Se le acabó el tiempo al gobierno de André Manuel López Obrador, y no logró reconciliar a México. La violencia lo desbordó, y no sacó a los mexicanos de la pobreza, pese a algunos éxitos notables en términos de políticas sociales y de infraestructura.
Las críticas en áreas como la seguridad, la salud, la educación y el respeto a los derechos humanos están ahí para la posteridad.
Aunque sus defensores lo consideran un buen presidente, habría que preguntar a millones de personas que viven el calvario de la violencia y la extorsión.
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Hay claroscuros, como en toda administración. Las críticas parecieran ser mayores a los resultados que presume. Si bien asegura que disminuyó la pobreza extrema del 10.5 % en 2018 al 8.5 % en 2022, la realidad es otra, ya que los mexicanos tienen una percepción diferente.
Cada vez, el dinero alcanza menos a las amas de casa que ven esfumarse los escasos recursos cada vez que van a realizar sus compras.
No hay control de precios, y el aumento del salario mínimo se hace humo cuando se acude a mercados y supermercados.
El presidente de México privilegió obras como el Tren Maya y la construcción de un nuevo aeropuerto en la Ciudad de México, pero abandonó un sector importante como es el campo, donde cada vez cuesta más producir alimentos.
Casi al cierre de su sexenio, López Obrador exhibe algunos trofeos, pero a la par, hay una lluvia de críticas. No pudo arrinconar al narcotráfico y dejó que este creciera y traficara fentanilo y otras sustancias, que colocan a AMLO en la mira de Estados Unidos.
El poder trajo aparejada la soberbia presidencial que subestimó a sus rivales políticos, acosó a la prensa y maltrató al empresariado. Para tener un control total, concentró el poder en el Ejecutivo y dejó muchas cosas en manos del Ejército.
Cada vez son más las áreas del país que están como “zonas liberadas” por el narcotráfico, y el “aquí no pasa nada” es ya una burla para los mexicanos que ven, casi a diario, ostentosas camionetas circulando por carreteras del país con hombres armados.
Lamentablemente, para AMLO, ya casi termina el sexenio, aunque muchos mexicanos celebran que estén a punto de concluir seis difíciles años que han empobrecido al campo, arrinconado a la producción y a muchos jóvenes huyendo de un país donde el futuro parece muy lejano.
Ya no hay vuelta de hoja.