#RECOVECOS

Saqueo en el Archivo General de la Nación

La impunidad del pasado sigue rampante. | Jorge Ramos Pérez

Escrito en OPINIÓN el

Vicente Fox engañó a las y los mexicanos. Andrés Manuel López Obrador también engaña a las y los mexicanos, pero sobre todo a quienes confiaron en que la supuesta cuarta transformación traería, al menos, el inicio de un país más justo. La impunidad campea en los estertores del sexenio de López Obrador, pero no sólo la de los criminales que controlan territorios y matan impunemente, sino que también el pasado al que tanto presuntamente odia este gobierno, permanece intocado y sigue abusando.

La tarde que Fox anunció que creaba la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), en su nombre corto, y que el titular era un abogado de la UNAM, Ignacio Carrillo Prieto, el designado contestó al teléfono: “A ver si no me come el tigre” (Guerra sucia, la otra batalla perdida de AMLO | La Silla Rota).

Carrillo Prieto sabía que se enfrentaba al poder. Era el arranque de la década de los dos miles. Vicente Fox había “sacado al PRI de Los Pinos”, pero se había quedado secuestrado por los intereses que mueven hilos invisibles e impedían dar con los responsables de masacres como la del 2 de octubre de 1968 o del 10 de junio de 1971. Tampoco con los autores de la Guerra Sucia de los 70, cuando se masacró a guerrilleros opositores al gobierno, incluso lanzándolos vivos y amarrados al mar en los llamados “vuelos de la muerte”.

Pero tampoco pudo con sucesos más próximos. Opositores que fueron asesinados en los años 80 y 90, maestros, cuyas muertes había ocultado el sistema bajo lozas que no podían levantarse. Fox no pudo y terminó siendo una caricatura de la primera transición. Su sucesor en el cargo, Felipe Calderón, no sólo echó tierra a la Fiscalía para la Guerra Sucia, sino que se lanzó en contra de Ignacio Carrillo Prieto.

¿Y de qué lo acusaron? De desviar recursos, de contratar a una ex pareja… al final las acusaciones de papel se fueron mojando hasta pudrirse.

Una ocasión Carrillo Prieto acudió a El Quemado, en Guerrero. Ahí, en un poblado de verdes paisajes el Ejército cometió una atrocidad. Mató a muchos hombres porque presumían que protegían a Lucio Cabañas. En los hechos, y así lo narraba Carrillo Prieto, él era un ministerio público al que pomposamente le llamaban fiscal especial para la Guerra Sucia (El Quemado, pueblo emblema de la guerra sucia | La Silla Rota). Pero cuando estuvo ahí, a inicios de 2003, 31 años después del abuso militar, los pobladores veían en él a un político a quien le pedían… un molino de maíz que era lo que les urgía. Y así le pasaba en muchos lugares.

A veces, Carrillo Prieto ayudaba a la gente con alguna de sus peticiones. Estaba mal, no había manera de comprobar eso.

Pero todo eso es historia. Hace unos meses la periodista Mariluz Roldán comenzó a revelar que el Archivo General de la Nación era víctima de saqueo (Mutilan expedientes de la guerra sucia; Inteligencia esconde datos, alerta informe oficial | La Silla Rota).

Roldán relató que La Silla Rota tuvo acceso al “Informe técnico sobre el archivo DFS-DGISEN-CISEN en AGN Mecanismo para el Acceso a la Verdad y el Esclarecimiento Histórico de las violaciones graves a los derechos humanos cometidas de 1965 a 1990”, en donde se alertó de la mutilación de expedientes porque detectaron faltantes o documentos incompletos, incluso tarjetas que permiten confirmar la existencia de información que no fue entregada al Archivo General de la Nación, tras el Acuerdo presidencial de Fox de 2001 que supuestamente obligaba a la Secretaría de Gobernación a transferir la totalidad de los archivos que hasta ese momento eran custodiados y conservados por el CISEN, hoy Centro Nacional de Inteligencia, a cargo de un amigo del presidente López Obrador, el general Audomaro Martínez Zapata, a la postre tapadera de muchas trapacerías de este gobierno, que pronto saldrán a la luz. 

De acuerdo con el informe elaborado por el Mecanismo para el Acceso a la Verdad y el Esclarecimiento Histórico, los expedientes faltantes corresponden a agentes que formaban parte de la entonces Dirección Federal de Seguridad, los cuales se presume que “pudieron haber sido sustraídos”. 

