Los pasillos del edificio de Lieja 7 son una delicia: Obras de Diego Rivera, esculturas de Manuel Centurión, muros bellísimos, salones sobrios, bajorrelieves de Hans Pillig, barandales de hierro, luminarias y recubrimientos de cobre del maestro William Spratling, eran el escenario de las oficinas de los secretarios de Salud, de los llamados “neoliberales”. Pero la autodenominada 4T tiene otros planes.
Para empezar, el presidente Andrés Manuel López Obrador resolvió que era mejor descentralizar las secretarías de Estado y enviarlas a distintas entidades federativas. Ha sido un fracaso. De acuerdo con un reportaje del periódico El Economista, del 24 de octubre pasado, en 5 años, sólo tres dependencias federales se han descentralizado: Cultura (Tlaxcala), Energía (Tabasco) y Conapesca (Mazatlán, Sinaloa).
Sin embargo, en Paseo de la Reforma, casi esquina con Insurgentes, por ejemplo, la Secretaría de Cultura aún ocupa un edificio a donde es posible ver protestas de empleados de esa dependencia que cierran la lateral de esa avenida. Pero según el reporte de El Economista, parcialmente se han reubicado la Secretaría de Bienestar (Oaxaca); Secretaría de Salud (Acapulco, Guerrero); Conagua (Xalapa, Veracruz); Ganadería (Guadalajara, Jalisco), y Minería (Chihuahua, Chihuahua).
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El periodista Arturo Rojas reseñó que, con base en la información oficial que le proporcionaron, 24 secretarías y entidades no han ni siquiera comenzado su proceso de traslado a algún estado de la República y eso que de los 100 compromisos que hizo en el Zócalo el 1 de diciembre de 2018, éste era el número 54. Ahí la lleva…
Por supuesto, ahora que el huracán Otis devastó el puerto de Acapulco habría que revisar en qué condiciones quedaron las oficinas del doctor Jorge Alcocer, pero hasta donde se sabe al parecer también sufrió daños. Habrá que ver.
Al actual gobierno, como muchos del pasado, se les cuestionan sus obras faraónicas con las que pretenden pasar a la historia. Por supuesto, del presidente López Obrador se señala que la refinería de Dos bocas se disparó de manera impresionante el dinero que se presupuestó inicialmente. También se han señalado los sobre costos del Tren Maya. El absurdo de cancelar el aeropuerto en Texcoco para llevarlo a Santa Lucía. O también el impacto negativo de la venta, rifa o remate del avión presidencial. La lista se alarga lo que usted quiera.
Por eso llama la atención que ahora el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador requiera la friolera de 870,045,028.97 (sOchocientos setenta millones cuarenta y cinco mil veintiocho peso”, de los cuales requiere a la de ya 343,533,134.27 (trescientos cuarenta y tres millones quinientos treinta y tres mil ciento treinta y cuatro pesos. ¿Para qué? Para convertir el inmueble de Lieja en un flamante Centro Nacional de Culturas de Salud y Bienestar.
Casi mil millones de pesos, más lo que le costó trasladar a la Secretaría de Salud al puerto de Acapulco, más el costo por los daños que le haya causado el huracán Otis. Un sinsentido.
Si el sistema de salud es un desastre, por la atención y el desabasto de medicamentos; si el cementerio de hospitales que heredó de Enrique Peña Nieto y de Felipe Calderón sigue siendo un pendiente; qué más da gastarse 800 millones de pesos en un centro cultural. Así que el sistema de salud puede esperar o la ayuda a los damnificados por el huracán Otis. Lo relevante son las ocurrencias de un gobierno que no tiene la mínima idea de lo que es administrar.
Un horror de ocurrencia que pronto se va a documentar con un reportaje.
Punto y aparte. Norma Lucía Piña se ha convertido en blanco de ataques de muchos flancos. Cuando encaró al senador Alejandro Armenta muchos se asustaron por la respuesta firme a los alegatos políticos de un legislador de Morena. Fue exhibida una conversación privada y ella ofreció disculpas. Ahora hay comentaristas que sostienen que la ministra presidenta de la Corte debería aprender de Sun Tzu, un general, estratega militar y filósofo de la antigua China, porque a juicio de Viridiana Ríos cómo le hace falta a la ministra ponerse los guantes. Bueno, han llegado a afirmar que tiene un cuarto de guerra con generales de 5 estrellas. Serénense.
Punto final. El plan para destrabar la Ciudad de México ya está en la mesa. Habrá una posición en el gabinete de Claudia Sheinbaum y posiciones al equipo en el Poder Legislativo.