos y sus aliados desplegarán su capacidad bélica apuntando hacia Rusia, y en consecuencia, Moscú y sus aliados hicieran lo propio.
Por ello no es exagerado hablar en estos momentos de una tercera guerra mundial, pesé a que, unas horas antes, la presidenta de México Claudia Sheinbaum, hablara en la reunión del G20 de dejar de sembrar guerras.
Zelensky se ha jugado su última carta en su delirio de grandeza libertaria que traerá mayores consecuencias para los ucranianos y muchas personas en el mundo. Estados Unidos deseaba esto, mostrar un Putin sanguinario y desalmado, aunque omitan a Netanyahu, para justificar cualquier acción militar incluso también nuclear en caso de ser necesario manejando la narrativa de que el mal se encuentra del otro lado del mundo.
Los analistas sensatos de Europa sabían que Putin no arrasaba con Ucrania como parte de una estrategia de mesura bélica, aunque el costo en tiempo y recursos fueran altos. Para otros, era una muestra de debilidad de Moscú. Pero ahora la circunstancia cambio y a menos de que Rusia adopte una política sólo de declaraciones y amenazas como es el caso de Irán, veríamos una guerra ampliada con signos de debilitamiento para Rusia, pero si no, si la respuesta de Putin es más contundente y decisiva, entonces estaríamos viendo el inicio de un conflicto global sin precedentes y de pronóstico reservado.
Biden tiene en la mira a Rusia y Trump a China, en ambos casos, el objetivo es el mismo, hacer prevalecer el mundo unipolar comandado por Estados Unidos, aunque el costo para ello sea una tercera guerra mundial.