La próxima administración no la tendrá fácil en términos de las finanzas públicas, ya que deberá sortear un entorno fiscal complejo que podría derivar en un ajuste en la calificación crediticia del país.
De acuerdo con la propuesta de Presupuesto 2024, se estima un déficit primario de 1.2% del Producto Interno Bruto (PIB) y un déficit amplio de 5.4%, ambos muy por encima de las expectativas.
Directivos de casas de análisis de Grupos Financieros coinciden en que el paquete económico parece que se habría diseñado para ganar las elecciones y hacer frente a las realidades fiscales: aumentar del gasto en los programas sociales emblemáticos, consolidar la visión política sobre sectores estratégicos y la conclusión de proyectos de infraestructura insignia del actual sexenio.
Pero la gran preocupación de los especialistas es que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador heredará a su sucesora un margen de maniobra limitado. Por lo pronto, la Secretaría de Hacienda estimó que la deuda neta ampliada a fines del actual gobierno será de 5.2pp del PIB cifra por encima del sexenio anterior.
Nos dicen los que más saben que es previsible que en el corto y mediano plazo se observe un deterioro de las finanzas públicas y eso podría llevar a las agencias internacionales a revisar y replantear la perspectiva del país.
La postura expansiva de la política fiscal que se propone para 2024 implica riesgos para las estimaciones del crecimiento económico que en el mejor de los casos sería de 1.4%, según el consenso de analistas, quienes mencionan que la postergación de una reforma fiscal plantea un escenario en el que los ingresos derivados de la deuda representan 19.2% de los recursos presupuestarios totales.
Por si fuera poco, se estima una baja recaudación de los ingresos tributarios y proyecciones poco favorables de los recursos provenientes del petróleo. Por su parte, las Instituciones Públicas de Seguridad Social y las Empresas Productivas del Estado presentan una caída prevista en sus ingresos de 6% real como consecuencia de una disminución de los ingresos de Pemex de 122 mil millones de pesos respecto a 2023.
Los especialistas coinciden en que la Secretaría de Hacienda tiene una visión sobrestimada de los ingresos para el 2024 y del crecimiento económico, el que se ubica muy por encima del consenso de los analistas.
Por lo pronto, entre los factores de riesgo que se vislumbran para las finanzas públicas destacan: que se materialice una recesión en Estados Unidos que debilite la expansión económica y los ingresos del gobierno federal, así como presiones al gasto por los programas sociales, sobrecostos de obras insignia y más apoyos a paraestatales.
También ven con preocupación la posibilidad –más lejana– de que se relaje la disciplina fiscal ante el ciclo político-electoral y que el descenso de la inflación –y las tasas de interés– sea menor al esperado.
A grandes rasgos, las prioridades del presupuesto para el 2024 son similares a las de este año: los ingresos crecerán poco y se registrará un mayor déficit y nivel de endeudamiento.
Así las cosas…