ADIÓS A LOS MICROBUSES

Adiós a los microbuses

La Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México ha anticipado el ambicioso reto, repetido sexenalmente, de ahora sí, terminar con los microbuses, antes de que cierre la administración. | Roberto Remes

Escrito en OPINIÓN el

La Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México ha anticipado el ambicioso reto, repetido sexenalmente, de ahora sí, terminar con los microbuses, antes de que cierre la administración. De tener éxito, será uno de los mayores logros de la gestión de Andrés Lajous. Personalmente soy escéptico, pero no dejo de reconocer que lo avanzado hasta el momento, en cuanto a chatarrización y reemplazo de unidades, es bastante positivo para la ciudad.

En 1990, cuando estudiaba en la Universidad Autónoma Metropolitana de Iztapalapa, si uno salía de clases a las 20:05, ya no encontraba combis. Había que caminar poco más de un kilómetro en calles oscuras para hallar otra alternativa. Los microbuses incrementaron de manera notoria la oferta, y para 1991 ya no era problema tomar la ruta hacia el Metro Coyoacán.

No obstante, la operación del transporte público, a través de 20 mil vehículos concesionados de baja capacidad, fue caótica. Los “micros” pernoctan en los domicilios de sus choferes, quienes carecen de capacitación, a la vez que suelen ser también los cobradores del pasaje, lo que les quita concentración. Los mismos vehículos hechizos, con chasis de carga, han servido por más de 32 años en la ciudad. El resultado es que cuando chocan se deshacen de inmediato, están corroídos por dentro y no ofrecen ninguna resistencia para proteger a los pasajeros.

Para ser precisos, los microbuses, como los conocemos, debieron dejar de operar hace 20 años. En el sexenio 2000-2006, encabezado por Ya Saben Quién, hubo nulos esfuerzos para su eliminación. Baste mencionar que uno de los secretarios de Transportes y Vialidad de esa administración fue justamente Francisco Garduño, detenido hace unos días por la muerte de migrantes en Ciudad Juárez.

En la siguiente administración, con Marcelo Ebrard a cargo, comenzamos a ver un primer ejemplo de corredores de transporte público, éstos con colores vivos, amarillo y verde. El modelo evolucionó en la siguiente administración y se comenzaron a instrumentar rutas con autobuses morados, color que se ha preservado para las sustituciones de unidades del gobierno de Claudia Sheinbaum.

De los corredores de transporte público instrumentados en los últimos meses destacaré el de División del Norte y Vértiz, que es uno de los que más estoy utilizando. Del primer vehículo que vi de esta ruta, en la esquina de División y Londres, emanaron injurias hacia un automovilista; días después abordé un autobús que circuló por Vértiz cometiendo todas las infracciones posibles: puerta abierta, semáforo en rojo, exceso de velocidad, insultos, ascensos y descenso fuera de las paradas oficiales, entre otros.

Aún así, puedo decir que las rutas que operan con los nuevos vehículos están mejor que cuando eran atendidas por microbuses, por lo menos son un poco más cómodos y pasan con regularidad. No es el modelo ideal de sustitución de unidades pero no deja de ser un salto importante.

A mi juicio, todas las rutas de avenidas de la Ciudad de México deberían ser atendidas con un estándar de servicio similar al de las líneas 4 y 7 de Metrobús, la del Centro Histórico y la de Reforma. Choferes mal capacitados, vehículos altos, de tracción delantera y transmisión estándar, entre otras características, es inadecuado ... pero veníamos de algo mucho peor.

Para concretar estas sustituciones de unidades ha sido fundamental el bono de chatarrización, por 450 mil pesos, y es un gran esfuerzo de la Ciudad de México. Estamos hablando de erogaciones anuales por cientos de millones de pesos. Como decía, soy escéptico de que la Secretaría de Movilidad concluya el retiro de microbuses en esta administración, pero el programa habrá avanzado tanto que, gane quien gane la elección del año próximo, debería continuar en la próxima administración.

Ya no me preocupan las rutas que transitan por avenidas, sino aquellas que lo hacen por calles secundarias de colonias populares. No veo un modelo de autobús acorde a la escala de esas rutas. Se necesitan vehículos cortos y de baja capacidad, más que “midibuses” de aproximadamente 50 pasajeros. No estamos viendo, por lo menos no todavía, corredores de transporte basados en ese tipo de rutas.

Por último, también me gustaría cuestionar el uso de los colores. En la estrategia del plan de Movilidad Integrada se utilizan tres colores para servicios similares: azul para el trolebús; verde para los autobuses que opera la Red de Transporte de Pasajeros, RTP, y morado para los concesionados. Si los tres representan al transporte de superficie, la integración exige un solo color y un solo estándar de servicio.

En conclusión, me da gusto el reemplazo de microbuses, el programa debe continuar hasta chatarrizar todos los buses con más de 10 años, y paulatinamente debemos aspirar a vehículos más adecuados para el servicio de transporte público de la capital mexicana con un mejor modelo de gestión. Si no logran eliminar a todos los “microbios”, esperaríamos que antes de que termine 2026 lo logre concretar la próxima administración.