HURACÁN OTIS

Nos fue muy mal en Guerrero

Estamos ante una tragedia mayúscula en la que, además de los muy lamentables decesos, miles de personas perdieron sus viviendas así como sus fuentes de trabajo. | Agustín Castilla

Escrito en OPINIÓN el

A poco más de una semana aún no se cuenta con información suficiente para dimensionar los daños provocados por el huracán Otis en la costa de Guerrero, principalmente en Acapulco y municipios aledaños como Coyuca de Benítez y Tecpan de Galeana. De los datos, testimonios e imágenes que lentamente se han ido difundiendo, queda claro que no hay manera de decir que nos fue bien, como lo afirmó el presidente López Obrador en su conferencia mañanera del pasado lunes. Aunque inmediatamente después trató de matizar diciendo que no nos fue tan mal, tampoco parece probable que para la Navidad todo regrese a la normalidad y las familias puedan celebrar muy contentas. 

Conforme a cifras oficiales, al momento se tienen registradas 46 personas fallecidas y 58 desaparecidas, pero posiblemente sean muchas más, no se sabe cuántas personas resultaron heridas y se calcula en alrededor de 800 mil las personas damnificadas con aproximadamente 200 mil viviendas afectadas. Tendrá que pasar todavía algún tiempo para que se pueda cuantificar el impacto humano y económico del devastador fenómeno natural. Se ha estimado que las pérdidas pueden ser superiores a los 250 mil millones de pesos. Lo cierto es que estamos ante una tragedia mayúscula en la que, además de los muy lamentables decesos, miles de personas perdieron sus viviendas así como sus fuentes de trabajo, amplias zonas siguen sin energía eléctrica, hay escasez de agua, de comida, de combustible

De acuerdo con los propios pobladores, la ayuda fluye a cuentagotas y, como es natural, todo ello provoca una gran desesperación en la gente. Se han reportado múltiples casos de saqueos en comercios e incluso pequeños negocios y hasta viviendas, lo que ha obligado a sus propietarios a montar guardias e instalar barricadas. También se ha alertado sobre el riesgo del surgimiento de enfermedades sobre todo en niñas y niños por estancamiento de agua, deshidratación, falta de condiciones de higiene así como de atención médica oportuna. 

Sin duda la tarea que tenemos enfrente es titánica, primero para atender la emergencia, continuar con las labores de rescate, remover los escombros, restablecer los servicios públicos, garantizar el abasto de alimentos para la población, y posteriormente para la reconstrucción que debe ser lo antes posible pues de lo contrario no tendrá como subsistir la gente que en gran medida depende directa e indirectamente de las actividades turísticas como hoteles, restaurantes, eventos, y de quienes tienen sus casas o departamentos de descanso. Otro elemento a considerar, será la reacción de los grupos criminales que controlan la zona y que también han perdido sus principales fuentes de ingreso principalmente con la distribución y venta de droga y extorsión.

Todo ello demanda una decidida intervención gubernamental, así como de la participación y esfuerzo de todos los sectores, de igual manera se requiere generar las condiciones que posibiliten tanto la característica solidaridad de la sociedad mexicana como la ayuda internacional. Ya habrá tiempo para evaluar la actuación de las autoridades de los tres niveles de gobierno que, aunque no les guste, deben estar abiertas al escrutinio público y rendir cuentas, pero estos no son momentos para la división, el enfrentamiento y mucho menos para la mezquindad, los cálculos político-electorales, la popularidad y las encuestas deben pasar a un segundo plano para enfocarnos en lo que ahora es prioritario. 

Agustín Castilla

@agus_castilla