De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, así como la Organización Panamericana de la Salud, “… la depresión es una enfermedad común pero grave que interfiere con la vida diaria, con la capacidad de trabajar, dormir, estudiar, comer y disfrutar de la vida. La depresión es causada por una combinación de factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos”.
Entre las principales características de esta terrible enfermedad se encuentra el sentimiento de una tristeza profunda y la pérdida de interés y motivación para desarrollar diversas actividades, desde las cotidianas hasta las que requieren de nuestra plena concentración y destreza. Esto imposibilita el desarrollo pleno de las personas ya que las mismas presentan, entre otras, los siguientes síntomas: pérdida del apetito, constante ansiedad, fuerte predisposición a sentirnos inútiles, desesperación que va casi siempre acompañada con el sentimiento de culpabilidad, falta de energía que nos imposibilita de tomar decisiones o realizar diversas acciones, constantes pensamientos de autolesión o incluso del suicidio.
Ante estos síntomas existen otros factores que generalmente no ayudan a las personas que sufren de esta enfermedad ya que son expuestas al aislamiento o incluso a diversos grados de violencia lo que incrementa los síntomas que padecen.
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Bajo este contexto, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Salud y Envejecimiento en México y la Encuesta de Evaluación Cognitiva del INEGI, publicada en julio de 2023, reveló que las personas de 53 años y más constituyen el 25.3% que presentan cinco o más síntomas de depresión, destacando el cansancio, tristeza y sueño intranquilo.
En el mismo sentido, el INEGI reveló que, en 2018, el 26,4% de las personas adultas mayores se identificó con depresión, situación que para 2021 aumento a 35.5% principalmente por la situación de la pandemia de COVID-19.
Por otro lado, y como ya apuntamos la depresión puede colocar a una persona al extremo incluso del suicido. Al respecto, el INEGI refiere en un estudio publicado en septiembre de 2023 que el suicidio en nuestro país ha aumentado. En 2017, la tasa de suicidio fue de 5.3 por cada 100 mil habitantes; para 2022 se colocó en un 6.3%.
Este mismo estudio reveló que de las mujeres de 18 y más años, el 16.3% declaró sentirse con depresión más de la mitad o casi todos los días de la semana anterior; la proporción en los hombres corresponde a un 9.1%.
A pesar de estos registros, en nuestro país entre 2013 y 2021 fue asignado en promedio sólo el 2.1% del presupuesto de la Secretaría de Salud para atender los problemas relacionados con la salud mental. Asimismo, para 2022 más del 75% de los casos moderados y graves entre los adultos con un trastorno psiquiátrico no recibieron atención médica o psicológica.
Con estos registros México debe implementar una serie de acciones para atender con prontitud a la población que presenta depresión entre los que deben considerarse la conformación de servicios integrales de salud mental en los hospitales generales y de especialidades; brindar servicios de atención mental en las diversas comunidades; fortalecer los programas de orientación y cuidado de problemas de salud relacionados con la depresión; implementar programas en instituciones del estado, universidades, centros sociales, entre otros, sobre los alcances de la depresión, sus riesgos, las formas de prevenirla y, de ser el caso, de cómo atenderla. Son pocas las instituciones del Estado e instituciones académicas que atienden estas consideraciones.
El 13 de enero de cada año se conmemora el Día Mundial de Lucha contra la Depresión que tiene el objetivo de sensibilizar y concientizar sobre esta terrible enfermedad con el objetivo de que se generen las políticas y programas necesarios para su atención.
Está en manos del poder público, en sus tres órdenes de gobierno, la atención a esta enfermedad con el objetivo de garantizar el derecho a la salud de las y los mexicanos, con lo que generaríamos elementos para su bienestar. Estaremos atentos a los trabajos que se desarrollen en la materia.