Las velas encendidas en la noche alrededor de la Estela de Luz. El dolor y la indignación compartida por miles de personas en distintas ciudades de la República. Le Magistrade Ociel Baena y su pareja Dorian Herrera fueron víctimas de muerte violenta. La trabajadora del hogar los encontró en la casa que compartían. De la Estela de Luz sus compañeres marcharon hacia el zócalo donde continuó la vigilia en honor a una persona que supo nombrarse y luchó por el derecho de todes a hacerlo. Una presencia física se apaga, su liderazgo tan único permanece: “Soy una persona disruptiva desde el principio, porque lo que busco es romper el molde, romper el paradigma y así es mi forma de ser y expresarme”.
Disruptive, sin duda. También resquebrajadore de paradigmas con su manera inteligente y clara de nombrar las exclusiones que padece la comunidad LGBTIQ+. Sin eufemismos y sin concesiones. Su manera de vestir era todo un mensaje libertario, un cuestionamiento a los mandatos culturales cuya rigidez intenta atraparnos en una sola manera de ser: “lo propio de los hombres, lo propio de las mujeres”, como dice Marta Lamas. Su sentido del humor y su célebre abanico cuyo ruidito al abrirse puntuaba el final de su frase justo antes de concluir con un: “Y la que proyecte”, “Y la que le arda”, “Y la que juzgue”.
Una le mira y escucha y se queda con una sonrisa: Ociel sabía jugar, amaba jugar. El suyo era un activismo firme y lúdico. En octubre, la Escuela Judicial Electoral del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, entregó por primera vez un título que dice: Maestre en Derecho Electoral. La importancia de los actos simbólicos: la credencial de elector y el pasaporte hechos –también por primera vez– para una persona no binarie. Cuando se habla de la urgencia de la inclusión, hay que ir con todo. Invitade por el Partido del Trabajo Ociel recién estuvo en Oaxaca en el seminario: “Escenarios Políticos Nueva Realidad Partidista”, fue su última aparición pública: “Entender la democracia inclusiva es entender que existimos otros grupos en condición de vulnerabilidad, que estamos presentes, que queremos participar y alzar la voz, y es una queja internacional”.
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El proceso de asumirse valiente y libre, enfrentar a su familia, declararse públicamente primero como homosexual y luego como persona no binarie. El proceso de ejercer sus deseos: “Cuando me puse por primera vez falda hace cuatro años, me puse tacones, me pinté el labio y salí de mi casa, era un miedo. Rompí mi propio techo de cristal, salir a la calle, y yo pensaba que todo mundo ya me estaba esperando con una piedra. Luego esa piedra se convirtió en discurso verbal, pero el tema es que es más importante vencer los miedos personales”.
México es el país con más crímenes por odio en América Latina. Ociel recibió no solo ofensas constantes por sus contenidos en redes sociales, sino también amenazas de muerte. Claro que Ociel tenía miedo, su activismo existía a pesar de los discursos de odio que intentaban silenciarlo. Su amigo Ulises Nava González, activista LGBTI+ fue asesinade a balazos en Aguascalientes frente al Museo Descubre cuando salían del Primer Congreso de Litigio Estratégico para la defensa de la Cuota Arco Iris en México. Ociel estaba junto a él. Solicitó ser acogide por el Mecanismo de Protección Integral de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, adscrito a la Secretaría de Gobernación. En ninguna nota se menciona dónde estaban las personas responsables de su seguridad esa noche.
En una rueda de prensa más que precipitada, la autoridad responsable habló de “hechos de emoción sentimental”. ¿”Emoción sentimental”? Supongo que será una nueva manera de referirse a aquello de “crimen pasional” que ha sido la clásica respuesta inmediata a los crímenes por odio. “No hay indicios de que haya habido una tercera persona en el lugar”. ¿Cuánto tiempo de cámaras había sido revisado hasta ese momento para saber algo más que la hora de llegada de la pareja? ¿qué cáptura de huellas digitales podía estar ya en manos de las autoridades? Como sucede ante el feminicidio, la investigación de los crímenes por odio suelen estar cargadas de prejuicios. Prejuicios ciegos. Justo esos contra los cuales Ociel luchó toda su vida.
Sus amigues le dicen: “vuela alto” y así será. Ociel siempre voló alto: por encima del conservadurismo, de las descalificaciones, de las amenazas, de los juicios sumarios. Volaba tan alto como para imaginar las transformaciones culturales indispensables para alcanzar la equidad. Los derechos para todes. La democracia inclusiva. Farewell Ociel, tu liderazgo y tus palabras se quedan: “Soy persona no binaria, no me interesa verme mujer ni tampoco hombre, esa es una identidad, es mía y para mí, para nadie más. No le debo nada a la cisheteronorma. ¡Es mi perro y yo lo baño! Soporten”. El ruidito de su abanico que se abre. ¡Y la que cambia la munda!