CLAUDIA SHEINBAUM

No “llegamos todas”, llegó Claudia

No nos engañemos ni nos dejemos manipular, no llegamos todas, no llegaron las mujeres, no triunfó el feminismo… llegó Claudia. | Fausta Gantús

Escrito en OPINIÓN el

En el contexto de inacabables meses de celebraciones orgiásticas morenistas por su triunfo electoral el pasado junio (2024) y sus logros por la aprobación de reformas producto del contubernio entre el ejecutivo y el legislativo, se ha querido presentar como un avance significativo para el país, promovido por la autodenominada izquierda (una forma de izquierda que no es la izquierda con la que yo comulgo y en la que yo creo), la llegada a la presidencia de la República, por primera vez en sus 200 años de vida, de una mujer

En esa línea argumentativa la asunción a la primera magistratura de Claudia Sheinbaum se ha querido mostrar como un triunfo del feminismo mexicano, ¿en serio? Si tal fuera el caso, la pregunta sería: ¿de cuál feminismo? ¿De cuál movimiento feminista? ¿Del que fue burdamente reprimido y descalificado año tras año por el obradorismo? ¿Del que fue detenido con vallas que rodeaban Palacio Nacional en 2020? ¿Del que hizo del 8 de mayo una celebración a la figura presidencial arrebatando a las mujeres el foco de atención hasta en esa fecha particular? ¿De la política feminista oficial que ha defendido, cobijado y sostenido a hombres denunciados por acoso, violencia y violación? ¿Del feminismo oficial que suprimió las guarderías infantiles complicando la vida a las madres trabajadoras? ¿O del feminismo discursivo presidencial que mandó a las mujeres a sus casas a cuidar de sus hijos y sus ancianos? ¿O al feminismo que impone a una mujer como gobernadora en sustitución de su padre inhabilitado legalmente para ejercerlo pero que de facto es el poder tras el poder?

No, no centremos el foco en el sexenio que termina y el hombre que dice que se va a su rancho, echemos la luz sobre la mujer de los logros feministas, como se auto reivindica y que apela a frases como “no llego sola, llegamos todas”, “la transformación es feminista”, “es tiempo de mujeres”. En efecto, hablemos de Claudia Sheinbaum, hoy ya presidenta de México. Cuando se dice feminista, ¿se refieren a la ocasión en que siendo gobernante de la Ciudad de México mandó gasear a las manifestantes o cuando envió granaderos? ¿O alude al feminismo que como jefa de gobierno mostró al estigmatizar y criminalizar la protesta de las mujeres que denunciaban el abuso policial sobre una menor? ¿O tal vez habla de su feminismo cuando calificó de “racistas y clasistas” a las colectivas que fundaron la “Glorieta de las mujeres que luchan” por no coincidir con su propuesta estatuaria para la ciudad? Quizá, simplemente, se refiera al feminismo oficial que descalifica cualquier forma de expresión feminista que no se dedique a alabar a las autoridades emanadas de Morena y sus políticas machistas. 

No nos engañemos ni nos dejemos manipular, no llegamos todas, no llegaron las mujeres, no triunfó el feminismo. Llega al poder una mujer que ha luchado y se ha abierto camino en las lides política, se lo reconocemos. Una mujer que tiene en su haber la obtención de grados académicos gracias a su esfuerzo y el desempeño profesional destacado en su área de conocimiento, no se lo regateamos. Una mujer que tiene sus méritos, una mujer inteligente, hábil y fuerte, sin duda. Pero no una mujer que haya destacado por su sensibilidad o su empatía hacia otras mujeres, o por su participación en la lucha feminista y su defensa del feminismo; ni una política que, al asumir cargos, primero la alcaldía de Tlalpan luego la jefatura de la Ciudad de México, haya optado por instrumentar una política reivindicatoria de los derechos de las mujeres. Eso no pasó. 

El feminismo de Sheinbaum ha sido discursivo, ¿deseo que eso cambie? Por supuesto. ¿Quisiera apostar a un futuro diferente basado en una política de Estado que modifique el equilibrio social, contenga la violencia feminicida, abra espacios de verdadera participación femenina, reivindique derechos a las mujeres? Nada desearía más. Pero eso no se va a lograr dando por sentado que la presencia de una mujer en la presidencia significa un cambio y la transformación cultural de esta sociedad profundamente machista y misógina. Al contrario. Sheinbaum fue electa candidata y llegó al poder como producto del patriarcado más tradicional y reaccionario, el de AMLO, un nombre cuya misoginia se trasluce en muchas de sus palabras y sus acciones. 

Y cada palabra y acción como candidata, primero, como presidenta electa, después, de Claudia fue una constatación de esa política machista. Desde el desdecirse de alguna declaración tras la emisión de la opinión presidencial siendo jefa de la Ciudad y luego candidata, hasta el dejarse tomar por el antebrazo de manera autoritaria en más de un acto público por el presidente siendo ella presidenta electa y dejarse arrastrar a una gira del adiós. Pero lo más preocupante es la coincidencia de la nueva presidenta con la posición militarista del saliente presidente. Por ejemplo, su aparente vocación igual de autoritaria al mostrarse de acuerdo con la aniquilación del poder judicial y la erradicación de instituciones autónomas que sirvan de contrapeso a la autoridad gubernamental. Y, por último, preocupa su reciente visita acompañando a AMLO a Badiraguato, lo que hace sospechar posibles vínculos, al menos posibles acuerdos, con el crimen organizado

¿Se puede ser militarista y ser feminista? ¿Se puede pactar con el crimen organizado y ser feminista? ¿Se puede alguien sentar junto a un violador denunciado y ser feminista? Tiempo al tiempo. Ojalá ya en el poder Sheinbaum logre cambiar algo en favor de una sociedad más justa, menos violenta, menos misógina, más feminista.

* Fausta Gantús

Escritora e historiadora. En el área de la creación literaria es autora de varios libros, siendo los más recientes “Herencias. Habitar la mirada/Miradas habitadas” (2020) y “Dos Tiempos” (2022). En lo que corresponde a su labor como historiadora, es Profesora-Investigadora del Instituto Mora. Especialista en historia política, electoral, de la prensa y de las imágenes, ha trabajado los casos de Ciudad de México y de Campeche. Autora del libro “Caricatura y poder político. Crítica, censura y represión en la Ciudad de México, 1867-1888” (2009). Coautora de “La toma de las calles. Movilización social frente a la campaña presidencial. Ciudad de México, 1892” (2020). En su libro más reciente, “Caricatura e historia. Reflexión teórica y propuesta metodológica” (2023), recupera su experiencia como docente e investigadora y propone rutas para pensar y estudiar la imagen.

Fausta Gantús

@fgantus