El 2024 sin duda ha sido un año ocupado en términos electorales a nivel global. En este año, las poblaciones de 64 países se presentaron en las urnas para determinar su futuro político. El ejercicio democrático tiene una especial importancia en los países de la región de África Subsahariana que, además de encontrarse en medio de una crisis humanitaria multifactorial, buscan consolidar sus sistemas democráticos. No obstante, la violencia étnica y los legados de ingobernabilidad representan una amenaza para la democracia y la justicia transicional, como lo es en el caso de los vecinos Etiopía y Sudán del Sur.
Etiopía
El 7 de octubre de 2024, en un contexto nacional marcado por una intensa necesidad de paz y reconciliación, el parlamento de Etiopía eligió a Taye Astike Selassie como presidente del país. Aunque el rol presidencial etíope es principalmente simbólico, la elección de Selassie tiene una gran relevancia. Su experiencia como embajador de Etiopía ante las Naciones Unidas le ha otorgado una posición de prestigio internacional y una red diplomática de alto nivel. Estas habilidades representan una oportunidad para que Etiopía fortalezca sus instituciones democráticas y enfrente sus desafíos internos e internacionales de manera efectiva.
Desde noviembre de 2020, Etiopía ha sido el escenario de un conflicto devastador en la región de Tigray, donde el gobierno ha enfrentado al Frente de Liberación Popular de Tigray (FLPT). La guerra comenzó en un momento de crisis global a raíz de la pandemia de covid-19, lo cual exacerbó las tensiones preexistentes y dejó profundas cicatrices en el tejido social y económico del país. Este conflicto ha sumido a alrededor de 21.4 millones de personas en una situación de emergencia humanitaria, provocando desplazamientos masivos, escasez de alimentos y un sistema de salud al borde del colapso. La capacidad de Selassie para intervenir como mediador y promotor de paz será crucial para el país, especialmente en un momento en que las divisiones internas amenazan con erosionar aún más la estabilidad nacional.
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Consolidar la democracia en Etiopía es fundamental, no solo para la paz interna, sino también para la estabilidad del Cuerno de África. La legitimidad del gobierno etíope debe basarse en el compromiso democrático y en una representación equitativa que incluya a todas las regiones y grupos étnicos del país. Además, el impacto de los conflictos internos de Etiopía se ha extendido a nivel regional, afectando a países vecinos y agravando una crisis humanitaria y migratoria.
Sudán del Sur
La creación de Sudán del Sur como un nuevo estado en el año 2011 fue un éxito de la participación ciudadana, con el 98.8% de la población respaldando su escisión de Sudán. El establecimiento del nuevo estado significó la creación de un plan de transición estatal a cargo del gobierno del presidente Salva Kiir. No obstante, la lucha de poder que provocó la guerra civil en 2013 sigue interviniendo con el proceso de transición. Aunque en 2018 se firmó un acuerdo de paz que incluyó un gobierno de unidad, la implementación de este acuerdo ha sido lenta y ha sufrido numerosos retrocesos.
Las elecciones federales en Sudán del Sur, inicialmente previstas para 2015, se han pospuesto cuatro veces. Aunque se planificaron para diciembre de 2024, recientemente se anunció un aplazamiento hasta 2026, lo cual ha suscitado críticas tanto nacionales como internacionales. Este retraso oficial se justifica por motivos de seguridad, debido a la actividad de milicias armadas, así como por obstáculos logísticos derivados de las inundaciones y la escasez de recursos económicos. Aunque son genuinos, estos obstáculos revelan también la falta de capacidad institucional del gobierno.
La demora en las elecciones y el incumplimiento de las reformas democráticas proyectan un panorama incierto para Sudán del Sur. Aunque la nación surgió como símbolo de superación y autodeterminación, los eventos recientes reflejan una administración enfocada en mantener el control en lugar de construir una democracia plena.
La importancia de la democracia en África
La consolidación de la democracia en África es crucial para el desarrollo sostenible y la estabilidad de la región, especialmente en países como Etiopía y Sudán del Sur, donde los procesos democráticos están marcados por desafíos complejos y, a menudo, violentos. Sin estructuras democráticas sólidas, estos países corren el riesgo de perpetuar ciclos de violencia y exclusión, afectando no solo a sus poblaciones, sino también a la seguridad y prosperidad del continente en conjunto. La promoción de instituciones democráticas transparentes y el compromiso con elecciones justas y periódicas pueden servir como pilares de transformación, permitiendo a las naciones africanas no solo enfrentar sus problemas internos, sino también fortalecer su posición en el ámbito internacional y promover un futuro de paz y desarrollo en la región.
*Patricia González Garza
Tiene una Maestría en Desarrollo Internacional por la University College Dublin y es docente de la asignatura Introducción al Desarrollo Global en la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac.