#LACÁBALA

Política chaparra

Como el dolor de huesos en días fríos y húmedos, es temporada de políticos mirándonos desde las alturas con sonrisa para anunciar dentífrico, o con cara de solución única a todos tus problemas. | Adriana Ochoa

Escrito en OPINIÓN el

Como el dolor de huesos en días fríos y húmedos, es temporada de políticos mirándonos desde las alturas con sonrisa para anunciar dentífrico, o con cara de solución única a todos tus problemas. Ni temprano ni tarde, aparecen con la oportunidad medida antes de que las formaciones políticas, solas o en alianza, definan candidaturas.

Para evitar los inconvenientes de los señalamientos por actos anticipados de campaña, los recursos del disfraz son amplios. Unos reproducen en el espectacular la portada de alguna revista con vocación política turiferaria donde casualmente les han dado la posición principal. No es que se autopromuevan, de ninguna manera: es el semanario “Sahumerio”, o “La Naveta magazine”, de muy reconocida calidad editorial, que les ha dedicado una entrevista con preguntas-lametazo o un trepidante reportaje sobre las bondades que han traído a la comunidad sus acciones y trayectoria.

Si el organismo electoral pretende acusarlos de indebida promoción, tendrá que arreglárselas con la publicación y entrar en los laberintos interpretativos de la libre expresión subsidiada o con padrino.

Si ocupa cargo actual de diputado, alcalde o cualquier otra variedad que obligue a presentar un informe anual de actividades, se aprovecha el dato y el motivo del espectacular es cumplir con el reporte a los ciudadanos de la cuantía y resultados de sus gestiones, iniciativas, obras, filantropías o lo que toque hacer. El tablero urbano no aporta mucho, la verdad, en cambio revela, confirma o reta otros fines.

En plena discusión entre las huestes locales de Morena y el gobernador Ricardo Gallardo Cardona por la fórmula al Senado, si en alianza o por separado, un día amanecieron espectaculares elogiando el trabajo de asistencia a los desvalidos que realiza la esposa del gobernador, Ruth González de Gallardo. La entonces dirigente estatal de Morena, Rita Ozalia Rodríguez, había hecho pública su pretensión de ir puntera en la fórmula al Senado, en tema de género. Rita Ozalia no es una morenista sin conexiones: su hermana Rosa Icela es la secretaria de Seguridad del gobierno obradorista. Los espectaculares de la primera dama, una presencia más bien discreta, no eran sólo para hacer saber de su informe de logros.

La elección para la alcaldía de la capital del Estado ha dado pie a que aspirantes, reales o de mera estrategia, se paguen su muro propagandístico. El presidente municipal de San Luis Potosí, Enrique Galindo Ceballos, será el competidor a considerar si se confirma en los hechos la intención de buscar un segundo periodo.

Priista, Galindo llegó con el registro del frente PRI-PAN-PRD y el partido estatal Conciencia Popular. El tricolor, que gobernaba la entidad, se fue al cuarto lugar. Galindo ganó con más votos panistas que del PRI, desbaratado y jibarizado. Su partido de origen ya no da para repetir en el cargo, así que de nuevo el alcalde priista, si pretende buscar la reelección, necesitará del PAN. 

Del lado blanquiazul hay aspirantes, lo que no hay en ese partido desde hace dos comicios es figura propia con peso competitivo. Galindo y su antecesor, Xavier Nava Palacios, fueron registrados por el PAN porque de sus filas no había mucho para hacer frente. Nava recuperó para el PAN la capital, después de tres trienios. Y con Galindo la mantuvieron. 

La administración de Galindo ha enfrentado una crisis hídrica a la que no se le veía buen augurio, además de una relación complicada con el gobernador, Ricardo Gallardo. De estilos monopólicos y centrados en la persona del gobernador, el gallardismo presiona, ningunea, amenaza, manotea en la mesa y alinea con todas las instituciones a su alcance, financieras, de seguridad, asistencialistas o de vigilancia. 

En dos años de gobierno, mientras el alcalde capitalino aguantaba y aprendía a sortear la agresiva cohetería gallardista, las figuras panistas y priistas de la política local se replegaron, bajaron la cabeza, consintieron y negociaron. Sobre todo, guardaron silencio. Todavía más ridículo: dirigentes o diputados del PRI y el PAN acudieron a Palacio de Gobierno a “avisar” de lo que iban a hacer, o peor, fueron a pedir parecer y hasta permiso. 

Una vez que se acercan los tiempos de revitalizar trayectorias deslucidas para ganar otro lugar en las nóminas públicas, panistas y priistas reaparecen en espectaculares. Primero, el hermano menor del diputado federal Xavier Azuara, David, primero como cabeza de una sociedad civil como plataforma y al poco tiempo como aspirante. Su organización entregó uniformes escolares, despensas, tinacos, mochilas y materiales se entiende que a bajo precio para apoyar a familias sin que sea dádiva populista. 

A falta de una plataforma social, los diputados panistas se agarraron de sus informes, que se supone ya fueron hace tiempo, para plasmar en espectaculares que ahí están, prestos para un nuevo episodio electoral. Se supone que las candidaturas en su formación se basarán en encuestas, así que por lo menos a hacerse mencionar, presumir alguna base social o estructura partidista y a aventar chinampinas mediáticas.

La mayor sorpresa en este despertar de los muertos opositores ha sido el exsecretario general de gobierno y diputado local pluri Alejandro Leal Tovías. En su espectacular ofrece agua, seguridad, experiencia y gobernabilidad mientras te mira con la expresión del tipo que ya ha vuelto de todas y si se va es para quedarse. Con esa cara más de un lotero ha vendido taxis como seminuevos de un solo dueño, odómetro puesto a menos de diez mil kilómetros. Así lo compró su exjefe Carreras López. 

Con letra más gruesa y notoria que su justificada promoción a su II informe, dedica una frase reperiquete a la seguridad municipal y la “PoliSía” del alcalde Galindo (sí, con la criticada “S” propagandística). 

Secretario general en el gobierno de Juan Manuel Carreras por seis años, el diputado Leal no ha dedicado ni dos líneas en defensa de su propio exjefe y sus compañeros de gabinete auditados, en proceso de responsabilidades y hasta encarcelados. 

Hábil para la coyuntura, peleó la diputación como chaleco antibalas para una guerra. Base social no tiene ninguna porque nunca fue un político de pie a tierra; su habilidad magistral son las distancias cortas y los bastidores, un depredador de sensibilidades políticas ñoñas y tontos de manual. Por algo de la versión coloquial y acortada de su nombre, “Caco”, se ha hecho una connotación pública de su carácter: “Caco” es Alejandro, pero también un “caco” es pillo, vivales, ladrón. 

El exsecretario general es un superviviente y si ahora asoma como aspirante a alcalde es porque ve su oportunidad en mostrarse, colocarse en el camino con caseta de peaje ineludible: si lo retiran, cuesta. El humor malicioso agarró la imagen de su espectacular oportunista y lo hizo meme de amplia circulación, “Caco” el caco. 

La temporada de autopromoción apenas empieza y veremos más personajes que no sabrán hacer pero sí harán saber. Nuestros políticos son tipos que emplean la mitad de su tiempo o más en contarnos su trabajo antes que trabajar. No venden el bistec, venden el chisporroteo en el asador para ilusionarnos. 

Pelearán la visibilidad porque sin autopromoción no alcanzan el valor óptimo. Serán tan visibles como alcance la chequera para pagar su sitio. Política de piernas cortas encaramada en las alturas. 

Adriana Ochoa

@ArterialPresion