TIEMPO

El sentido de la vida

Las razones que damos a nuestra existencia, son producto de una navegación que no responde al intelecto. | Ricardo de la Peña

Escrito en OPINIÓN el

Las unidades de Planck o unidades naturales, llamadas por algunos “unidades de Dios”, son un sistema propuesto por primera vez en 1899 por el pionero de la física cuántica, el alemán Max Planck. El sistema mide varias magnitudes fundamentales del universo al definirlas haciendo que las constantes físicas tomen el valor de la unidad. Su uso presenta diversas ventajas, al permitir simplificar las ecuaciones —que entonces no dependen del valor mismo de las constantes— y comparar de manera sencilla las magnitudes. Por la fecha en que este artículo se publica pudiera ser oportuna esta reflexión de las “unidades divinas”, ajenas a la arbitrariedad antropocéntrica.

La menor unidad posible de tiempo, que la ciencia llama "tiempo de Planck" o cronón, tiene una duración ínfima, correspondiente al tiempo que tarda un fotón en atravesar la menor longitud posible, llamada a su vez "longitud de Planck" u hodón, debajo de la cual se espera que el espacio deje de tener una geometría clásica y se comporte de forma cuántica. Ergo, menos de esa duración y esa distancia nos llevaría a encontrar un espacio-tiempo que pierde su continuidad y se convierte en algo semejante a grumos; o al menos eso dice la ciencia contemporánea. Pero, ¿cuánto es la menor duración que puede el hombre percibir directamente?

 

El tiempo mínimo perceptual

En sánscrito, kaal, cuya raíz deriva de calcular, es la denominación del tiempo y a la vez uno de los nombres de Yama, el dios de la muerte; pero kaal también refiere al espacio-tiempo visto como algo conjunto, tal y como se concibe en el mundo actual. Para medir el tiempo, entre los hindúes existe el ksana, una unidad de tiempo con una duración inferior a tres milisegundos, que sería la unidad de medida más pequeña existente en el mundo hasta fines del siglo antepasado y que para algunos es tan corta que prácticamente no tiene duración.

Hoy las neurociencias nos dicen que una persona tarda la quinta parte de un segundo antes de darse cuenta de una decisión que ha tomado. Los propios hindúes pensaban que la velocidad del pensamiento era apenas inferior a un ciento de ksanas, así que la “velocidad del pensamiento” para esta tradición era sorprendentemente próxima al tiempo que realmente tarda una persona en tomar consciencia de una decisión según la ciencia contemporánea. ¿Mera casualidad o algo sabían los hindúes que nosotros apenas estamos conociendo?

 

El entendimiento del tiempo

Hoy día está abierto un debate cuyo origen se remonta a las visiones filosóficas del pasado: ¿es el tiempo una ilusión o realmente existe un suceder que lleva del pasado al futuro, cruzando por el presente? Hablamos de un tiempo que, más allá de cualquier objetividad, puede dilatarse o acelerarse perceptualmente. De hecho, suele ocurrir que no nos demos cuenta del sentido e impacto de nuestras acciones hasta que es demasiado tarde para modificarlas. Tomamos así consciencia de lo que hacemos y supuestamente hemos decidido hacer hasta que ya es imposible cambiarlo. Luego, nuestro proceder, y por tanto las razones que damos a nuestra existencia, es producto de una navegación que no responde al intelecto, sino a un devenir caótico, involuntario, inalterable. Creemos tener control de lo que pasa, pero al final de cuentas el sentido de la vida se determina por causas extrañas al entendimiento.

 

Ricardo de la Peña

@ricartur59