ELECCIONES 2024

¿Qué es lo esperable?

Sería extraño que el resultado de las elecciones 2024 provoque una mayoría calificada para alguno de los bloques contendientes. | Ricardo de la Peña

Escrito en OPINIÓN el

En estos días han aparecido decenas de encuestas de todo tipo y con toda clase de resultados. Refiriéndonos exclusivamente a las mediciones relacionadas con la futura contienda por la Presidencia de la República, se han difundido más de treinta estudios, una cuarta parte realizados mediante entrevistas cara a cara en viviendas, alrededor de la mitad mediante contactos telefónicos personalizados o automatizados y algunas más con una metodología peculiar, en muchos de los casos a través de Internet y carentes de rigor suficiente como para permitir inferir algo sobre el grueso del electorado a partir de ellas.

El rango de las estimaciones

Ya desde hace un mes era posible establecer un rango entre las distintas mediciones sobre la carrera en pos de la Presidencia de la República que apuntaba a una diferencia entre un mínimo de diez y más de cincuenta puntos de ventaja para la candidatura de Morena y sus aliados, una brecha muy amplia y en la cual era posible distinguir un grupo de estimaciones cerradas, la mayoría de las telefónicas y algunas en vivienda, o abiertas, en su mayoría producto de encuestas en domicilios. Con el curso de los días se han acumulado mediciones, pero poco han variado los rangos ya desde entonces detectados.

No se vale suponer que estos datos estarían reflejando lo que será el resultado de la elección por venir, por muchas razones, entre las que se encuentra el hecho de que faltan meses para que el electorado acuda a las urnas, siendo esperable que en ese tiempo aumente la información y atención hacia el proceso y el (re)conocimiento de quienes contendrán, al margen de que habrá muy variados sucesos que pueden incidir en las preferencias o modificar las condiciones en que se desarrolle la contienda, que si bien se ha dibujado como una disputa por el Ejecutivo federal, se verá acompañada por las contiendas para las gubernaturas, muchísimas presidencias municipales y alcaldías, y la definición de intenciones de voto para la pista legislativa federal y locales.

Lo esperable y lo deseable

Sería extraño que el resultado de los comicios de junio próximo provoque la constitución de una mayoría calificada para alguno de los bloques contendientes. Si eso pasó hace cinco años fue en gran medida producto de los vacíos aprovechados para la construcción artificial de una mayoría absoluta, vacíos ahora eliminados, donde además el logro de victorias por vía uninominal para el bloque mayor se vio favorecido por la división existente en el voto por otras opciones que se verán en unos meses como aliados. Así que, de repetirse un voto a favor de quien hoy gobierna de más de la mitad de quienes sufraguen, todavía le sería insuficiente para lograr la misma cantidad de asientos en el legislativo federal que alcanzó en esa ocasión.

Y por demás la historia electoral reciente ha mostrado que, salvo contadas excepciones, el margen de diferencia estimada por las encuestas meses antes de unas elecciones tiende a estrecharse al momento de acudir a las urnas. Luego, se ve difícil que alguien consiga una mayoría calificada, lo que derivará en otra vuelta de tuerca en la disputa por el mantenimiento de las condiciones de competencia propiamente democrática o de cierre de avenidas para ello. Sin embargo, no todo seguirá igual, pues con el paso del tiempo, si la mayoría no cambia de manos, se irá modificando la conformación de órganos autónomos e instancias judiciales, inclinando cada vez más la balanza hacia la transformación propiamente autoritaria del régimen. Esperemos que esto, que es posible e incluso esperable, sea todavía evitable.

 

Ricardo de la Peña

@ricartur59