Hace ya más de dos meses iniciamos una serie de artículos que tienen la intención de informar sobre los principales problemas de México y las cifras que nos dejan.
La primera entrega fue sobre salud y sobre el desastre en el que se convirtió el sistema de salud, dejando cerca de un millón de muertes que pudieron ser evitadas. La segunda entrega hablamos de seguridad y de la forma en que se han disparado las cifras en todas las materias, pero principalmente la de homicidios. La tercera semana hablamos de niñas, niños y adolescentes; la forma en que han sido abandonados. La cuarta semana hablamos sobre el abandono al campo, la quinta abordamos el tema económico, la sexta hablamos de medio ambiente, la séptima de turismo y la octava de personas con discapacidad. Hoy será sobre personas adultas mayores.
Para empezar, es justo decir que el programa de pensiones que se empezó a implementar durante el mandato de Vicente Fox y que ha sido significativamente ampliado en el último sexenio es una buena política pública, pero no resulta suficiente ante la realidad que se vive. No sólo es el tema de cobertura (que se puede señalar en muchos aspectos) o el tema de que el dinero de las pensiones no siempre llega a quien debe llegar; el tema es que no sólo es la pobreza lo que amenaza a los adultos mayores, también la soledad y la enfermedad. Algunos datos sobre el tema:
Te podría interesar
La tendencia es clara. Tan sólo en los últimos 30 años, las personas de más de 60 años pasaron de ser el 6.14% al 12% de la población: así en 2023 las personas adultas mayores son más de 15,142,976. Este cambio se da por varios factores y más allá de ellos se debe reconocer una realidad muy simple: se debe pensar en la salud, vivienda y movilidad para las personas adultas mayores.
En 2020, en nuestro país había 35.7 millones de hogares, de los cuales, en más de nueve millones (25.3 %) residía al menos una persona de 65 años o más (ENIGH 2020). Así, la composición de los hogares mexicanos está cambiando a ser mayoritariamente ampliado o compuesto, en el que las personas adultas mayores tienen un rol familiar de participación creciente.
En los hogares donde hay personas de 65 a??os o más, el 17.5 % de estos tiene una estructura unipersonal, lo que significa que solo habitaba una persona mayor (Coneval 2020). Además el mayor porcentaje residen en el ámbito urbano (77.1%), (Coneval 2020).
Para 2050, México tendrá una población de 65 años y más cercana a los 26.6 millones de personas, casi el 17% de la población esperada. Eso quiere decir que todavía falta crecer una tercera parte más.
Entre 2020 y 2022, hubo un exceso de mortandad en personas adultas mayores (65+) de 375 mil 326 defunciones, de las cuales 252 mil 453 son asociadas al COVID-19. Esto significa que las personas adultas mayores fueron el grupo etario que más sufrió la pandemia, la incompetencia en el manejo de la crisis sanitaria por parte del actual gobierno. El exceso de mortandad refleja no sólo los estragos de la pandemia del COVID-19, sino también las carencias de abasto de medicamentos, de instalaciones geriátricas del sector salud y la falta de personal médico capacitado en geriatría y gerontología.
Las instalaciones del sector salud no están preparadas para el cambio demográfico. El cambio demográfico implica e implicará un incremento en las enfermedades crónico degenerativas, tales como diabetes, hipertensión, problemas cardíacos entre otras, que implican estancias más prolongadas y costosas.
La desaparición del Seguro Popular ha sido catastrófica para las personas adultas mayores que ante la falta de medicamentos y acceso a instalaciones adecuadas, crecientemente se ven obligadas a recurrir a otras instancias para atender su salud, tales como las farmacias privadas con consultorio médico, o incluso, a no recurrir a asistencia médica, con evidentes deterioros a su salud.
A pesar de la pensión universal no contributiva las personas adultas mayores siguen siendo el grupo etario más vulnerable por carencias sociales (27.4%). Esto se debe a que el apoyo económico se está utilizando para cubrir la falta de un sistema de salud funcional y medicamentos.
Lo que ha pasado es simple y bastante irónico: desmantelaron el sistema de salud y ampliaron las pensiones, entonces acaba siendo como una tienda de raya en la época del porfiriato, se da una pensión, pero se tiene que gastar dicha pensión en los estudios, las consultas o los medicamentos que no hay… En fin, la realidad dista de ser positiva, pero si buscamos un logro en la historia de López Obrador, quizás el único mencionable, son las pensiones a los adultos mayores.