El 13 de enero se conmemoró el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, sobre la que lamentablemente hay mucho desconocimiento en la sociedad, pues lejos de lo que mucha genta piensa, no se trata de un estado de tristeza o desequilibrio emocional pasajero que se puede superar con buena actitud y mucha fuerza de voluntad. Como lo señala el doctor Xavier Tello, es una enfermedad neurológica que requiere atención especializada.
La Organización Mundial de la Salud ha definido a la depresión como un trastorno mental que se caracteriza por la presencia de tristeza persistente, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, cansancio y falta de concentración. De acuerdo con especialistas, en la depresión ocurren cambios a nivel cerebral como la disminución en la actividad de algunos neurotrasmisores (serotonina, dopamina, norepinefrina) que regulan el estado anímico, la energía, la concentración, la memoria, la imaginación, el sueño, el apetito, la voluntad, el placer.
Se estima que más de 300 millones de personas en el mundo padecen depresión, de las cuales alrededor del 50% no están diagnosticadas y por tanto no reciben tratamiento con la consiguiente afectación a su salud y calidad de vida al menoscabar su capacidad de actuar. La depresión es una causa importante de discapacidad y también uno de los principales factores que llevan a que cada año se suiciden 800 mil personas.
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En México, 3.6 millones de personas adultas padecen depresión y el 1% son casos severos. Conforme a la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica, entre 2021 y 2022 poco menos del 10% de la población ha tenido un trastorno depresivo durante su vida y 4.8% en los 12 meses previos. Hasta el 4 de noviembre de 2023 fueron atendidos en el sector salud casi 133 mil casos de depresión, lo que representa un incremento de 18% respecto al mismo periodo del año anterior. Sin embargo, en nuestra sociedad se sigue concibiendo a esta enfermedad como un síntoma de debilidad o falta de carácter, por lo que en muchísimos casos hay resistencia a reconocer que se atraviesa por una depresión, a compartirlo con las personas cercanas y recurrir a atención médica.
Como bien lo menciona el médico psiquiatra Eduardo Villalobos, uno de los obstáculos para luchar contra la depresión, es la ignorancia que existe sobre la enfermedad que puede ser tan mortal como un infarto al miocardio si no se le trata adecuada y oportunamente. Incluso, aún con la mejor intención, pedirle insistentemente a una persona en esta condición que le eche ganas puede llegar a ser contraproducente y hasta revictimizante al estar fuera de sus posibilidades.
Debemos tener claro que nadie está exento de padecer depresión, pues no discrimina entre sexo, edad, religión, posición social o económica, y que diversos factores biológicos, sociales, psicológicos pueden incidir como el estrés crónico, el sedentarismo, malos hábitos alimenticios o de sueño, abuso en el consumo de alcohol o drogas, así como pérdidas de seres queridos, desempleo, pobreza, discriminación, situaciones de violencia. También es importante tomar en cuenta que si bien la aceptación, comprensión, apoyo y acompañamiento de la familia son fundamentales en el manejo de la depresión, y que los cambios de hábitos así como la psicoterapia pueden ayudar mucho sobre todo en casos leves, esto no basta cuando la recurrencia e intensidad es de moderada a grave siendo necesaria la medicación que debe ser prescrita por un especialista en psiquiatría. La depresión es un asunto muy serio y, como cualquier otra enfermedad, debemos estar alertas y buscar ayuda profesional.