La participación de las y los ciudadanos en elecciones para la definición del poder público es fundamental para cualquier sistema democrático ya que, a mayor involucramiento de la sociedad mayor legitimidad obtienen las personas que resultan electas por el voto mayoritario, a la par que también se fortalece el sistema electoral.
En caso contrario, un alto grado de abstencionismo puede llegar a traducirse en la apatía de la población ante el sistema, sus reglas o las y los candidatos registrados por lo que, aunque ejerzan el poder las personas que resultaron electas, éstas carecen de un importante apoyo de la ciudadanía.
De acuerdo con diversos estudios y de informes presentados por el Instituto Nacional Electoral (INE), la población joven en un rango de edad entre los 19 y 29 años es la que menos participa en las elecciones. Dos estudios elaborados por el INE reflejan datos importantes, me refiero a los Estudios muestrales de la participación ciudadana en las elecciones federales de 2018 y 2021.
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Con respecto al del año 2018, en el que existió una votación general arriba del 63% revela que los jóvenes de 19 a 29 son los que menos participaron en la elección y, en especial los ubicados en el rango de edad de los 20 a los 29 años con un 52.8%, es decir, de este segmento no participó el 47.2%. La población de 65 a 69 años es la que más participó alcanzando un 73.3%.
En el estudio de la elección de 2021 en la que se registró una votación generalizada de alrededor del 52%, las personas jóvenes de 20 a 24 años participaron en un 41.7%, es decir, no participó el 58.3%, y para los de 25 a 29 años sólo participó el 39.6%, dejando un importante 60.4% sin participar. De igual forma que en 2018, el rango de edad que tuvo mayor participación fue de los 65 a 69 años que alcanzaron un 68.4%.
Asimismo, de acuerdo con una publicación de abril de 2021 de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en las elecciones de 2018 de los casi tres mil registros de candidaturas para la renovación de la Cámara de Diputadas y Diputados, apenas el 19% tenía menos de 30 años, y de las y los candidatos electos sólo 28 de ellos de las 500 diputaciones eran jóvenes.
Otro dato significativo de esta publicación es que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental de 2017 a cargo del INEGI, el 64% de la población mayor de 18 años desconfía de las instituciones electorales.
Bajo este contexto, el INE ha establecido una serie de acciones para incrementar la participación de jóvenes que van desde el acercamiento a diversas instancias académicas para impartir conferencias, pláticas informativas, conversatorios, mesas de análisis y diálogos de difusión, pasando por involucrar a las y los jóvenes a que participen no sólo votando sino como observadores electorales; la firma de convenios con instancias académicas y sociales para coadyuvar al interés de la juventud en participar, entre otros.
Es así como el INE está construyendo diversas estrategias que incluirán las buenas prácticas obtenidas en otras elecciones. Además, a través del análisis de la forma en que se comunican las y los jóvenes, establecerá directrices que incidan en su interés y motivación a participar a través del uso de redes sociales ya que, entre otros aspectos, las personas jóvenes de 18 a 24 años usan el TikTok , por ejemplo, como una influencia significativa; 44% la utiliza como plataforma y 20% como una fuente de información.
Resulta de suma importancia conocer de primera mano las expectativas de nuestra juventud con respecto a la democracia para poner, desde la trinchera del INE, toda la capacidad institucional para dar cabida a estas iniciativas y preocupaciones.
De lograr incidir en la juventud estaremos atendiendo al 30% de la población empadronada, que sin duda podría decidir el rumbo de nuestro país y que tienen que ser responsables de que ya no son el futuro de México, son el presente de nuestro país y tienen que tomar en sus manos la decisión de quiénes serán las personas que gobernarán por los próximos seis años. Su voto, repercutirá en los planes laborales, profesionales y de vida que tienen, así como en la forma en la que se tomarán las decisiones públicas en nuestro país, por lo que es responsabilidad de las y los ciudadanos, las juventudes incluidas, emitir un voto libre, informado y razonado el próximo 2 de junio.