Actualmente el AGN tiene aproximadamente 46, 319,420 metros lineales entre distintos fondos documentales históricos (novohispanos, contemporáneos, entre otros), lo que se traduce aproximadamente a 1,157,256,100 imágenes a digitalizar, de los cuales aproximadamente se tiene 2,500,000 imágenes digitalizadas. Esto representa el 0.6 % con respecto al universo, debido a que sólo se cuenta con 8 equipos con diferentes funcionalidades. El mismo AGN admite en documentos oficiales: “La infraestructura con la que se cuenta es insuficiente para alcanzar un avance significativo en el objetivo de preservar a través de la digitalización”.

Reportes del AGN admiten que “actualmente el Edificio de Gobierno y Edificio Antiguo (sala de banderas, cúpula y galerías) no cuentan con un Sistema de Circuito Cerrado de TV (CCTV) funcional que proporcione el servicio necesario de monitoreo y vigilancia en sus diferentes áreas”.

Precisa: “Como antecedente tenemos que a la entrada de la presente administración (2018) la Dirección de Tecnologías de la Información y Comunicaciones tomó la operación de la infraestructura tecnológica con la que el AGN contaba, sin embargo, se encontró con equipo de Circuito Cerrado de TV en desuso, dañado, incompleto, no funcional, además de no contar con la información necesaria para los accesos al sistema, falta de discos duros para almacenamiento, deterioro físico, cortes tanto de energía como de video que no son detectables a simple vista, obsolescencia tecnológica pues tienen más de 10 años de haberse instalado y otras limitaciones que afectan su rendimiento”.

A la luz de este reconocimiento no queda más que afirmar que este gobierno de López Obrador sabía que podían saquearles los expedientes del AGN. Y les importó un comino. El reporte del Mecanismo, que reveló Roldán en agosto de 2023, sólo muestra la consecuencia de las malas decisiones de este gobierno.

“Además del mal estado, las cámaras también se consideran obsoletas, lo que implica que su tecnología y características están desactualizadas en comparación con los estándares actuales. Esto puede resultar en una calidad de imagen deficiente, limitaciones en la resolución, falta de compatibilidad con los sistemas modernos y dificultades para obtener repuestos o soporte técnico adecuado”, señala un diagnóstico del AGN.

“El edificio de Acervos es el lugar donde se encuentra toda la documentación histórica bajo el resguardo del AGN, dicho edificio cuenta con un sistema de Circuito Cerrado de TV relativamente actual, con un máximo de 5 años de operación, su funcionalidad está a un 90%, sin embargo derivado al incremento de personal en diferentes áreas se habilitaron lugares que no cuentan con cobertura de video, hay puntos ciegos en lugares de acceso o maniobra, ya sea para entregar, descargar y/o cargar el acervo histórico y en algunos otros puntos o áreas no se tiene el monitoreo”, dice el reporte, lo que explica cómo los saquearon sin que se dieran cuenta… o porque así les convenía para seguir tapando la impunidad del Ejército.

“El edificio de Laboratorios es donde se encuentra todo el personal que realiza la restauración de la documentación histórica, dicho edificio cuenta un sistema de CCTV operando, tiene una antigüedad de más de 10 años, es equipo obsoleto al ser una solución análoga, su porcentaje de operación está por debajo del 50%, por lo que se requiere de igual forma la renovación del sistema con tecnología más reciente que permita la homologación del mismo, la cantidad de cámaras que se requieren sustituir son 28 cámaras así como cubrir puntos que en su momento no se consideraron en la cobertura de video”, puntualiza.

Ya saqueados, ahora quieren gastarse 36,082,874 pesos en lo que no hicieron en 2018, cuando llegaron a (mal) gobernar. “No contar con la autorización para dichas adquisiciones generaría los siguientes riesgos: Sustracción ilícita del acervo documental; daño a la infraestructura tecnológica derivado de las interrupciones eléctricas, y no poder preservar en medios digitales por falta de espacio de almacenamiento”.

El daño ya está hecho. A ver qué hacen. Por lo pronto, la impunidad de aquellos tiempos sigue rampante. Y por eso, López Obrador, como Fox, engañan.

Punto y aparte. Más de 300 periodistas que cubren las conferencias de prensa mañaneras en Palacio Nacional han visto cómo sus datos personales circulan por las redes sociales. Condenable, como condenable el silencio oficial que calla como momia horas y horas frente al hecho. No es novedad, han ocurrido otros sucesos, igual de indignantes como el robo de millones de datos de servidores públicos, en 2020, y de lo cual no sabemos quién fue ni si sancionaron a los funcionarios públicos responsables. Ah, pero eso sí “desaparezcan al INAI”, clama López Obrador.

Punto final. En Morena no hay focos amarillos… ya pasaron al rojo. 

 

Jorge Ramos Pérez

@jorgeramos7773