A pesar de que la inflación registró un ligero descenso al cierre de octubre, la preocupación por el alza de precios continúa. Esto se acompaña de tasas de interés que podrían llegar a 11% entre enero y marzo del 2023, por lo que los analistas sugieren cautela y esperar un mejor momento para contratar un crédito.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) al cierre del décimo mes, este indicador se ubicó en 8.41%, cifra menor a la que se observó en septiembre cuando llegó a 8.7%.
Sin embargo, al interior del Banco de México no hay un optimismo desbordado. Nos cuentan que en la lectura de este indicador hay que tener cuidado. Si bien la inflación empezó a ceder “muy poco”, lo hizo por el componente no subyacente que tiene una fuerte volatilidad, es decir, así como puede bajar, también puede subir.
En contraparte, los precios de la subyacente tienen una interacción normal entre la oferta y la demanda, en consecuencia, son susceptibles ante las acciones de la política monetaria, pero este indicador todavía no disminuye…y eso es lo que preocupa.
Dentro de la inflación subyacente se ubican los alimentos que más consumen los mexicanos y muchos de éstos siguen al alza. Nos cuentan que el Instituto Central mantendrá una postura restrictiva para controlar este indicador, de ahí que las altas tasas de interés se mantendrán elevadas en los próximos meses, incluso, es posible que aumenten un poco más.
Los funcionarios del Banxico aseguran que hasta que no se vea una trayectoria de disminución real, convincente y sostenida de la inflación subyacente no se modificará la estrategia restrictiva.
A eso se suma la inflación global que todavía no cede. Si bien hay indicios de una reducción, todavía no hay nada definitivo. Por ejemplo, el índice de alimentos de la FAO mostró un comportamiento favorable, lo mismo en el caso de diversos commodities y el costo de los energéticos, así como el índice global de la cadena de suministros que mostró una mejoría, lo que hace prever que este indicador podría llegar a su pico en los siguientes meses, pero este proceso será lento, prolongado y frágil.
No obstante, que la inflación global baje de forma sostenida es una condición necesaria para que en México también ceda y junto con las acciones de política monetaria se logre el objetivo de llegar a 3% anual.
En el caso de las tasas de interés éstas podrían alcanzar el 11% en el primer semestre del año para iniciar una reducción paulatina en el segundo semestre de 2023. La recomendación entonces es pagar las deudas, mantener prudencia con el uso de las tarjetas de crédito y dejar para después la posibilidad de contratar un préstamo hipotecario o automotriz.
Nos dicen que la situación en el 2023 no se ve nada fácil ante la inminente recesión en Estados Unidos y su efecto en la economía mexicana.
Así las cosas…