Siempre es una buena noticia que el corrupto populista Rafael Correa sea derrotado en unas elecciones. Su trama para montar Contralor y Fiscal amigo a través del Consejo de participación ciudadana, un mecanismo hecho a la medida de sus intereses, queda aplazado con esa derrota electoral en las elecciones presidenciales del domingo pasado en Ecuador.
Por ahora Correa tendrá que mantenerse en Bélgica y en los países de sus amigos populistas en el continente, pues al haber sido acusado y condenado a 8 años por cohecho, no puede pisar su país. Pero Ecuador, sigue en cuidados intensivos en materia fiscal y de seguridad, las dos grandes herencias que este presidente le dejó a los ecuatorianos.
Daniel Noboa un joven empresario hijo de Alvaro Noboa, candidato presidencial cinco veces –en tres de ellas llegó a la segunda vuelta– y el hombre más rico de Ecuador, tiene quince meses para empezar a enderezar el rumbo de su país y así presentarse con chance para las elecciones del 2025. En un año y tres meses, Noboa debe mostrar de qué está hecho, si los estudios en las más prestigiosas universidades de Estados Unidos le sirvieron y si puede sobrellevar la inexperiencia que tiene en los asuntos públicos para mostrar resultados.
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Lo primero que Noboa debe entender es que debe nombrar personas con experiencia y desafortunadamente en los primeros nombramientos eso no ha sido así. No debe tener miedo en buscar a expertos con trayectoria pública, ponerles metas realistas a corto plazo y rendirle cuentas públicas al país sobre los logros e incluso los desaciertos, falencias y errores que pueda cometer. No tiene tiempo para perder en la búsqueda de leyes que al final no cambian nada o de consensos en el Congreso que, si bien son importantes, en quince meses es poco lo que pueden lograr. Tiene, eso sí, la ventaja de tener experiencia en el legislativo donde no le fue mal y la verdad logró tender puentes con distintos sectores políticos.
Pero Ecuador necesita ejecuciones, necesita esperanza y necesita recuperar la confianza. No debe vender falsas expectativas pues en quince meses no es mucho lo que se puede hacer, pero si estar conectado con los ciudadanos, contándoles lo que hace y lo que pasa. Generar esperanza realista con muy buena comunicación es su primer trabajo.
La lucha contra el narcotráfico es la gran responsabilidad del nuevo gobierno ante el fracaso de Guillermo Lasso, y lo que puede hacer es mucho. Lo primero es consolidar la ayuda de Estados Unidos que acordaron hace pocos meses. Con Colombia ya caminando por otro sendero en esta materia, es el momento de Ecuador de dar un paso al frente. No sería difícil que gran parte de la ayuda que hoy va a Colombia la trasladen a Ecuador pero se necesita liderazgo presidencial, mucho trabajo en el congreso de Estados Unidos y un plan a corto, mediano y largo plazo.
No va a encontrar gran ayuda en el gobierno de Gustavo Petro, pero en Colombia sí hay gran conocimiento que le puede servir. Infinidad de generales retirados que dieron esa batalla, aprendieron de sus errores, consolidaron victorias y lograron muy buenos resultados pueden ayudar. Noboa debería crear un comité asesor con responsabilidad y con resultados medibles con expertos americanos, colombianos y salvadoreños. Armar un plan de emergencia debe ser la primera tarea. Esos si hay que gastar para obtener resultados.
Cuando con el Presidente Alvaro Uribe llegamos al poder en agosto del 2002, Colombia tenía una violencia desbordada. En plena crisis económica y fiscal, el gobierno anterior con Juan Manuel Santos, ministro de Hacienda, dejó desfinanciado el presupuesto hasta el punto que la plata se acababa en noviembre, el gobierno se amarró los pantalones y presentó una reforma tributaria con un impuesto temporal que iba exclusivamente a financiar a las Fuerzas Armadas. Los ciudadanos lo pagaron. Luego lo primero es conseguir recursos. Estados Unidos ayuda, pero el esfuerzo principal es de cada país. Así fue el plan Colombia donde Estados Unidos puso el 10% y el resto lo pagamos los colombianos.
Lo segundo es encontrar resultados a corto plazo o como dicen los consultores los “mangos bajitos”. En el caso de Colombia fueron las caravanas de Vive Colombia Viaja por Ella. Vivíamos secuestrados en las ciudades, nadie se atrevía a tomar una carretera. Se armaron unas caravanas que protegían la Policía y el Ejército para que los ciudadanos pudieran salir a viajar por el país. El efecto fue contundente y la gente volvió a confiar.
¿Cuál puede ser un logro similar en Ecuador? ¿Tomarse Guayaquil y perseguir a los delincuentes en una operación sostenida con gran presencia territorial de todas las fuerzas? Hay que ser creativos pero el control territorial, la medición constante de resultados, la transparencia en las acciones y la responsabilidad directa del Presidente son factores fundamentales.
Y los objetivos de mediano y largo plazo deben salir de ese trabajo que fortalezca las Fuerzas Armadas, la Justicia, la cooperación ciudadana y convertir esa lucha en un objetivo nacional. Claro, siempre habrán detractores, pero si algo cambia la perspectiva de un país es la seguridad. Colombia es un gran ejemplo.
Noboa debe tener claro que la violencia es la prioridad de su gobierno. El crecimiento económico está ligado a los resultados en esta materia. En quince meses mucho se puede lograr pero hay que arremangarse, hacer microgerencia y comunicar, comunicar, comunicar.
Eso si, le van a hacer la vida imposible. De adentro y desde afuera. Los Petro, los Maduro y los Putin son sus enemigos. Necesitan que le vaya mal. Por eso todos los que queramos ayudar debemos hacerlo. A sus órdenes señor Presidente y suerte en lo que viene.